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viernes, 22 de enero de 2010

Alfabeto árabe

Acabo de descubrir una página que escribe tu nombre con caracteres árabes AQUÍ.
Mi nombre es مانويل لاريوس


Shalam Aleikum

Cuates


Es viernes y aún no he puesto nada en el blog, apenas un obligado comentario de lo de Haití y ya está, y es que uno tiene acceso al contador de entradas y puede ver cuanta gente entra cada día y tengo comprobado que los viernes es, con mucho, el día la semana en que más gente entra en él, así que hoy me ha pillado el toro, como decimos aquí. No solo puedo ver cuanta gente entra sino también unos pocos datos de ellos. Por supuesto, no puedo identificarlos, que nadie se preocupe que la lectura de este blog sigue siendo un acto anónimo, pero sí puedo saber muchas cosas de ellos. Por ejemplo cuál es su nacionalidad. Después de españoles, claro, la nacionalidad que más visita este blog, (y el de “todas las músicas” que van juntos a la hora de contar visitantes), es la de los Estados Unidos con un 8%. Supongo que será porque en “todas las músicas” hablamos a menudo de jazz. Digo yo. El siguiente país es Méjico, con un 7% de las visitas. Eso me gusta, porque es un país al que le tengo una gran simpatía por la idea que tiene uno de la forma de ser de los mejicanos, pero también porque es un gran país que ofrece sorpresas a menudo, por ejemplo en el campo de la cultura. El otro día, por cierto, vino como director invitado de la orquesta de Extremadura el mejicano Carlos Miguel Prieto. Como ese fin de semana nos íbamos a Segovia decidimos ir al ensayo final y pudimos disfrutar del sonido que el famoso director mejicano sacaba a nuestra orquesta. Pero aparte de los músicos, escritores o cineastas que tanto nos unen con Méjico hay una cosa que los españoles nunca podremos olvidar del pueblo mejicano que es la generosa acogida que dieron en su día al numeroso exilio republicano. Es cierto que aquel exilio estaba formado por grandes artistas, intelectuales y profesionales de alto nivel, pero no lo es menos que otros países eludieron su responsabilidad histórica, como hizo la vecina Francia, o aceptaron muy limitadamente dar asilo a los españoles. Por cierto, que allí gustan de escribir México con x y no con j. La Real Academia acepta las dos formas así que diremos mexicanos en honor a ellos.



Bueno, pues ya tango escrita una entrada en el blog para el viernes. Buen fin de semana.

martes, 19 de enero de 2010

De desgracias, abandonos y usurpaciones.


Aún no hemos dicho nada de lo de Haití. Nuestra capacidad de reacción es aún inferior a la de Naciones Unidas.



Lo primero que hay que decir es que hay cosas que son inevitables. Un terremoto de más de 7 en la escala Richter es muy difícil de soportar. Ya sé que en Japón lo hubieran hecho. Habría habido víctimas, pero en un número muy limitado. De Japón a Haití hay generaciones y generaciones de desarrollo que separan ambos mundos. Partiendo de esa base, era de esperar que el terremoto causara una inmensa destrucción y que el número de víctimas fuera insoportable.


Pero es a partir de ahí cuando las cosas empiezan a ponerse realmente feas. Lo primero que se nos ocurre es que el aviso de Obama de que iba a mandar a 6.000 soldados era lo de siempre: por qué no mandaban médicos en lugar de soldados. Eso mismo ha dicho la Unión Europea. Sin embargo hay que reconocer que si alguien no se hace cargo de la situación no hay posibilidades de que trabajen los médicos, los bomberos, las asistencias humanitarias, etc. Esto o lo arreglan los americanos o no tiene arreglo, es la frase que repite todo el mundo, según la prensa. Pero, por qué la Unión Europea no se ha hecho cargo de la situación, o las Naciones Unidas. Porque la situación está tan deteriorada en el país que no hay quien dé la cara y se atreva a presentarse allí para colaborar debido a que la población alterada por el hambre y la desesperación es capaz de cualquier cosa. Un bombero español relata que cuando estaban muy cerca de sacar una joven de entre los escombros tuvieron que darse la vuelta y marcharse porque se había producido un tiroteo y su seguridad no estaba garantizada. Por decirlo de una manera suave, nuestros estándares de seguridad chocan con los de los haitianos, lo que pone de manifiesto en qué mundos tan lejanos vivimos unos de otros. Por eso los europeos no podemos hacer mucho allí. Es decir, o lo arreglan los americanos o no lo arregla nadie.


El colonialismo actual es la más perversa de las situaciones políticas que se han dado en la Historia. En el colonialismo clásico, las potencias se hacían cargo de estos países para aprovecharse de sus recursos y beneficiarse del dominio que ejercían sobre ellos, pero lo hacían con una actitud paternalista, es decir, además de hacerse cargo de ellos, lo hacían de los problemas que pudieran padecer las pobres colonias. Era una situación basada en el sistema feudal europeo. Ahora la situación ha cambiado pero sólo en la segunda parte. Ya no hay paternalismo protector, cada país es libre de manejarse como quiera y como pueda. Ahora bien, en el plano económico la situación sigue siendo la misma. Los recursos naturales de Haití son de empresas norteamericanas o multinacionales cuya única misión es llevarse los mayores beneficios que puedan. Si el Estado de estas nuevas colonias es débil, mejor para nuestras empresas que se verán liberadas de pagar impuestos, gastos sociales y sueldos dignos, que en caso contrario deberíamos sufragar con parte de los beneficios empresariales.
Luego, bajo el aspecto de una libertad absoluta para las naciones, hemos perfeccionado el colonialismo en nuestro beneficio y hemos creado una situación mucho más perversa que la anterior. Esto sigue siendo lo de siempre: que para que unos vivan bien otros deben de vivir muy mal.


Situaciones como la actual no hacen sino sacar a la luz lo que está pasando todos los días: que hay muchos países que son inviables porque en la práctica carecen de Estado, pero que además es bueno que así sea para que la situación actual se perpetúe.


Ya sé que esto es elucubrar inútilmente cuando la cosa pide soluciones, por eso pensamos que lo mejor que le puede pasar a Haití es:

Que los marines desembarquen y se hagan cargo, hasta cierto punto al menos, de la situación, en primer lugar.


En segundo lugar, que las denostadas ONG’s, (ya sabes, por sustituir justicia por caridad), hagan su trabajo en el país y asistan en las necesidades más perentorias a la población.


En tercer lugar, que la población rica de los países usurpadores, (no olvides que los europeos estamos ahí todos, también los del sur de Europa), se rasque los bolsillos y colabore en la ayuda, porque los políticos no lo van a hacer, ya que defienden los intereses de la mayoría que vienen a ser bastante cicateros. ¿Alguien se acuerda de aquello del 0,7% y del poco éxito que se consiguió a la hora de exigir que los gobiernos invirtieran en ayuda al desarrollo?

viernes, 15 de enero de 2010

Monago contra el cementerio nuclear en Alamaraz

No me interesan nada las luchas entre partidos políticos. Eso lo saben todos los lectores de este blog, aunque también saben de la poca simpatía que tenemos aquí por los conservadores. Me interesan los asuntos concretos. Y hablando de asuntos concretos y sin entrar en el resto de asuntos, he de aplaudir las declaraciones de mi amigo José Antonio Monago, (antiguo compañero de trabajo y ahora líder del P.P. de Extremadura), diciendo que no apoya la instalación de un cementerio nuclear en Almaraz y afirmando, rotundo, que no se va a solicitar. Recordemos que la alcaldesa de Almaraz, que es quien ha dicho que podría estar interesada en que se instalara en su pueblo, es del Partido Popular.


Recibimos con júbilo las declaraciones de Monago.

jueves, 14 de enero de 2010

Grandes ideas de la humanidad: Personal Shopper School.


Por fin he encontrado mi vocación. Nunca es tarde si la dicha es buena. Acabo de descubrir una página sobre la Personal Shopper School. (Me encanta el grafismo, los dibujos, la presentación).

Efectivamente, se trata de lo que parece. Personal Shopper School es una escuela de compradores profesionales. Es una nueva profesión que viene así definida: “El Personal Shopper es sencillamente aquella persona que es contratada para comprar para otros. Mientras que algunos personal shoppers se especializan en sectores o áreas concretos, otros comprarán cualquier producto o servicio que su cliente necesite”. Así.


Uno no deja de pensar si puede haber gente tan estúpida como para contratar a un comprador personal. Desde luego que no, no puede haberla. Se puede tener una secretaria o un secretario que se ocupe de las cosas domésticas que no te da tiempo a hacer y entre éstas es frecuente que se le encargue realizar alguna compra que su empleador necesite. Pero de eso, a tener un especialista en compras. En nuestra sociedad consumista la actividad que más nos gusta hacer es comprar. ¿No nos quitamos las depresiones comprando? ¿Quién iba a contratar a alguien para hacer ese trabajo? Nadie en su sano juicio.


Pero hay que darse cuenta que la página de la red lo que ofrece no son Personal Shoppers si no cursos para capacitarse uno como tal. La cosa tiene su gracia. Este tipo de “estudios” están pensados para la cada vez mayor masa de jóvenes que no quieren ni estudiar ni trabajar, que lo único que quieren es comprar. Si les propones que estudien algo que sea de su agrado, lo único para lo que querrán inscribirse es para Personal Shopper o visualizador de televisiones y sus padres le pagarán el curso sin rechistar: con tal de que el chico/a haga algo… La sede de la escuela está en La Moraleja.


Ahora que lo pienso voy a preparar un curso “on line” de visualizador de televisiones, igual me forro con la idea, lo mismo que, pienso yo, se estarán forrando los de la Personal Shopper School.

Merece la pena navegar por la magnífica página y ver las opciones que ofrecen.

¿Será verdad todo esto?

miércoles, 13 de enero de 2010

La conferencia

En la entrada sobre “la noche de los tiempos” de Muñoz Molina hablábamos en el último párrafo de una dirección de internet perteneciente a “Úbeda en la red” en la que el autor explicaba la génesis de la novela. Estoy seguro que la mayoría de nuestros lectores se cansaron antes de llegar a ese párrafo y pasó desapercibido el consejo. He visto un montón de entrevistas del autor promocionando la novela y ninguna tiene nada que ver con la conferencia que dio en su pueblo: en Úbeda. La confianza con que se desnuda para explicarnos como fue gestando la narración y la claridad con que lo explica todo es una joya difícil de encontrar en un país donde cualquiera que ha escrito un libro se cree que está predestinado a dialogar exclusivamente con los dioses del Olimpo y que el común de los mortales no tiene la preparación y la categoría intelectual necesaria para entenderle.




La conferencia se puede escuchar desde la página AQUÍ o entrar en divShare y descargarse el fichero en mp3. Dura 49 minutos, pero se puede ir escuchando por partes si eres capaz de pararla una vez que ha empezado.

Basuras


Dice el periódico Hoy que la localidad Cacereña de Almaraz, (que alberga la única central nuclear en funcionamiento de la región), estudia “si coger el almacén de residuos nucleares” (sic). En primer lugar propongo que el periódico Hoy estudie “si aprender un poco de gramática castellana” ahora que acaba de aparecer una edición de la Nueva Gramática de la Lengua Española.



Mucha gente opina que la energía nuclear es una buena solución sin efectos sobre el calentamiento global del planeta ya que no genera CO2 ni otros gases de efecto invernadero. Por cierto que esta gente es la misma que dice que el calentamiento global del planeta no está producido por el hombre, con lo cual: ¿Qué más da que usemos energía nuclear o que usemos combustibles fósiles?


Lo que no dicen pero sabemos todos es que uno de los problemas principales que plantea la energía nuclear es que una vez producida la energía genera una cantidad enorme de “basura nuclear” en forma de residuos radioactivos cuya vida media (antes de desintegrarse) es muy variable (según el tipo de residuos) y va desde unas décadas a miles e incluso millones de años. Durante ese ratito, los residuos deben de estar almacenados en compartimentos estancos y evitar que se produzca la rotura de alguno de ellos que contaminaría la zona circundante con la radiación allí contenida. Es decir, durante ese número variable de años habrá que estar atento para que ningún contenedor se rompa ya sea por un terremoto, un ataque terrorista o una guerra en toda regla, un accidente fortuito o cualquier otra circunstancia que pueda producirse durante ese tiempo en el que van a estar almacenados los residuos. Vamos, una gracia.


Aquí puede verse lo que informa el Consejo de Seguridad Nuclear sobre el tema, es decir muy poco.


Más crítico es este otro informe y los que se pueden encontrar en Greenpeace, Aedenat y otros.


Claro que para un municipio pequeño, como es Almaraz, la cantidad de dinero que el Estado está dispuesto a dar para quitarse de encima este problema es inmensa y por tanto muy tentadora, de modo que la alcaldesa del P.P. ya ha dicho que le interesa el tema.


Pero esto no solo afecta a Almaraz nos afecta a todos, especialmente a los extremeños. Espero que a la Junta de Extremadura no le dé por decir que esto es muy bueno para el desarrollo regional, como ha dicho con la refinería de Alfonso Gallardo.


Para finalizar incluimos aquí una bonita historia que hemos sacado de la página citada.

En septiembre de 1987, los habitantes de Goianía, una ciudad brasileña, encontraron una máquina desconocida abandonada en un vertedero. La abrieron y hallaron en su interior un polvillo azul. La tradición de la pintura corporal debió marcar el comportamiento de los brasileños, pues muchos de ellos se embadurnaron con él. Un mes después se empezaron a producir las primeras muertes. Aquel polvillo era Cesio 137, un material altamente radiactivo que debería haber estado almacenado bajo estrecha vigilancia. El Gobierno brasileño se vio obligado a poner a toda la población bajo control radiológico. Casi 300 personas se vieron afectadas. Los que murieron a causa de la radiación fueron enterrados en ataúdes de plomo de 608 kilos bajo varias capas de cemento.

martes, 12 de enero de 2010

Adios, cambio climático.

Lo tengo decidido. Lo he venido meditando serenamente desde el pasado 18 de diciembre, en que se clausuró la cumbre del cambio climático, y finalmente lo tengo claro. A partir de ahora voy a pasar del cambio climático.



Durante muchos años, incluso antes de que el tema estuviera tan de actualidad, vengo preocupado por la incidencia de nuestra vida industrializada en el medio ambiente. De hecho cuando estudiaba en la Politécnica de Madrid, mi primera actuación profesional fue ponerme en contacto con una gente de Barcelona que estaba introduciendo el tema de las energías alternativas y la construcción bioclimática (entonces se usaba más el término construcción autosuficiente). ¡Me estoy refiriendo al año 1974! En aquella época esto era una cosa de hippies y de iniciados. Así empezó una larga marcha a la que cada vez se fue uniendo más y más gente. Pensábamos que, por ejemplo, no se podía seguir fabricando plásticos para tirarlos una vez usados, de modo que toda nuestra naturaleza, (los campos, los bosques, los océanos), se llenara de las bolsitas blancas del supermercado. Sin darnos cuenta de que, en realidad, resulta tan bonito ver un campo verde salpicado de bolsitas blancas… Cada uno tiene su sentido de la estética.


Hace más de treinta años en países obsesionados por la dichosa limpieza del entorno, como Suiza, se puso coto al uso indiscriminado del plástico. Finalmente llegó a toda Europa, incluso al sur mediterráneo, la costumbre de reciclar los materiales que iban a la basura, con la diferencia de que aquí era voluntario. En Suiza si tiras un papel en la basura de los cristales te pueden meter en la cárcel. Es un país sin libertades. Aquí puedes hacer lo que quieras. Si eres un tonto obsesionado con el medio ambiente y esas chorradas pues reciclas. Si eres una persona normal y decente pues no. Algunos hemos estado años separando el papel y el cartón por un lado, los vidrios por otro, los envases por otro y la materia orgánica por el suyo. Las pilas iban a distintos contenedores, según fueran de botón o normales, los cartuchos de tóner yo los almacenaba en un armario para cuando tuviera varios llevárselos a la tienda, (donde con toda seguridad los tiraban a la basura). Estas cosas, que como ya he dicho eran chaladuras de hippies, estaban mal vistas por la gente decente. En mi casa, por ejemplo, que está en un portal de gente muy decente, es el portero el que recoge la basura con lo cual, esto de reciclar es visto como cosa de chamarileros, de los yonquis que hurgan entre la basura o de los hippies del 3º D. Las personas elegantes lo tiran todo junto, como Dios manda. El concejal de limpieza de algún Ayuntamiento mandaba tirar los contenedores, tanto de envases como de materia orgánica, juntos en el mismo camión, que así se ahorraba dar viajes y gastar combustibles contaminantes. El no era un hippie. Era una persona decente.


La cerrazón de algunos fanáticos llegaba hasta el extremo de regañar a los pobres niños si tiraban las bolsas de chuches a la calle en lugar de tirarlas a las papeleras, que estaban puestas para el que, libremente, quisiera tirar ahí las basuras, porque siempre ha habido gente para todo, como decía el torero. ¿Cuánto daño habré hecho a mis hijos con esas fanáticas manías, especialmente cuando se daban cuenta de que su familia tenía algo raro que la diferenciaba de las familias de sus compañeros del colegio? Es verdad que no éramos los únicos. Nuestros hijos tenían amigos cuyos padres padecían las mismas extravagancias que nosotros, pero eran las excepciones que confirmaban la regla: que confirmaban que sus padres eran muy raros.


Pero el fanático del cambio climático no terminaba ahí. En el trabajo todo el mundo le conocía porque, aunque fuera el empleado de mayor categoría de la oficina, era el que se dedicaba a apagar las luces que no hacían falta, a quitar el aire acondicionado de los despachos vacíos, a bajar el climatizador hasta valores tan vehementemente “sostenibles” como los que había indicado el Ministerio de Industria. ¡Hasta ahí podíamos llegar! Era el que bajaba las persianas en verano para que no se calentara el edificio y se preocupaba de arreglar las ventanas que no cerraban bien para evitar que el frío aire del invierno bajara la temperatura de la oficina y obligara a aumentar el gasto de calefacción. Hasta esos extremos llegaba el comportamiento sectario de los que hemos caído en las redes tendenciosas del cambio climático


El otro día me comentaba mi amigo Félix que una vez que se le rompió un cristal enorme en su casa se entretuvo en trocearlo envuelto en una manta con un martillo casero para así poderlo tirar al contenedor de reciclado. Hasta ese punto llegaba su fanatismo. Pero Dios es justo y al final le da a cada uno su merecido. El otro día cuando llovía tanto, aparcó su coche en una plaza de aparcamiento de la calle. Era de noche y no se veía bien y cuando se bajó del vehículo piso algo que le hizo caer al suelo. Resultó que alguien había tirado allí una luna de cristal. Una de esas lunas redondas que se ponen encima de las mesas camillas. Le está bien empleado por andarse con tantas tonterías de reciclados y demás. En lugar de tanto reciclar pon atención en dónde pisas no vaya a ser que una persona normal haya dejado allí sus desechos y tú no te des cuenta. Se destrozó la mano con el cristal, que se rompió al caerse encima, y tuvo suerte de no habérselo clavado en una zona corporal más delicada.


Ahí está mi amiga Mamen, que es más salada que la mar, defendiendo a capa y espada que todo esto del cambio climático es cosa del fresco de Al Gore y de un grupo de científicos golfos y que para lo único que ha servido es para que Zapatero compre un DVD que piensa poner en las escuelas para engañar a los pobres niños. Incluso dice que estos problemas se arreglan solos como se ha arreglado lo del ozono. Y yo preocupado con el rollo del ozono troposférico. Vaya tonterías, en las que me he ido a fijar.


Personalmente voy a empezar a vivir a gusto, sin tanto miedo por el medio ambiente y demás zarandajas. Lo primero que pienso hacer es comprarme un todoterreno de esos de más de 300 caballos. Le tengo echado el ojo a un Porsche Cayenne. Sí, ya sé que son muy caros, pero he visto uno que tiene más de seis años que me sale bien de precio. Bueno, mucho más barato que esa porquería de híbridos que hacen ahora. (A mí eso de los híbridos me suena a mariconada).


Después voy a dejar puesta la calefacción en el trabajo cuando me vaya, para que cuando llegue por la mañana esté la oficina calentita. Como a mí no me cuesta un duro…


En casa, en lugar de andar apagando radiadores cuando el calor producido por la calefacción comunitaria se hace insoportable, voy a abrir las ventanas que es más fácil y se renueva el aire de las habitaciones. A ver si con la tontería de andar cerrando radiadores se me estropea la llave, (que no está hecha para andar todo el día abriendo y cerrando), y me toca a mí pagar la reparación.

Y el ordenador. Con lo a gusto que se leen las cosas imprimiéndolas en papel y no mirando por la dichosa pantalla, que se cansa la vista y todo. No imprima este mensaje, evite que se corten árboles. Tonterías de tanto árbol, que luego se atascan las tuberías con las raíces.


Y cuando se acabe se acabó y el que venga detrás que arree. (Nos va a joder).

lunes, 11 de enero de 2010

Biblioteca: Muñoz Molina en la noche de los tiempos.

He terminado “La noche de los tiempos”, la última novela de Antonio Muñoz Molina que, con tan buen criterio, me trajo Papa Noel para Navidad. En este breve espacio de tiempo he conseguido pasar las casi mil páginas debido a dos motivos principales. El primero porque al poco de recibir el libro tuve “la suerte” de contraer un virus invernal que entre las fiebres y los perversos efectos sobre el sistema digestivo me tuvo en cama durante tres o cuatro días, lo que me permitió disfrutar de su lectura mientras el resto de la familia se afanaba en la sagrada obligación navideña del consumismo. El segundo motivo es porque el libro es, como dice el autor, de esos en los que uno se queda a vivir por un tiempo. Hacía mucho que un libro no me sumergía en su historia hasta el punto de estar horas leyéndolo durante toda la tarde de un sábado para volver a cogerlo a la mañana siguiente durante todo el domingo en el que incluso aquí en el sur ha estado nevando.
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La estructura narrativa que Antonio Muñoz Molina ha utilizado en “la noche de los tiempos” es un hallazgo original, aunque lo viene utilizando desde hace tiempo en sus novelas. Se trata de una estructura en círculos. La narración continuamente vuelve, pero regresa a un punto diferente, sería más propiamente una estructura en espiral. Vamos conociendo hechos por medio de la narración que luego, en uno de esos eternos retornos, conoceremos de forma más detallada y explícita. Así se pasa de un personaje a otro mientras el tiempo va y viene, aunque de forma distinta al clásico flash-back. Ciertamente se trata de una estructura narrativa que viene utilizando desde sus primeras novelas, pero en esta última está tan depurada que funciona como un mecanismo de relojería, sus componentes no chirrían en absoluto, todos los engranajes están perfectamente engrasados.
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El paisaje de la novela, lo que en el teatro sería el decorado, está constituido por los hechos históricos que sucedieron entre el final de la II República Española y los primeros meses de la Guerra Civil. Pero no hay que confundirse al pensar que se trata de una novela histórica y que el tema de la misma se basa en estos acontecimientos. El autor sitúa a los personajes en ese entorno histórico, nos permite asistir a hechos y conocer personas relevantes de los mismos. Se trata de una obsesión de Muñoz Molina que, una vez más, es la obsesión de muchos de nosotros, los de su generación. A saber, entre aquella época y nuestra infancia ha existido un paréntesis de dictadura de la que no nos sentimos herederos y buscamos obsesivamente nuestra memoria en los tiempos que se retratan en la novela. Es como si para negar el franquismo quisiéramos conectarnos a aquella otra realidad con la que nos identificamos. Los que crecimos viendo la imagen del dictador en la televisión, que era la imagen con la que se cerraban las emisiones todas las noches, (era la última imagen que recibíamos de la pantalla antes de conciliar el sueño), anhelamos contemplar la simple figura del feo presidente de la República Española, don Manuel Azaña, figura que el novelista hace aparecer hacia el final de la novela por el puro placer de escrutarlo desde sus páginas. Además del Presidente Azaña aparece el que sería su sucesor, Juan Negrín, como uno de los secundarios principales de la historia en tiempos anteriores a su ascenso a la Jefatura del Consejo de Ministros. Personaje controvertido que fue denostado por unos y por otros, su figura ha empezado a ser reivindicada recientemente por los historiadores. También aparece Moreno Rubio, discreto personaje de la Residencia de Estudiantes y otros intelectuales como Juan Ramón Jiménez, Alberti, Ortega, etc.
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El autor ha dicho que el personaje principal de la novela, el arquitecto Ignacio Abel, tiene mucho de la biografía de Pedro Salinas, enamorado de una alumna norteamericana, Katherine Whitmore, cuyas cartas de amor han sido legadas a la Universidad de Harvard y se han conocido recientemente. Porque la novela es una historia de amores y desamores, que cuenta lo que sucede en la vida de los personajes, preocupados por lo que estaba sucediendo en España, pero mucho más preocupados por lo que sucedía en sus vidas. El género de la novela tiene siempre un sentido de totalidad. Lo mismo que la sinfonía, con la que a menudo se compara, tiene distintos tonos que son unas veces alegres, otras tristes, una veces serenos, otras apasionados, ilusionantes, dramáticos, desesperados, etc. Además la historia se proyecta en personajes distintos e incluso contradictorios. Vivimos el idilio de Ignacio Abel visto desde su posición y la de su amante, Judith Biely, pero también desde el lado de su esposa y de sus hijos. La estructura narrativa que mencionábamos le sirve para lograr esta panorámica compleja que es parte de toda novela.

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También ha dicho el autor que en la base de la novela está la contradicción tan grande que hay entre construir y destruir. Lo difícil que es lo primero. Nos habla de la forma en que los albañiles tratan el material, como cuando estampan su mano abierta en una gran pieza de piedra, un bordillo o un gran sillar, manejándolo con la caricia ruda que se le dispensaría a un animal doméstico. Este trabajo manual bien hecho proporciona una gran satisfacción al que lo hace, al artesano con la preparación y la ciencia adecuada. Para Muñoz Molina esto es lo más importante que se puede hacer en la vida: el trabajo bien hecho. Eso es lo radical, lo demás son palabrerías baratas y vanas. Enlaza el autor con el regeneracionismo español que no es sólo republicano sino incluso anterior, que está ya en el 98, el regeneracionismo de Ramón y Cajal que es quien crea la junta para la Ampliación de Estudios en 1906, el de la Institución Libre de Enseñanza, incluso en la propia monarquía que es la que cede los terrenos y asume la idea de crear la ciudad universitaria de Madrid, que se realiza en su mayor parte durante la República pero que es un proyecto concebido por el denostado Alfonso XIII.

En ese saber hacer, se recrea el autor construyendo el mundo de aquellos terribles años treinta, reinventándolo hasta el más mínimo detalle, con la pretensión minuciosa del detalle de un pintor flamenco.

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Cada uno tiene una idea distinta de lo que fue el periodo histórico de la novela y tiene sus favoritos entre los protagonistas de aquél, pero hay que reconocerle que su tesis es cierta. Si a alguien podemos premiar con los laureles de la sabiduría es a los tibios que vivieron la vida con honestidad y se dedicaron a construir en lugar de participar de la catarsis de destrucción en que acabó este país. También es cierto que “los nuestros” se equivocaron, igual que los otros. Ni la revolución ni la República eran motivos suficientes para justificar los crímenes y los tormentos que se le dieron a tantas personas que solo eran culpables de pertenecer a la otra España, a la que tenía relación con el clero o la burguesía incipiente. Responder al golpe militar con el fusilamiento de la estatua del Sagrado Corazón de Jesús fue un error estúpido y fanático y sobretodo un error táctico. Esa falta de rigor fue la que acabó con la República y permitió que los golpistas lograran sus objetivos después de tres años de muerte y destrucción.

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La política y la ley deben ser tibias, no pueden ser apasionadas. Damos por supuesto la normalidad y no es así: todo se puede romper de un día para otro. Es la tesis de Muñoz Molina en un comentario impagable que hace sobre la novela en su localidad natal, en el que nos explica con toda la sencillez de un artesano, como la ha ido gestando. Creo que es un documento especial, porque el académico se encuentra como en casa y habla con confianza y sencillez. Se puede encontrar la conferencia AQUÍ, es muy recomendable.


martes, 5 de enero de 2010

¿Año Nuevo?


Aquí ya dijimos, antes de que llegara el momento, que la famosa pandemia de gripe A, salvo contadas y trágicas excepciones, era un constructo para vender vacunas y Tamiflús, (véanse las numerosas entradas de este blog desde junio hasta noviembre). Hoy la noticia es que los países europeos no han gastado esas cantidades ingentes de vacunas con que se blindaron ante los alarmantes informes de la O.M.S. y no saben qué hacer con los excedentes. Lo primero que se les ha ocurrido es vendérselas al Tercer Mundo ahora que sabemos que no sirven para nada. Ayuda al desarrollo lo llaman. Francia ha encontrado compradores en Qatar y Egipto y está hablando con México y Ucrania. España está negociando con Polonia y Bulgaria. Da igual que sean países vecinos e incluso miembros de la Unión Europea, el caso es quitarse el muerto de encima de cara a la opinión pública, si es que tal cosa aún existe en nuestras avanzadas democracias. A la Agencia Europea del Medicamento se le han metido doblada los americanos como suele pasarle a Europa con sus amigos del otro lado de la mar océano.


Vivimos una crisis terrible que está dejando a mucha gente sin trabajo, sin posibilidades de defenderse económicamente y sin capacidad para pagar la hipoteca. Esta crisis la pagamos todos. Que te lo has creído tú… Se ha cerrado el año bursátil con un importante avance en las cotizaciones que han crecido de forma magnífica. En seguida los sesudos economistas de CNN+, que han tratado la noticia, nos advierten de que la Bolsa no es un indicador de la buena salud de la economía. Claro, es sólo un indicador de la buena salud de las grandes empresas que son las que están en Bolsa. Las empresas pequeñas no tienen beneficios, están ahí paradas y los trabajadores no es que no tengan beneficios es que tienen perjuicios y graves.


Nos fuimos a Copenhague pensando que el amigo americano nos iba a sacar de la crisis medioambiental. Se preparó el espectáculo con un montón de figurantes, miles, que luego fueron reducidos por los organizadores cuando se supo que la cosa no iba a funcionar. Los dirigentes de EE.UU. y las potencias emergentes han decidido que no serán ellos los que les digan a sus conciudadanos que la fiesta del desarrollo permanente se ha terminado, (en el caso de los emergentes cuando no había hecho más que empezar). De repente a los líderes europeos se les quedó cara de tontos. Merkel, Brown, Sarkozy y también Zapatero. Algún día su responsabilidad en este tema será considerada criminal. Mientras, la única consecuencia moral que han sacado es que hay que meter en la cárcel al mensajero y lo han hecho en la persona del dirigente español de Greenpeace, Juan López de Uralde, un auténtico terrorista, según la definición que de terrorista nos da Jose Manuel Lechado en “la globalización del miedo”, es decir, terrorista es toda aquel que nos interese calificarlo de terrorista. Evidentemente no son terroristas los líderes mundiales que van a permitir que el deterioro planetario siga su curso inexorable hacia la barbarie más absoluta. 


Como anticipo de la barbarie más absoluta tenemos la lucha contra el terrorismo. Después de que se invadió Iraq que no tenía nada que ver con el terrorismo, de que se amenazó a Iran, que tenía poco que ver con el terrorismo y de que no se le dijo nada a Arabia Saudí, Paquistán y otros países menores, que eran el alimento espiritual y material del terrorismo, cosa que sabía todo el mundo que leyera los periódicos salvo la Casa Blanca y la CIA, ahora nos están creciendo los enanos en Yemen y en la franja central subsahariana, (Mauritania, Mali, Níger, Chad, Sudán, Somalia), es decir, los países más pobres del mundo. De momento la solución es que nos van a ver las vergüenzas con escáner. Es bueno que la gente viva con angustia la heroica lucha contra el terrorismo.


P.D. Los Reyes son los padres.

lunes, 4 de enero de 2010

Enrique Falcó en Hoy.

Por fin alguien que cuenta cosas importantes en el periódico HOY: Enrique Falcó.
Y si no, véase la gran cantidad de comentarios que suscitan sus colaboraciones.
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