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lunes, 30 de noviembre de 2009

Jose Manuel Lechado y la globalización del miedo.

Jose Manuel Lechado en La globalización del miedo, (Ediciones Espejo De Tinta, S.L, 2005), llega a una conclusión que nos parece acertada, a saber: que en estas cuestiones de política internacional, el remedio es siempre peor que la enfermedad. Lo refiere el autor al problema actual del terrorismo, (el mayor reto al que se enfrenta el mundo según los políticos que rigen las grandes potencias), en el cual, el mayor daño colateral es la destrucción de los fundamentos democráticos, como ha sucedido en EE.UU. donde una serie de políticos ultraconservadores, (neoconservadores se dice ahora), han conseguido retrotraer su país a épocas remotas, (anteriores a los padres fundadores de la Patria), destruyendo el consenso que dio origen a la democracia allá por el siglo XVIII. En aras de conseguir un triunfo en esta mal llamada guerra contra el mal llamado terrorismo, naciones punteras en los derechos humanos (según ellos presumen) han llegado a legalizar las torturas, la invasión de cualquier país por sus agentes y la anulación de los derechos fundamentales de sus propios conciudadanos, como el derecho a la intimidad, el derecho de reunión, asociación, la libertad de expresión, etc.
Con muy buen criterio, lo primero que hace Lechado es preguntarse qué es terrorismo, llegando a la conclusión de que el término terrorismo no tiene una semántica propia sino que sólo tiene significado en función del contexto en que se cite. Por ejemplo, Menahen Meguin fue, incluso para occidente, un terrorista peligroso y sin escrúpulos en los años cuarenta, cuando dirigió el terrorismo sionista. El mismo personaje fue considerado un aliado fundamental de los EE.UU. cuando fue elegido presidente del gobierno de Israel, a pesar de que sus acciones contra los palestinos no se diferenciaban en lo sustancial de lo que había venido haciendo con anterioridad y cuando fue forzado a pactar con éstos los acuerdos de Camp David fue investido con el Premio Nobel de la Paz. De terrorista al Nobel de la Paz. De igual modo, Muamar el Gadafi ha pasado de ser un criminal terrorista a un aliado de occidente. Según Lechado para cualquier poder es terrorista el que queramos que lo sea. Desgrana el autor la historia del terror en la política y constata la dificultad de llegar a una definición, cosa que tampoco hacen las leyes de los países que están tan interesados en esta guerra, porque no es posible una definición del término.
Su recorrido histórico por el terror está bastante bien documentado y, en especial, informaciones sobre la red de Al Qaeda, los wahabistas saudís y los chiitas. Señala, con acierto, que la guerra contra el terrorismo es necesaria para apuntalar el dominio de EE.UU. sobre el mundo, toda vez que la Guerra Fría se ha terminado y los norteamericanos son un imperio en declive.
Un buen libro para conocer el tema, bien documentado y bien escrito. Como crítica cabría señalar, si acaso, que en ocasiones vierte expresiones en base a ideas que no están bien demostradas, sin más análisis, para poder avanzar en la narración. Se trata de ideas que el autor conoce muy bien y no las desgrana ya sea por pereza ya sea por falta de un esquema mejor, aunque hay que reconocerle que de haberlo hecho, el texto sería más extenso y más difícil de leer y no están los tiempos para exigirle mucha lectura al personal.
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miércoles, 25 de noviembre de 2009

Rafael Sánchez Ferlosio

"La cultura es un medio de control social".
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¿Quién dice ésto? Lo dice Rafael Sánchez Ferlosio, (el hijo del autor intelectual de La Falange Española, Sánchez Mazas, el personaje sobre el que gira la novela de Javier Cercas "Soldados de Salamina").
"Ya no hay anfetaminas, que te pueden hacer decir disparates pero provocan una reflexión formalista que es útil para la gramática. Una vez, con Agustín García Calvo, vi un descendimiento de Cristo en las manchas de la pared".
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Qué no habrá visto ya este hombre que ha sido galardonado con el Premio Nacional de las Letras. Es uno de los pocos intelectuales que van quedando, junto con Jose Luis Sampedro y unos pocos más. Cuando desaparezcan ya no nos quedará más referentes que Belén Esteban, Jorge Javier Vázquez, Ana Rosa Quintana y, tal vez, mi paisana Isabel Gemío. Gente limpia, sana, que solo habla de cosas interesantes y no de cosas raras.
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viernes, 20 de noviembre de 2009

Aquí un amigo.

Los amigos, como los hijos, se quieren a todos a por igual, y, si no fuera así, se debe de actuar como si lo fuera. Digo esto porque de todos los amigos que tengo, (que no son muchos por cierto), hay alguno con el que llegas a una comunicación más especial, por su propia forma de ser. Mientras que con la mayoría de ellos hablas mucho de futbol, de política o de trabajo, con algún otro hablas de cosas verdaderamente importantes, como por ejemplo, lo útil que es guardar las tarjetas de invitación para reciclarlas escribiendo cosas, utilizándolas de borrador para anotaciones urgentes. Amigos así son los que te enseñan las fotos de su abuelo de antes de la guerra y comparten contigo las reflexiones que eso les suscita. A mí me pasa así con mi amigo Antonio Muñoz Molina. Yo soy amigo suyo desde que leí El Jinete Polaco. Desgraciadamente él no es amigo mío. No por nada, sino porque, sencillamente, no me conoce. Pero las confidencias, las reflexiones, las cosas tan íntimas que mi amigo Antonio me ha venido contando desde aquel feliz día, hacen que se me haya vuelto imprescindible. Bueno, realmente todos los amigos son imprescindibles, si no, no serían amigos, serían conocidos, compañeros, o algo así, pero no amigos. Prescindir de un amigo debe ser casi tan doloroso como prescindir de un hijo, algo poco menos que imposible.
Aunque mi amigo Antonio tiene ese aspecto tan adusto, en el fondo es un tipo simpático y divertido, no te imaginas las historias que cuenta. Ese aspecto adusto es muy propio de los andaluces, porque ya sabemos que eso de que los andaluces son todos unos chistosos permanentes es mentira, eso no pasa ni en Canal Sur, (por cierto que mi amigo Antonio se queja mucho de los contenidos y de la Andalucía tópicamente graciosa que ese canal quiere transmitir). Los andaluces graciosos de verdad son los que, como Antonio, suelen aparentar ser tan serios. Estos cuando sueltan su sentido del humor son tremendos.
En esta dirección se puede ver un video de mi amigo en su casa y en su ambiente.
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jueves, 19 de noviembre de 2009

La gripe explicada.

Un buen resumen de lo que podemos llegar a saber sobre estas gripes que nos han traído las farmacéuticas y la OMS.



miércoles, 18 de noviembre de 2009

martes, 17 de noviembre de 2009

El gran negocio de la gripe.

Nosotros lo decíamos en agosto y apoyábamos nuestra opinión en unos videos que habíamos encontrado, videos argentinos porque allí habían pasado ya el invierno y la época gripal. Uno de esos videos lo suprimieron de YouTube (¿censurado?).
Ahora aparece un video de la monja de Montserrat. No nos equivoquemos, esta mujer es monja pero antes fue doctora en medicina por la Universidad de Barcelona y especialista en medicina interna en Nueva York. Al final del video ella lo explica: si yo siguiera viviendo de la medicina no me atrevería a salirme de la línea oficial (mainstream) por miedo a represalias o a que se me juzgase como “poco científica”. El video es muy interesante salvo en dos cosas. La primera es que dura casi una hora, (yo lo he visto entero). La segunda es que a ella le parece que esto puede ser una maniobra para acabar con una parte de la humanidad, lo cual, vistas las maniobras de las farmacéuticas, no parecría tan raro. Personalmente opino que el tema se resume en una manipulación mundial para hacer un negocio farmacéutico impresionante, de magnitudes inmensas.
Inmediatamente El País, dentro de la mainstream ha salido a criticar a la monja con un artículo. Luego ha tenido que matizarlo con otro, cuando han visto que hasta la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública estaba denunciando las circunstancias que rodean esta pandemia.
A uno le cuesta contar las teorías de la conspiración farmacéutica, (Donald Rumsfeld), pues te hacen parecer un paranoico, pero véase lo que dice el muy sensato Iñaki Gabilondo sobre el tema.
El papel de la O.M.S. en esta crisis es tremendamente reprobable. La organización ha quedado definitivamente por los suelos.
A partir de aquí nos queda mucho que pensar sobre manipulación de los medios a nivel mundial y otras teorías conspirativas que cada vez parecen más ciertas.




Respuesta a Wafa Sultan.

La intervención de esta mujer es muy certera, pero también lo es la contestación que recibió en uno de estos debates. El problema es que nadie lo ha traducido al español. Así que adjunto una rápida traducción de los subtítulos ingleses, que el árabe todavía no lo domino.
Wafa Sultan ha dicho que el problema de los jóvenes terroristas suicidas es que han recibido una educación basada en el Corán que les lleva a hacer estas barbaridades y que el problema es que el Islam es necesariamente intolerante y extremista.
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El contertulio le contesta:
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La invitada americana se pregunta cómo un joven puede hacer volar un autobús, cuando podía preguntarse como un presidente puede hacer volar un país que estaba en paz como sucedió en Iraq. Cómo pudo un presidente ayudar a los criminales que ocuparon Palestina. Como no se pregunta cómo se formó Hitler, que asesinó a 50 millones de personas. Cómo no se pregunta dónde fueron educados los que soltaron dos bombas atómicas sobre Japón. Quién mató a tres millones de vietnamitas inocentes, quién aniquiló al pueblo indio, quién mantiene el imperialismo en nuestros días. Quién hizo la guerra civil española que costó 600.000 vidas en 36 meses. Por qué no nos hacemos estas cuestiones. Quién tiene cerca de 15.000 cabezas nucleares, son musulmanes o no musulmanes. Fueron los musulmanes o los norteamericanos. Los musulmanes o los europeos. Queremos una respuesta. Dónde fue educado Bush si es la educación la que convierte a una persona en criminal. Quién inventó la esclavitud en los siglos recientes. Quién colonizó a los otros, ellos o nosotros. Fue Argelia la que colonizó Francia o al contrario. Fue Egipto quien colonizó Inglaterra. Somos las víctimas. No estoy diciendo que matar víctimas inocentes sea bueno, estoy diciendo que todas las víctimas inocentes deben ser protegidas, pero al tiempo digo que debemos empezar por proteger a los inocentes entre los musulmanes. Hay millones de víctimas inocentes entre nosotros, mientras que entre ustedes, (aunque igual de inocentes), sólo alcanzan a unas docenas, unos cientos o como mucho unos miles.


lunes, 16 de noviembre de 2009

lunes, 9 de noviembre de 2009

Miedo y piedad.


El miedo atenaza y acostumbra a disolver la relación generosa con la existencia a la que está predispuesto el que se siente libre de temor o que se enfrenta sin falsedades a la propia inseguridad que genera la vida. (Rafael Argullol).

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Escribe Rafael Argullol en El País sobre “Miedo y Piedad”. Un tema realmente interesante por varias razones y un artículo imprescindible, (por eso lo traemos aquí). En primer lugar destaca que el motivo por el que se interesa en el tema es porque se ha topado con él en un libro de Wilhelm Nestle sobre el espíritu griego y allí se percata de que en la época de Pericles está documentado que la población sufría miedos a ciertas cosas que no se correspondían con los peligros que de la realidad pudieran derivarse. Ya sabemos que el miedo es un mecanismo de alerta que, en muchas ocasiones, se dispara sin obedecer a causas racionales, es más, se trata de un mecanismo sicológico con tendencia a funcionar de forma defectuosa porque no suelen coincidir nuestros miedos con los peligros reales. Por ejemplo, uno tiene miedo a viajar en avión, cuando lo realmente peligroso es viajar en coche, cosa esta última que no nos da miedo ninguno cuando debería ser al contrario.
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A continuación encuentra Argullol que nuestra sociedad también está sometida a miedos irracionales, miedos que no están justificados por una realidad de la que tengamos que defendernos y de ello concluye que nuestra sociedad necesita estar anclada en un temor, sea el que sea, para lo que el autor se apoya en un artículo que ha leído en el New York Times. Aquí es donde uno humildemente disiente de Argullol. No es la sociedad la que necesita aferrarse a esos miedos, más bien pienso que es un sector de la sociedad, (la que controla al resto), quien se ha propuesto extender el miedo para su propio provecho. Quien se interese en conocer la historia reciente de la humanidad no tiene más que hacer un análisis somero de la guerra fría, la guerra contra el terrorismo, etc. Ya hemos hablado aquí del miedo a las pandemias y otros.
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El artículo tiene una segunda parte aún más interesante, sobre la repercusión que tiene el miedo en la ausencia de piedad de las sociedades. Argullol lo expresa magistralmente: “El miedo atenaza y acostumbra a disolver la relación generosa con la existencia a la que está predispuesto el que se siente libre de temor o que se enfrenta sin falsedades a la propia inseguridad que genera la vida”.

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Ahí se cierra el círculo y volvemos a empezar de nuevo. No es bueno cimentar unas sociedades en el miedo, porque eso no trae nunca buenas consecuencias. Hitler no era un loco, era un ambicioso, digamos que era un ser enfermo de ambición. Su gran “mérito” fue comprender que los mecanismos del miedo son irracionales, a menudo no responden a la realidad, así que se inventó el miedo a los judíos, a quienes hacía culpables de los males de la patria, en lugar de dirigir su odio hacia los franceses o los ingleses, los auténticos responsables de sumir en la miseria a Alemania, pero quienes, por disponer de un estado poderoso, eran más peligrosos y difíciles de doblegar. La siguiente maniobra de la ignominia es convertir en culpables a las víctimas, como hacía Hitler. Volviendo a nuestra época, muchos encontramos que existen demasiados temores en nuestra sociedad y que esos temores no se corresponden con la realidad. Mientras estamos poniendo en peligro la vida en el planeta, en un peligro que ya nadie con sentido común niega, centramos nuestros miedos en el odio a los otros, normalmente a los más débiles, como en la República de Weimar hacían Hitler y sus amigos. El peligro de un cambio climático y de la destrucción de los ecosistemas terrestres tal como los hemos conocido hasta ahora no es nada, (según el discurso dominante), en comparación con el peligro que suponen un puñado de emigrantes africanos o del Este de Europa que vienen huyendo de la miseria y que, además, necesitamos para que hagan las tareas que nuestros hijos ya no quieren hacer. La crisis económica en que nos han sumido los especuladores globalizados no es nada, (según ese discurso), frente al supuesto daño económico que suponen para las arcas del Estado las ayudas a los necesitados cuando estos no han nacido en esta pequeña península, según una forma de pensar que se extiende por Europa. Las patrullas contra los inmigrantes que Berlusconi ha autorizado en Italia son una forma de distraer a los italianos de los peligros reales a los que se enfrentan, entre los cuales, el peligro que supone su actual Presidente no es tema menor
. Pero cuando sustituimos el análisis racional por el impulso incongruente eso es lo que conseguirmos.
Dejarse llevar por el miedo a los débiles mientras dejamos que los fuertes nos dicten nuestras vidas y se queden con nuestra riqueza no parece que sea una buena forma de entender el mundo por mucho que nos quieran convencer de ello. Creo que esa guerra nos jugamos una parte importante de nuestro futuro colectivo.
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miércoles, 4 de noviembre de 2009

El valle de El Jola


Era una casa de piedra de una antigüedad que Ramón no alcanzaba a cifrar. Sabía que había sido la casa de sus padres y que, a su vez, su padre la heredó de sus abuelos, pero más allá de eso desconocía qué antepasado la había construido, seguramente con sus propias manos y sin ayuda de profesionales especializados. Las paredes de pizarra estaban dispuestas en una mampostería que, pese a su sencillez, denotaba la maestría de aquel desconocido antepasado. Una maestría que venía dictada por la necesidad económica. Se colocaban las piezas según los distintos tamaños de tal manera que se creara una trama cerrada, en la que las juntas se redujeran a lo mínimo, porque la piedra se podía encontrar en las inmediaciones pero el aglormerante de la argamasa era caro y había que traerlo de lejos: de pueblos de la llanura que está tras de las montañas, en el Valle del Salor. Economía y solidez eran los paradigmas que dirigían el diseño de aquellas arquitecturas, aunque, a nuestros ojos, esas construcciones nos gusten por la textura que proviene de la disposición tan bien trabada de las pizarras. Con estos muros y el tejado cubierto de tejas cerámicas envejecidas, (con su correspondiente capa de líquenes), el conjunto adquiere un aspecto totalmente mimetizado con el paisaje, al contrario de lo que suele ocurrir con las arquitecturas modernas. En el patio aún permanecía la jaula que había servido para criar unos conejos y el mal olor de los animales era dulcificado por el aroma de una higuera que se erguía solitaria en el parte posterior.
Ramón regentaba el único bar de aquella aldea, que apagaba la sed de sus vecinos así como la de los gañanes de los cortijos y quintas que se extendían por aquellos campos a un lado y otro de una frontera política, (que no física). Claro que esa misión no le llenaba la jornada. Ramón tenía sus ganados, un pequeño huerto y algún cultivo repartido por aquellos cerros que incluía un pequeño olivar. Pero los sábados y los domingos el negocio se ampliaba cuando encendía aquella enorme parrilla sobre la que podía asar desde humildes sardinas hasta deliciosos cabritos y venían gentes de otros pueblos, de aldeas que estaban más allá del horizonte cercano que marcaban aquellos cerros. Esos días Ramón contaba con la inestimable ayuda de María, su mujer, y sus dos hijos, ya adolescentes. El resto de la semana se ocupaba de abrir la taberna quien estuviera más libre de obligaciones, unas veces el propio Ramón, otras veces sus hijos y, las menos, su mujer, que siempre tenía trabajos pendientes en la casa y en los campos.
De hecho, el día que llegaron los ingenieros de la carretera era Ramón quien estaba al cargo del establecimiento. Venían en dos enormes vehículos todoterreno de lujo y traían multitud de aparatos y accesorios que Ramón no había visto jamás. Hizo lo que pudo para dar de comer a más de media docena de comensales que le urgían para que los asados estuvieran listos cuanto antes. ¿Acaso no les había dicho que solo encendía la parrilla los fines de semana y que las brasas no se hacían en el momento? Estas cosas llevan un tiempo. Pero a ellos les daba igual, mientras tomaban cervezas le reclamaban sus asados. Cuando se fueron por donde habían venido con sus potentes vehículos Ramón respiró aliviado.
No sabía entonces que el valle de El Jola no volvería a ser nunca lo que había sido durante generaciones.
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