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lunes, 14 de noviembre de 2016

Ciencia y filosofía IV

Aquel amigo mío que me informó de que las ciencias habían acabado con la filosofía, que había pasado a ser una cosa del pasado y claramente irrelevante, me preguntaba ayer: “¿Quién entiende lo que está pasando en EE.UU. con la victoria de Donald Trump?”
Con un poco de mala fe le respondí: “pregúntale a la física”. 
A lo que me contestó: “Esto es un tema de la sociedad”.
“Pues pregúntale a los sociólogos”. Le dije.
Pero claro, los sociólogos nos responderán que el x% de la población blanca mayor de 25 años y con estudios superiores había votado en un y% a la candidatura de Hilary Clinton, y otras cosas de este cariz.
Los datos son muy buenos porque sirven de ayuda para hacer un análisis, pero quién lo hace ahora. Tal vez el problema no sea sólo sociológico. Tal vez haya también razones culturales, psicológicas, morales. Bueno, habrá que crear una comisión dónde estén representados todos estos campos y alguno más por si acaso, tal vez los meteorólogos, (por lo del cambio climático), y algunos más.
Estas comisiones tal vez se empiecen a formar a partir de ahora. No me extrañaría. Pero, aun así, no llegaríamos a ninguna conclusión. Los científicos no tienen vocación crítica, sólo analítica, así que nos aburrirían aportando estadísticas y poco más.

Tal vez el problema es que no existe una sociología de la sospecha. Porque, según Paul Ricoeur, sí existen filosofías de la sospecha, como las de Marx, (sobre la economía), Freud (sobre la psicología) y Nietzsche (sobre la cultura). Estos tres filósofos, (pues los tres lo fueron más allá de la economía, de la psicología o de la antropología), entendieron que la conciencia, en su conjunto es una conciencia falsa, debido a los intereses económicos, a la represión del inconsciente o al resentimiento de los débiles.

A partir de aquí se empiezan a entender muchas cosas, pero claro, para eso se precisa de una actitud crítica de la que las ciencias carecen. No hace falta que uno sea licenciado en filosofía, es una actitud. Podemos encontrarnos con personas sin especialidad científica ninguna que tienen una visión más lúcida que otros, como podemos ver en el ejemplo siguiente.

 Un prócer de la patria se dirige al vulgo (con boina): “¡O nosotros o el caos!” Y el vulgo, como es ignorante, (pero sabe que a ellos no los quiere), responde: “¡¡El caos, el caos!!” Y el prócer, desde su alto atril, les contesta: “es igual, también somos nosotros”.
Esta portada de la vieja revista HEMANO LOBO del 2 de agosto de 1975 era una viñeta de Ramón, que, muy acertadamente, el diario digital PÚBLICO ha recuperado en un artículo titulado: “14 viñetas viejunas que siguen vigentes hoy día”.

Tal vez esta viñeta nos dé una primera respuesta a las preguntas que nos hacemos sobre lo de Trump.