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martes, 30 de noviembre de 2010

Mentiras como puños.

Dice un titular de El País: “Es un ataque a la comunidad internacional”. Pensé que se refería a la política diplomática de los EE.UU., pero no, son unas declaraciones de Hilary Clinton en las que afea la conducta de WikiLeaks.

Según la Sra. Hilaria, decir verdades es un ataque a la comunidad internacional, pero decir mentiras como que en Irak había armas de destrucción masiva y matar a cientos de miles de iraquíes por ese motivo es detentar el liderazgo mundial.



viernes, 26 de noviembre de 2010

jueves, 25 de noviembre de 2010

Machismo.

Hoy es el día contra la violencia machista. Qué podemos hacer para acabar con la violencia machista, nos preguntamos a veces. Las medidas que se toman, (policiales, judiciales, políticas, etc.), no terminan de conseguir que disminuya la incidencia de este mal en la sociedad.

Hay muchos aspectos que deberían tenerse en cuenta, pero hay uno que me parece fundamental y que se desprecia a menudo, me refiero a la guerra cultural contra el machismo. Conozco hombres con una buena educación, que me consta que tratan correctamente a sus esposas, que son muy considerados con las demás, pero que disfrutan contando chistes machistas. El chiste machista es una forma de enculturación que trasmite los valores ancestrales de una sociedad. No es una cosa inocente que sirve para reírnos un rato y ya está. Las narraciones populares, como el chiste, vienen siendo desde siempre una correa de transmisión de los valores imperantes en una sociedad y el problema del machismo es que necesitamos que la sociedad cambie, no podemos permitir que los valores tradicionales sigan siendo los que fueron cuando yo era niño. Lo que conocimos los que tenemos cierta edad no puede darse por bueno. En cuanto que la sociedad avanza un poco se produce una reacción, (de ahí la palabra reaccionario), en los grupos más conservadores que tratan de hacernos ver que los avances conseguidos son un salto al vacío, un absurdo que va contra las normas porque, para ellos, las normas son eternas, inmutables. Incluso es frecuente que dentro de esos grupos reaccionarios estén muchas mujeres que piensan que su papel en la sociedad es el que ha sido anteriormente y no puede haber otro. Las quejas contra lo políticamente correcto esconden, (con su denuncia tácita de la hipocresía de quienes lo procuran), el cinismo de los que en realidad defienden con esa denuncia el “viejo régimen”, los valores viejos.

Por otra parte, entre los varones se producen frecuentes quejas sobre aspectos de la convivencia entre los sexos que consideran que les perjudica injustamente, por ejemplo sobre las consecuencias que los divorcios tienen para ellos, y plantean sus quejas como una forma de poner en cuestión todo el cambio social habido respecto de la mujer. No se puede contestar a estas quejas negándoles a los varones el derecho de defensa, pero esa defensa ha de ser dialéctica, es decir basada en un diálogo entre las partes, (que puede ser jurídico, no me refiero a una amable conversación), porque cuando hablamos de diálogo estamos reconociendo implícitamente la existencia de dos iguales. Negar el diálogo es un acto sexista, ya lo sea desde uno u otro lado de la contienda. El conflicto es connatural a las personas, el problema está en la forma en que afrontamos ese conflicto.

Por último no quiero terminar sin denunciar la carga de cobardía que conlleva la violencia de los hombres hacia las mujeres.

martes, 23 de noviembre de 2010

La verde Eire.

Uno siempre ha pensado que la única forma de crear riqueza es produciendo algo. Construyendo, fabricando, sembrando y recogiendo. Es el milagro de poner una semilla en el campo y que salga una tomatera que dé un montón de tomates. Los servicios, pensaba yo en mi ignorancia, no pueden crear riqueza, o mejor dicho, no puede ser generadores de desarrollo. ¿Quién va a ir a alojarse a un Hotel si no ha hecho dinero antes construyendo, fabricando o sembrando algo? La economía moderna se vuelve muy compleja y perdemos de vista la perspectiva. Durante estas últimas décadas he visto como la realidad económica me llevaba la contraria. Aparentemente. A poco que conozca uno Alemania, se da cuenta de que la diferencia entre ese país y el nuestro es importante. En Alemania tienen una forma de ver la economía muy tosca: piensan, como yo, que sólo se genera riqueza con el trabajo productivo.

Esa forma de pensar quedó anticuada cuando los especuladores más groseros pasaron a llamarse brokers e incluso economistas, cuando a los manejos chapuceros se les empezó a conocer como “ingeniería financiera”. El término ingeniería era una forma indirecta de convencernos de que aquello era una actividad “productiva”. Pero no era productivo, era sacar dinero de debajo de las piedras y, cuando eso sucede, se crea inflación, de modo que la lucha contra la inflación se convirtió en la nueva Biblia de los economistas de la especulación. La receta siempre era la misma, para no crear inflación debían bajarnos los sueldos, (de hecho, la receta es siempre bajarnos los sueldos), reducir el déficit público y seguir engordando a los especuladores que cada vez eran más ricos: ellos creaban la inflación y nosotros la combatíamos con todas nuestras fuerzas. Tanto dinero ganaban que al final el Producto Interior Bruto del país aumentaba y así terminábamos creciendo todos, aunque solo fuera un poquito. Pero una economía boyante no se puede desarrollar mucho con un mercado limitado, es decir, debíamos gastar dinero todos. Como quiera que la mayoría seguíamos siendo pobres no era posible que nos sumergiéramos en un mar de consumo, como se requería. Se creó entonces el crédito fácil, para lo cual se creó una cultura de lo fácil. No puede haber un cambio en la sociedad, ya sea en lo económico como en cualquier otro campo, que no vaya acompañado, o mejor dicho, precedido de un cambio cultural. Los norteamericanos, que son los que han dirigido este movimiento económico, pues eran los que dirigía el mundo, son maestros en el arte de vender cultura popular. Tienen una ingente maquinaria de producir cultura que se pone en marcha siempre en la dirección que su élite necesita. (1).

El caso de Irlanda es paradigmático. Un país con una larga tradición de pobreza, (2), se convirtió en poco más de una década, en el país más rico de la Unión Europea, sólo sobrepasado en renta per cápita por Luxemburgo (3). Aquí se dieron todas las contradicciones del sistema. Perdón, esto es un término marxista, quiero decir que allí la fastidiaron bien. En los últimos años ha habido varios milagros económicos en Europa, a saber: Islandia, Finlandia, Irlanda y todos los países mediterráneos, con España a la cabeza de lo milagrero, (como siempre). El Estado, las empresas y los particulares están endeudados hasta las cejas pero, ahora, los mercados ya no nos quieren prestar dinero porque saben que a partir de ahora no nos queda más que pasar calamidades para pagar todo lo que debemos, (que les debemos a ellos, a los mismos que no nos quieren prestar dinero). Nos han engañado (4) y ahora nos dejan tirados en una cuneta.

Finalmente el sistema financiero americano, que fue importado poco a poco por Europa, (especialmente por la parte más débil del continente), ha sumido en la crisis a ambos. Sólo se ha salvado Alemania y poco más.

Abróchense los cinturones de seguridad, que vamos a despegar.

(1) En los años treinta el cine americano era no intervencionista, (cuando la guerra contra el fascismo se limitaba a España), pero en los años cuarenta se movilizó para cambiar el rumbo del país y convertirse en muy intervencionista. Eso dio lugar a grandes películas del género bélico con directores como John Ford y tantos otros. En los años ochenta, que es cuando se inicia el triunfo final de los especuladores sobre la humanidad se creó una cultura de lo fácil. Aparentemente era algo que venía de abajo, como cuando los punkis proclamaban que no querían hacer música de virtuosos, o cuando la modernidad fue rebatida en aras de una postmodernidad ligera que permitía a cada cual ocupar su espacio cultural sin ningún tipo de complejo.

(2) que viene de épocas ancestrales, debida a la explotación a que fue sometida la pequeña isla por parte de los británicos.

(3) Luxemburgo es un país tan pequeño que en él, los pobres residen fuera, en Francia o Alemania que son más baratos, y van allí sólo a trabajar, lo que falsea las estadísticas.

(4) Esto es el rapto de Europa.



P.D. Ya sé que la pantalla está en negro, pero así queda mejor, escucha la música. Además, a mí me salen unos anuncios de Cofidis y de cosas gratis que quedan muy propios aquí.


domingo, 21 de noviembre de 2010

Boletus Aereus

jueves, 18 de noviembre de 2010

¡Qué bruto es el producto interior!

¿Alguien se acuerda ya de cuando un grupo de frikis se concentraba en la ciudad cada poco para pedir que el 0.7% del P.I.B. (Producto Interior Bruto) se dedicara a la ayuda al Tercer Mundo? Salvo algún país escandinavo, nadie llegó a poner en riesgo su economía para ayudar a los países pobres (o a los países de los que nosotros nos hacemos ricos).

Hoy explica El País la última crisis bancaria, la de Irlanda, y nos cuenta que el Gobierno de la república celta se ha gastado el 170% del P.I.B. en ayudar a los bancos. Es decir más de toda la riqueza del país producida en un año, cerca del doble.

Después de esto, ahora Europa tiene que ayudarles a salir del hoyo, pero se produce una situación paradójica: toda Europa quiere ayudarles, incluso el Reino Unido, que no está en el euro, pero Irlanda no quiere que le ayuden.

¿No será una construcción mental manipulada todo lo que nos cuenta sobre economía? Es decir, una chorrada para engañarnos, para ser más claros.

 

martes, 16 de noviembre de 2010

Ŷabhet al Bolisariu

Hay un aspecto que a veces se olvida cuando hablamos del conflicto del Sahara Occidental, me refiero al demográfico. Según la Wikipedia, el Sahara tenía en 2004 unos 250.000 habitantes. La población de Marruecos es de más de 30 millones de habitantes, es decir, se trata de un país con una población y una superficie parecidos a los de España. Por eso el gobierno no quiere entrar en un conflicto con un país como Marruecos por causa de un territorio y una población tan poco significativos. Hasta ahí estamos de acuerdo y las peroratas del P.P., con el Sr. González Pons acudiendo a las manifestaciones como si de un metalúrgico o de un joven airado se tratara, no dejan de ser una demagogia barata, además de una constatación de que su política exterior pasa por considerar enemigos a todos los países árabes y no existe coordinación alguna entre la derecha y la izquierda sobre lo que queremos que sea España. Es decir un desastre. Más desastre aún es el de esta población apátrida. El desánimo de los jóvenes les está llevando a radicalizarse con Marruecos, lo han reconocido en el propio Frente Polisario. ¿Siendo un número tan limitado de personas no habría posibilidades de darles una oportunidad vital construyendo un acuerdo multilateral que les garantice un futuro?

Pero de lo que no se han dado cuenta los políticos socialistas es que a los españoles nos preocupan mucho esos 250.000 habitantes por muchas razones. En primer lugar, porque nos preocupa cualquier habitante, sea de donde sea, que esté sufriendo lo que está sufriendo el pueblo saharaui. En segundo lugar, porque la gente de cierta edad del Sahara Occidental, tiene un carnet de identidad que dice que son españoles y, los que creemos en la ciudadanía por acuerdo y no por cuestiones de raza, pensamos que son españoles mientras no se les de otra solución. En tercer lugar porque debido a todo esto, hace ya años que se realiza una campaña de vacaciones en España de niños saharauis que vienen a pasar el verano aquí con familias de acogida, cosa que ha acercado a la gente al problema de esta población marginada. Por último, los que coinciden con estas apreciaciones en poco o en nada pero están enfrente del PSOE han sabido darse cuenta de la gran contradicción que supone apoyar a los saharauis en casa y a Marruecos en las cancillerías y lo están aprovechando como las aves de rapiña que son, como esas gaviotas oportunistas que viven de cualquier basura y que ese partido ha elegido como logotipo.

Con todo esto el PSOE está perdiendo la ventaja que había conseguido con el cambio de gobierno. Personalmente a mí lo que de verdad me preocupa es el futuro de esas 250.000 personas.

Qué tenga cuidado el gobierno de que no les pase nada peor o se verá sometido a un descrédito inmenso.

 

domingo, 14 de noviembre de 2010

Macrolepiota Procera.

La pieza de la izquierda es una Macrolepiota Konradii.
hay unas Lepiotas que son muy tóxicas, pero si sólo coges las que miden más de 10 cm de diámetro del sombrero no hay peligro ninguno. Sólo se deben coger las Macrolepiotas de más de ese tamaño.

viernes, 12 de noviembre de 2010

Carlos Edmundo de Ory

"Si me fumo, me fumo hasta el humo
Si me hundo me Carlos Edmundo."

viernes, 5 de noviembre de 2010

FOTOS: Las torres.


Lo que me gusta de esta foto, (que saqué en septiembre en Madrid), es la naturaleza imponiéndose a la arquitectura descomunal a través de los árboles, el cielo, las nubes, incluso la luna que se ve allá al fondo, y el resplandor de la tarde que se refleja en un descampado próximo.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Más sobre el empleo y la crisis.

En la última entrada publicada no sé si ha quedado claro alguna cosa que quiero matizar.
Cuando hablo del optimismo que ha creado esta crisis no me refiero al de los jóvenes, me refiero al de los bancos, los especuladores, los dueños del mundo y los políticos que nos han estado vendiendo lo que todos sabemos.
Parece que los jóvenes empiezan a enterarse de lo que les viene encima. Si no véase el artículo de nuestro amigo Enrique Falcó del domingo pasado y la reacción que han tenido los jóvenes franceses a las leyes antijubilación.


lunes, 1 de noviembre de 2010

Crisis y empleo.


La crísis, la crisis. No hay otra cosa que crisis económica. Escribe en El País, en el suplemento Negocios, Nouriel Roubini. Este economista de origen judío iraní, nacido en Turquía y que trabaja en Wall Street, es un pesimista profesional, hasta el extremo, (¡admirénse!), de que fue el único en el mundo que auguró la crisis que padecemos. El titular de El País para la entrevista con Roubini es claro, dice que “viene otra crisis: la cuestión es solo cuándo”. No es extraño que hiciera falta un pesimista tan grande para prevenirnos de lo que vino porque en la base de esta crisis hay un problema de optimismo, de lo que en este blog llamamos optimismo irresponsable. Por eso ningún economista vislumbró la posibilidad de que llegáramos a donde hemos llegado, porque estábamos sujetos a un entorno mundial de optimismo que cegaba a todo el mundo, incluso a esos premios Nobel de economía que saben tantas matemáticas. Roubini dice que él, en lugar de fiarse de las matemáticas, lo que hace es viajar mucho. No me parece mal sistema. 
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En el dominical del mismo periódico escribe Javier Marías sobre economía. Se pregunta, en primer lugar, si vamos a salir de la crisis reduciendo personal como están haciendo las empresas. Dicen los expertos que una de las dificultades que tiene España es su alto índice de paro. Eso supone dos cosas: la primera, que tengamos que destinar el doble de recursos para cubrir el desempleo que el resto de los países de nuestro entorno, la segunda, que la demanda interna no prospere porque disminuyen las posibilidades de consumir del conjunto de la población, lo que produce recesión. En consecuencia, el paro es malo para los que lo padecen, pero también es malo para el conjunto del país. A mi entender, la cosa no termina ahí. Me explicaré. 
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Uno, que hace como Roubini y viaja lo que puede, (que no es mucho), ha visto que en los países del entorno, como Francia y Alemania, hace tiempo que han disminuido drásticamente el uso de la mano de obra en determinadas tareas. Como ya comentamos en su día, en el metro de Berlín no hay un solo empleado a la vista. Solamente los conductores de los trenes, que todavía son humanos, representan a la empresa metropolitana. Lo demás lo solucionan con unas máquinas expendedoras de billetes, (que te hacen perder una gran cantidad de tiempo si eres turista y no te has sacado el abono del mes, como supongo que harán ellos), y unos inspectores que no se ven pero que son suficientes para que la gente no deje de pagar sus billetes: el miedo guarda la viña. Con esto quiero decir que en España todavía sobran empleos. Pronto instalarán unas máquinas de éstas y despedirán a un gran número de empleados. En Francia hay muchas gasolineras que funcionan con máquinas expendedoras que te cobran directamente de la tarjeta y por tanto sin ningún empleado. A la empresa le ingresas el importe vía cajero automático y ellos están en algún despacho de la Défense de París haciéndose ricos mientras tu te llenas el deposito en Burdeos y se lo pagas en la máquina automática. En España hay mucho que hacer aún para aumentar el paro y de que lo haremos no hay duda. Por esto es por lo que viene diciendo la derecha y los empresarios que en España hay poca productividad. Hay poca productividad porque se emplea mucha mano de obra en hacer lo mismo que en otros países de Europa se hace con menos personal. Así que lo que Javier Marías ha visto no es más que el principio de lo que viene. Por eso han insistido tanto en que había que abaratar el despido, porque hay mucha gente que despedir aún en España. En Alemania el paro es la mitad que aquí porque hay muchas ocupaciones en que trabajar, mientras que aquí sólo teníamos la especulación inmobiliaria y ahora tenemos poco. El futuro no va a ser que aumenten los empleados que atienden al público, como reivindica Javier Marías.


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Uno se pregunta si todo esto quiere decir que España no tiene solución. En realidad sí la tiene, pero no va a ser cosa de meses sino de muchos años. Entre tanto hay una generación de optimistas irresponsables bien preparados que no saben dónde van a encontrar trabajo. Cuando algún joven bien preparado, con talento y ganas de trabajar me pide un consejo, le respondo siempre: estudia alemán.
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P.D. El último párrafo es una licencia narrativa. Ningún joven bien preparado con talento y ganas de trabajar me ha pedido jamás consejo.