En algunas administraciones viene
habiendo recortes desde hace mucho tiempo. Recortes selectivos.
En Madrid, por ejemplo, los barrios
periféricos se abandonaron mientras que se realizaban las obras faraónicas para
promocionar la candidatura olímpica que no se consiguió aunque sí se ha
conseguido para la ciudad la dudosa marca de tener el municipio más endeudado
de España.
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El barrio donde crecí es uno de
tantos barrios humildes de Madrid. Modesto, pero un buen sitio para crecer. Se
construyó durante el régimen del dictador Franco. En la época en que se
construían los poblados rurales del Plan Badajoz y otros que surgían de los
regadíos que se creaban al hacer pantanos por toda la geografía patria, en la
ciudad se construyeron los que se llamaron Poblados Dirigidos. Su nombre
procedía de la idea original de solucionar el problema de los barrios
autoconstruidos (chabolas) aportando el Ministerio de la Vivienda el proyecto y
la dirección de arquitectos jóvenes para conseguir un resultado más digno (1). Así, junto a mi barrio se construyeron el
Poblado de Absorción A, de Sáenz de Oiza y el Poblado de Absorción B, de Alejandro de la Sota, quienes con
los años estarían considerados entre los mejores arquitectos españoles de su
generación. Sin embargo, en el Poblado Dirigido, el Poblado C, (obra de José Luis Romany), el sistema se
desnaturalizará, construyéndose con la empresa de un empresario amigo del
régimen (2) en lugar de por los propios vecinos y creando un barrio que alojaría a
una población que ya no era parte del aluvión migratorio.
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El entorno social de mi barrio
era de gente trabajadora pero, en general, no de extracción obrera, sino más
bien pequeño-burguesa: funcionarios, empleados de cuello duro, trabajadores
cualificados, algunos por cuenta propia, pequeños comerciantes. Aunque sin
llegar al nivel de profesionales liberales o empresarios, eran algo más que
albañiles, obreros industriales o conductores de autobuses sujetos a un jornal
mínimo en aquel entonces. Aproximadamente, el barrio tiene mi edad, pues lleguamos cuando tenía cinco años, siendo la mayoría de la gente que fue a vivir allí
matrimonios jóvenes con hijos pequeños. Al principio no había ni calles, sólo
barrizales en los que se nos hundían las katiuskas y de las que, a veces, sacábamos
el pie, dejando la bota embebida en el barro arcilloso que ocupaba lo que mucho
después llegaría a ser una acera. Todavía por entonces había un guarda, el
guarda que había estado allí durante toda la obra y que tenía unos perros
terribles que una noche mordieron a mi padre cuando venía de trabajar.
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Allí crecimos, jugamos, fuimos al
colegio, aprendimos a hacerle frente a la vida en la calle, nos enamoramos por
primera vez, soñamos un mundo mejor e hicimos algunos esfuerzos para
conseguirlo. Hicimos deporte, intercambiamos libros, escuchamos juntos
discos de vinilo y empezamos a hacer cosas que en casa no nos estaban
permitidas. Luego nos casamos o nos independizamos y nos fuimos a otros barrios
o incluso a otras ciudades; alguno incluso emigró a otro país; así que allí se
quedaron nuestros padres que fueron haciéndose mayores. Ahora algunos ya no
están y su hueco lo han cubierto unos pocos matrimonios jóvenes, tan jóvenes como
lo eran ellos cuando llegaron allí, pero la mayoría de los que quedan son
matrimonios muy mayores o personas viudas, casi siempre mujeres que viven solas.
(1) Aún así dicen que Doña Carmen, la esposa del dictador, se alegraba de ver las caballerizas tan bonitas que se habían construido.
(2) José Banús, constructor del Valle de los Caídos que se enriqueció inmensamente en aquellos años, construyó el Barrio del Pilar, entre otros, y creó Puerto Banús.
(1) Aún así dicen que Doña Carmen, la esposa del dictador, se alegraba de ver las caballerizas tan bonitas que se habían construido.
(2) José Banús, constructor del Valle de los Caídos que se enriqueció inmensamente en aquellos años, construyó el Barrio del Pilar, entre otros, y creó Puerto Banús.
1 comentario:
Me gusta mucho esta foto.
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