Hay un aspecto que a veces se olvida cuando hablamos del conflicto del Sahara Occidental, me refiero al demográfico. Según la Wikipedia, el Sahara tenía en 2004 unos 250.000 habitantes. La población de Marruecos es de más de 30 millones de habitantes, es decir, se trata de un país con una población y una superficie parecidos a los de España. Por eso el gobierno no quiere entrar en un conflicto con un país como Marruecos por causa de un territorio y una población tan poco significativos. Hasta ahí estamos de acuerdo y las peroratas del P.P., con el Sr. González Pons acudiendo a las manifestaciones como si de un metalúrgico o de un joven airado se tratara, no dejan de ser una demagogia barata, además de una constatación de que su política exterior pasa por considerar enemigos a todos los países árabes y no existe coordinación alguna entre la derecha y la izquierda sobre lo que queremos que sea España. Es decir un desastre. Más desastre aún es el de esta población apátrida. El desánimo de los jóvenes les está llevando a radicalizarse con Marruecos, lo han reconocido en el propio Frente Polisario. ¿Siendo un número tan limitado de personas no habría posibilidades de darles una oportunidad vital construyendo un acuerdo multilateral que les garantice un futuro?
Pero de lo que no se han dado cuenta los políticos socialistas es que a los españoles nos preocupan mucho esos 250.000 habitantes por muchas razones. En primer lugar, porque nos preocupa cualquier habitante, sea de donde sea, que esté sufriendo lo que está sufriendo el pueblo saharaui. En segundo lugar, porque la gente de cierta edad del Sahara Occidental, tiene un carnet de identidad que dice que son españoles y, los que creemos en la ciudadanía por acuerdo y no por cuestiones de raza, pensamos que son españoles mientras no se les de otra solución. En tercer lugar porque debido a todo esto, hace ya años que se realiza una campaña de vacaciones en España de niños saharauis que vienen a pasar el verano aquí con familias de acogida, cosa que ha acercado a la gente al problema de esta población marginada. Por último, los que coinciden con estas apreciaciones en poco o en nada pero están enfrente del PSOE han sabido darse cuenta de la gran contradicción que supone apoyar a los saharauis en casa y a Marruecos en las cancillerías y lo están aprovechando como las aves de rapiña que son, como esas gaviotas oportunistas que viven de cualquier basura y que ese partido ha elegido como logotipo.
Con todo esto el PSOE está perdiendo la ventaja que había conseguido con el cambio de gobierno. Personalmente a mí lo que de verdad me preocupa es el futuro de esas 250.000 personas.
Qué tenga cuidado el gobierno de que no les pase nada peor o se verá sometido a un descrédito inmenso.
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