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martes, 20 de octubre de 2009

Perros



Si haces un viaje por Francia, Portugal y, más aún, por países de Europa más lejanos como los nórdicos o los centroeuropeos, te darás cuenta de que puedes andar por el campo, las urbanizaciones, los parajes suburbanos, sin miedo a que te asalte un mastín o que cualquier perro te ladre desde el otro lado de la alambrada mientras rezas para que ésta no tenga ninguna abertura por donde se pueda colar esa bestia. En el resto de Europa no recuerdo haber visto un Pitt Bull ni ninguno de esos perros tan agresivos que llenan nuestras calles y campos. Seguramente los habrá, no lo niego, pero a mí no se me han aparecido y, menos aún, me han asaltado por los caminos. Cuando dos machos se cruzan y empiezan a ponerse excitados son neutralizados por sus dueños que no les permiten ni que ladren. Es, como todo, un problema de educación. Aquí los perros se utilizan como sistema de seguridad. En lugar de utilizar métodos electrónicos, videocámaras, detectores de movimiento, no sé, ponemos cristalitos incrustados en el enlucido de coronación de las tapias y perros adiestrados para destrozar a cualquier intruso que se atreva a traspasarla o incluso ni eso, que simplemente pase por el camino.
El que aparece en la fotografía es un camino histórico que une Badajoz con la localidad de La Albuera. Saliendo de Badajoz en dirección Este pasa por la urbanización Tres Arroyos, una inmensidad de construcciones ilegales que se comieron un gran encinar que rodeaba la ciudad de Badajoz. Pasar al borde de esa urbanización es un suplicio por la cantidad de perros que te asaltan. Perros que están encerrados en un espacio reducido y que viven solos, con la única misión de ladrar a todo el que pase y destrozar a quien se atreva a entrar en la finca. Siguiendo el camino y pasando el cortijo de El Cura, el camino vira en dirección sur y al poco hay una finca próxima al camino que tiene un pequeño olivar. El dueño de ese olivar sin duda habrá sufrido alguna vez el robo de algunas aceitunas, de manera que decidió poner dos enormes mastines que están entrenados para atacar a cualquier caminante que pase por allí. Como el camino es público, utiliza este método para disuadir al personal de que se pasee por las inmediaciones de tan productiva parcela. A mí me ha echado los perros, literalmente.
En otra ocasión, circulaba en bicicleta BTT por un camino en dirección a Montijo (entre Sagrajas y Novelda del Guadiana), cuando se me apareció un grupo de perros cimarrones, es decir de esos canes que son abandonados por sus dueños, personas que son muy amantes de ellos pero que cuando se tienen que ir de vacaciones los sueltan en el campo. Estos animales dejan de ser domésticos y se vuelven asilvestrados, olvidan su relación con los humanos y se buscan la vida en condiciones muy difíciles, teniendo que ganarse el sustento cazando y robando comida. Estos animales le perdieron el miedo a los humanos cuando eran domésticos pero ahora no comparten nada con nosotros, no sienten la protección humana, que antes les daba de comer, y se vuelven agresivos. El caso es que aquel día me hicieron frente y para evitar que me mordieran las piernas mientras pedaleaba me tuve que parar y hacerles frente yo también mostrándoles agresividad para intimidarles. La cosa se puso fea cuando vi que seguían avanzando hacia mí y que de un sembrado salía otro, este más grande, que venía a unirse al grupo. Finalmente, después de coger palos y piedras se fueron por donde vinieron pero tuve que dar la vuelta y buscar un camino alternativo. Si en mi propio país no puedo andar por los caminos y sentirme dueño de un territorio común, compartido por todos, como son los caminos públicos, las cañadas y los bosques, mejor pido asilo político en la vecina Portugal, que allí no suelen pasar estas cosas.
En una finca próxima a Mérida dos trabajadores que reparaban un cortijo han sufrido el ataque del perro de la finca que les ha ocasionado daños de importancia, informa el periódico Hoy.
Hay días en que uno encuentra este país irrespirable.

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1 comentario:

Unknown dijo...

Manolo!!

¿Le vas a dedicar una entrada al estropicio del edificio de la Facultad de Biblioteconomia de Badajoz? Ahora venimos con esas, cuando sacarse la carrera allí tenía un plus por peligrosidad, van a llevarla al campus y a dejar a los estudiantes sin la mejor biblioteca que hay en la ciudad. Encima,la broma va a salir más cara que la construcción.

Queremos tu opinión!

Desde Madrid con mucho cariño.

p.d.: Dile a M. Carmen que me ha encantado la cestita de quesitos,muchas gracias porque es más cuca que nadie, ole la presentación :)