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miércoles, 28 de octubre de 2009

viernes, 23 de octubre de 2009

¡At.....chuuuuuuus !

La gripe aviar (aquella de los pollos), la H5N1, apareció en Vietnam, se extendió por Asia y causó una gran alarma porque se habló de algunos casos de contagio a humanos y de que, en consecuencia, nos íbamos a contagiar todos.
Uno de los hombres más poderosos del mundo, Donald Rumsfeld, Secretario de Defensa de Bush, el criminal de guerra que se inventó lo de que Iraq era la cuna del terrorismo mundial y que tenía armas de destrucción masiva, era uno de los accionistas de una empresa de investigación que sacó un producto que decía que funcionaba contra la gripe: Tamifú. ¿Te suena? Parece ser que este producto sólo tiene alguna eficacia en mejorar alguno de los síntomas, como hace la aspirina de toda la vida. Cuando convencieron a la OMS y al mundo entero de que la gripe aviar iba a ser una gran pandemia los estados compraron cantidades enormes de Tamiflú para controlar los efectos de la pandemia. Al final la pandemia no se produjo y no se vendió todo el Tamiflú que se podía haber vendido.
Ahora resulta que aparece en circunstancias extrañas una nueva gripe que tiene su origen en el cerdo, la H1N1. Donald Rumsfeld y sus amigos se frotan la manos, ahora sí que van a vender Tamiflú (¿o son ellos los que la han creado?), y, además, hay que vacunar a la población del mundo mundial. En Discovery Salud, afirma José Antonio Campoy que de esta crisis puede salir dañada la credibilidad de la OMS, y de las agencias estatales norteamericanas y europeas, si no es que el mundo está tan alienado que se traga ya cualquier cosa.
De la misma manera que denunciaron que la gripe aviar era un bulo, lo están haciendo ahora sobre la gripe A, (así llamada para no hundir la industria de la carne porcina), y señalan que tanto la vacuna como el tratamiento con Tamiflú no tienen garantías de que sea eficaz, así como tampoco hay garantías de los efectos perniciosos que pudieran ocasionar.
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¡Salud!.
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martes, 20 de octubre de 2009

Perros



Si haces un viaje por Francia, Portugal y, más aún, por países de Europa más lejanos como los nórdicos o los centroeuropeos, te darás cuenta de que puedes andar por el campo, las urbanizaciones, los parajes suburbanos, sin miedo a que te asalte un mastín o que cualquier perro te ladre desde el otro lado de la alambrada mientras rezas para que ésta no tenga ninguna abertura por donde se pueda colar esa bestia. En el resto de Europa no recuerdo haber visto un Pitt Bull ni ninguno de esos perros tan agresivos que llenan nuestras calles y campos. Seguramente los habrá, no lo niego, pero a mí no se me han aparecido y, menos aún, me han asaltado por los caminos. Cuando dos machos se cruzan y empiezan a ponerse excitados son neutralizados por sus dueños que no les permiten ni que ladren. Es, como todo, un problema de educación. Aquí los perros se utilizan como sistema de seguridad. En lugar de utilizar métodos electrónicos, videocámaras, detectores de movimiento, no sé, ponemos cristalitos incrustados en el enlucido de coronación de las tapias y perros adiestrados para destrozar a cualquier intruso que se atreva a traspasarla o incluso ni eso, que simplemente pase por el camino.
El que aparece en la fotografía es un camino histórico que une Badajoz con la localidad de La Albuera. Saliendo de Badajoz en dirección Este pasa por la urbanización Tres Arroyos, una inmensidad de construcciones ilegales que se comieron un gran encinar que rodeaba la ciudad de Badajoz. Pasar al borde de esa urbanización es un suplicio por la cantidad de perros que te asaltan. Perros que están encerrados en un espacio reducido y que viven solos, con la única misión de ladrar a todo el que pase y destrozar a quien se atreva a entrar en la finca. Siguiendo el camino y pasando el cortijo de El Cura, el camino vira en dirección sur y al poco hay una finca próxima al camino que tiene un pequeño olivar. El dueño de ese olivar sin duda habrá sufrido alguna vez el robo de algunas aceitunas, de manera que decidió poner dos enormes mastines que están entrenados para atacar a cualquier caminante que pase por allí. Como el camino es público, utiliza este método para disuadir al personal de que se pasee por las inmediaciones de tan productiva parcela. A mí me ha echado los perros, literalmente.
En otra ocasión, circulaba en bicicleta BTT por un camino en dirección a Montijo (entre Sagrajas y Novelda del Guadiana), cuando se me apareció un grupo de perros cimarrones, es decir de esos canes que son abandonados por sus dueños, personas que son muy amantes de ellos pero que cuando se tienen que ir de vacaciones los sueltan en el campo. Estos animales dejan de ser domésticos y se vuelven asilvestrados, olvidan su relación con los humanos y se buscan la vida en condiciones muy difíciles, teniendo que ganarse el sustento cazando y robando comida. Estos animales le perdieron el miedo a los humanos cuando eran domésticos pero ahora no comparten nada con nosotros, no sienten la protección humana, que antes les daba de comer, y se vuelven agresivos. El caso es que aquel día me hicieron frente y para evitar que me mordieran las piernas mientras pedaleaba me tuve que parar y hacerles frente yo también mostrándoles agresividad para intimidarles. La cosa se puso fea cuando vi que seguían avanzando hacia mí y que de un sembrado salía otro, este más grande, que venía a unirse al grupo. Finalmente, después de coger palos y piedras se fueron por donde vinieron pero tuve que dar la vuelta y buscar un camino alternativo. Si en mi propio país no puedo andar por los caminos y sentirme dueño de un territorio común, compartido por todos, como son los caminos públicos, las cañadas y los bosques, mejor pido asilo político en la vecina Portugal, que allí no suelen pasar estas cosas.
En una finca próxima a Mérida dos trabajadores que reparaban un cortijo han sufrido el ataque del perro de la finca que les ha ocasionado daños de importancia, informa el periódico Hoy.
Hay días en que uno encuentra este país irrespirable.

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lunes, 19 de octubre de 2009

Claudio Magris

Los europeos sólo hemos movido el muro, la frontera, "un poco más al Este del Este" y tampoco sabemos ver las nuevas formas de la guerra: los atentados del 11-S, "el tráfico de órganos de niños, la cadena sinfín de personas asesinadas por la Mafia para proteger sus ganancias como si fueran una multinacional", los miles de inmigrantes que quedan ante los baluartes del continente... Contra todo ello, y también contra el populismo antidemocrático que se genera en muchos países de la Unión Europea, sólo queda "una Europa en verdad unida, una verdadera confederación que se confronte y hable con las otras culturas". O así lo defendió ayer en Francfort un gran conocedor del alma europea, el escritor italiano Claudio Magris, que recibió el premio de la Paz de los Libreros Alemanes, una ceremonia que extraoficialmente cierra la Feria del Libro de la ciudad.

viernes, 9 de octubre de 2009

Pijos

miércoles, 7 de octubre de 2009