Desmontar las mentiras es el reto más
decisivo al que nos enfrentamos hoy día (y siempre) en la acción política. Ayer
estuve oyendo ciertos debates sobre la desunión de la izquierda. Este tipo de
planteamientos, utilizan los trucos más zafios de la retórica del discurso: en
este caso, dar por hecho que la izquierda está dividida. Lo cual, como veremos
a continuación es falso. Airean los trapos sucios durante los más caros minutos
de la programación de los medios en debates en los que presentan un problema
que no existe. La izquierda en España está unida, más unida aún que la derecha.
La nueva izquierda se fue uniendo desde
Podemos, el partido que ha conseguido una porción enorme del electorado que se
ha movido hacia sus postulados, y que nunca ha sido reacio a unirse con otros
que persiguen objetivos parecidos a los suyos. Podemos ha llegado a acuerdos
con Las Mareas, que en Galicia se han convertido en una fuerza de peso en la
izquierda; también, hizo lo propio con Compromis, la ejemplar organización de
izquierdas que ha canalizado la oposición crítica al P.P. Valenciano, ganándose
el derecho a una amplia representación electoral; lo hizo con los ecologistas
de EQUO; también con Iniciativa per Catalunya Els Vers; y por último, en un
“más difícil todavía” con Izquierda Unida, el tradicional representante de la
izquierda-izquierda (programa-programa), pese a sus orígenes como partido de un
régimen que ha sido recientemente puesto en cuestión, por ejemplo por la
financiación que han seguido. Acumulando deudas con la banca que son una espada
de Damocles que puede mediatizar sus decisiones. A pesar de serias diferencias
con los antiguos comunistas, Podemos se ha coaligado también con ellos. Queda
fuera de esta unión el partido socialista. Pero las diferencias con el P.S.O.E.
no son de matiz. Veámoslo con algo más de detalle.
Hace muchos
años que el P.S.O.E. viene escapándose de forma decidida de cualquier postura
de la izquierda para abrazar sin rubor cualquier mensaje neoliberal. Primero
rompió con los socialistas herederos del pasado republicano (Suresnes); luego
con las bases teóricas del marxismo, sin explicar cuáles eran ahora sus nuevas
bases teóricas para avanzar hacia un mundo más justo, (que es la mínima
aspiración de un grupo que se define como de izquierdas). Después de hacer
campaña contra la entrada de España en la OTAN, nos metió en la Alianza Atlántica
sin el más mínimo sonrojo por su parte. Felipe se definió militante del cinismo
al afirmar: gato blanco, gato negro, da igual si caza ratones. Lo que llamaron
la nueva vía era en realidad la vieja derecha de siempre. Felipe y sus
ministros entraron por las puertas giratorias en la gloria del poder mientras
que al resto de los mortales nos decían que era mejor morir tiroteado en el
metro de Nueva York que en el Moscú soviético. Mientras, ellos en sus yates
defendían la libertad de mercado: el nuevo Dios de su teología.
Todo esto
les funcionó bien hasta que las élites del poder real decidieron ir a por todas
y dejarse de tonterías, rompiendo el pacto social al apropiarse de la riqueza
nacional que arrebataron a las clases humildes, hartos ya de tener que
compartirla con ellos. Antes esta situación, los socialdemócratas se vieron
reclamados a hacer algo e hicieron lo que sabían: hablar desde la izquierda y
actuar desde la derecha. Los socialistas iniciaron los recortes en España, las
reformas laborales y todo el programa económico que luego la derecha ha
continuado. Modificaron la Constitución para declarar que la prioridad nacional
no es el bienestar de los españoles sino el pago de la deuda a cualquier
precio, y lo hicieron, todos a una, la derecha y la izquierda autodenominada
responsable.
Después de todos estos antecedentes,
llegamos a la actual situación política. El P.S.O.E. hace un primer intento de
formar gobierno y busca aliados, pero en C’s, la formación que
pretende representar a la nueva derecha. Podemos tenía más votos y más
diputados, y se supone que comparte intereses con los socialistas, pero ellos formaron su alianza con la nueva derecha para luego hacer
la trampa de decirle a Podemos: ya hemos hecho la alianza, ahora uniros a
nosotros. La lógica respuesta de Podemos se convirtió en la justificación para acusar
a la izquierda “radical” de haber roto la posibilidad de un gobierno “de
cambio”, tesis aireada por toda la prensa nacional. ¿Se referían a un cambio a
derechas?
En definitiva, la socialdemocracia, y no
sólo en España, ha entrado en una fase de total esquizofrenia que la tiene
sumida en la indefinición. Hablan desde la izquierda y actúan desde la derecha.
Hasta sus amigos demócratas en EE.UU. tienen una práctica política más cercana
a la izquierda que la que practican los socialdemócratas europeos.
A pesar de todo lo que llevo relatado sobre
los cambios y mudanzas y, digámoslo claramente, las traiciones que los socialistas han
realizado desde los años de la transición, a pesar de todo ello, Podemos
siempre ha dicho que tenían que encontrar un punto común de entendimiento en
la izquierda, (por supuesto, no en la derecha de C’s), y hubo un momento en que
Pedro Sánchez, seguramente por su
interés particular de ser presidente del gobierno, estuvo decidido a hacerlo.
La respuesta dada desde la élite socialista, (todavía bien dirigida por Felipe
y apoyada en el control de los medios antiguamente socialistas de Cebrián), ha
roto definitivamente esa posibilidad. Sin embargo el 70% de la militancia
socialista está dispuesta a negarse a apoyar un gobierno de Rajoy. Por tanto no
hay división en la izquierda, hay un grupo pequeño de dirigentes que controlan
el partido que se niegan a negociar nada con la izquierda, (grupo que
necesariamente hay que excluir del ámbito progresista), el resto podría participar
de algún tipo de unión o de acuerdo, si el comportamiento antidemocrático y
despótico de una élite sumisa al poder económico no lo hubiera impedido de
forma torticera.
No sabemos dónde acabará el P.S.O.E., pero
de seguir en manos de esta minoría de falsos socialistas acabará como el PASOK
y como el Partido Socialista Italiano: en el cementerio de la historia.
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