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martes, 25 de octubre de 2016

Ciencia y Filosofía III

Los científicos dicen: “estamos en condiciones de explicar el mundo, el origen de todo está en el Big Bang”.

Les contesta Hans-Georg Gadamer con otra pregunta: entonces, ¿qué había antes del Big Bang? 

Falacia de la unidad.

   Desmontar las mentiras es el reto más decisivo al que nos enfrentamos hoy día (y siempre) en la acción política. Ayer estuve oyendo ciertos debates sobre la desunión de la izquierda. Este tipo de planteamientos, utilizan los trucos más zafios de la retórica del discurso: en este caso, dar por hecho que la izquierda está dividida. Lo cual, como veremos a continuación es falso. Airean los trapos sucios durante los más caros minutos de la programación de los medios en debates en los que presentan un problema que no existe. La izquierda en España está unida, más unida aún que la derecha.
   La nueva izquierda se fue uniendo desde Podemos, el partido que ha conseguido una porción enorme del electorado que se ha movido hacia sus postulados, y que nunca ha sido reacio a unirse con otros que persiguen objetivos parecidos a los suyos. Podemos ha llegado a acuerdos con Las Mareas, que en Galicia se han convertido en una fuerza de peso en la izquierda; también, hizo lo propio con Compromis, la ejemplar organización de izquierdas que ha canalizado la oposición crítica al P.P. Valenciano, ganándose el derecho a una amplia representación electoral; lo hizo con los ecologistas de EQUO; también con Iniciativa per Catalunya Els Vers; y por último, en un “más difícil todavía” con Izquierda Unida, el tradicional representante de la izquierda-izquierda (programa-programa), pese a sus orígenes como partido de un régimen que ha sido recientemente puesto en cuestión, por ejemplo por la financiación que han seguido. Acumulando deudas con la banca que son una espada de Damocles que puede mediatizar sus decisiones. A pesar de serias diferencias con los antiguos comunistas, Podemos se ha coaligado también con ellos. Queda fuera de esta unión el partido socialista. Pero las diferencias con el P.S.O.E. no son de matiz. Veámoslo con algo más de detalle.
   Hace muchos años que el P.S.O.E. viene escapándose de forma decidida de cualquier postura de la izquierda para abrazar sin rubor cualquier mensaje neoliberal. Primero rompió con los socialistas herederos del pasado republicano (Suresnes); luego con las bases teóricas del marxismo, sin explicar cuáles eran ahora sus nuevas bases teóricas para avanzar hacia un mundo más justo, (que es la mínima aspiración de un grupo que se define como de izquierdas). Después de hacer campaña contra la entrada de España en la OTAN, nos metió en la Alianza Atlántica sin el más mínimo sonrojo por su parte. Felipe se definió militante del cinismo al afirmar: gato blanco, gato negro, da igual si caza ratones. Lo que llamaron la nueva vía era en realidad la vieja derecha de siempre. Felipe y sus ministros entraron por las puertas giratorias en la gloria del poder mientras que al resto de los mortales nos decían que era mejor morir tiroteado en el metro de Nueva York que en el Moscú soviético. Mientras, ellos en sus yates defendían la libertad de mercado: el nuevo Dios de su teología.
   Todo esto les funcionó bien hasta que las élites del poder real decidieron ir a por todas y dejarse de tonterías, rompiendo el pacto social al apropiarse de la riqueza nacional que arrebataron a las clases humildes, hartos ya de tener que compartirla con ellos. Antes esta situación, los socialdemócratas se vieron reclamados a hacer algo e hicieron lo que sabían: hablar desde la izquierda y actuar desde la derecha. Los socialistas iniciaron los recortes en España, las reformas laborales y todo el programa económico que luego la derecha ha continuado. Modificaron la Constitución para declarar que la prioridad nacional no es el bienestar de los españoles sino el pago de la deuda a cualquier precio, y lo hicieron, todos a una, la derecha y la izquierda autodenominada responsable.
   Después de todos estos antecedentes, llegamos a la actual situación política. El P.S.O.E. hace un primer intento de formar gobierno y busca aliados, pero en C’s, la formación que pretende representar a la nueva derecha. Podemos tenía más votos y más diputados, y se supone que comparte intereses con los socialistas, pero ellos formaron su alianza con la nueva derecha para luego hacer la trampa de decirle a Podemos: ya hemos hecho la alianza, ahora uniros a nosotros. La lógica respuesta de Podemos se convirtió en la justificación para acusar a la izquierda “radical” de haber roto la posibilidad de un gobierno “de cambio”, tesis aireada por toda la prensa nacional. ¿Se referían a un cambio a derechas?
   En definitiva, la socialdemocracia, y no sólo en España, ha entrado en una fase de total esquizofrenia que la tiene sumida en la indefinición. Hablan desde la izquierda y actúan desde la derecha. Hasta sus amigos demócratas en EE.UU. tienen una práctica política más cercana a la izquierda que la que practican los socialdemócratas europeos.
   A pesar de todo lo que llevo relatado sobre los cambios y mudanzas y, digámoslo claramente, las traiciones que los socialistas han realizado desde los años de la transición, a pesar de todo ello, Podemos siempre ha dicho que tenían que encontrar un punto común de entendimiento en la izquierda, (por supuesto, no en la derecha de C’s), y hubo un momento en que Pedro Sánchez, seguramente  por su interés particular de ser presidente del gobierno, estuvo decidido a hacerlo. La respuesta dada desde la élite socialista, (todavía bien dirigida por Felipe y apoyada en el control de los medios antiguamente socialistas de Cebrián), ha roto definitivamente esa posibilidad. Sin embargo el 70% de la militancia socialista está dispuesta a negarse a apoyar un gobierno de Rajoy. Por tanto no hay división en la izquierda, hay un grupo pequeño de dirigentes que controlan el partido que se niegan a negociar nada con la izquierda, (grupo que necesariamente hay que excluir del ámbito progresista), el resto podría participar de algún tipo de unión o de acuerdo, si el comportamiento antidemocrático y despótico de una élite sumisa al poder económico no lo hubiera impedido de forma torticera.


   No sabemos dónde acabará el P.S.O.E., pero de seguir en manos de esta minoría de falsos socialistas acabará como el PASOK y como el Partido Socialista Italiano: en el cementerio de la historia.