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viernes, 30 de agosto de 2013

Rencorosos.




Antes de nacer yo, mi madre tuvo una hija en una clínica de Madrid.
Mi padre era un maestro republicano represaliado que fue expulsado del Magisterio Nacional por haber permanecido fiel al gobierno legítimo de la República Española, (aunque él sólo había militado a favor de la cultura y la educación). Pasó años entre el campo de concentración francés, la cárcel, los trabajos forzados en Guadarrama y la mili que le obligaron a hacer después de haber padecido tres años de guerra. Conociendo sus circunstancias, un grupo de monjitas le contrataron como maestro para educar a  niños pobres del barrio de Tetuán de las Victorias: cobraba menos que otros maestros con mayores posibilidades. La misión de estos colegios era la de educar a los hijos de los rojos, aquellos niños que habían nacido en una familia de obreros y cuyos padres mayoritariamente habían sido no sólo republicanos, sino que incluso habían estado afiliados a sindicatos de clase y a partidos revolucionarios. Estas monjitas inculcaban en los niños el amor a la Virgen María y la aceptación del mensaje cristiano que, para los miembros de las clases inferiores, se resumía en resignarse a sufrir las penalidades a que se verían condenados en este valle de lágrimas que el proletariado derrotado tenía que sufrir bajo la bota de Franco.
Cuando mi madre iba a dar a luz, estas militantes monjitas le buscaron una clínica en la que podría hacerlo en las mejores condiciones. Una clínica pequeña, regentada por otras monjitas que se encargaban de cuidar enfermos. A principios de los años cincuenta el robo sistemático de niños, que se produjo durante todo el franquismo, tenía todavía un fundamento fuertemente ideológico: quitarle la prole a los rojos para dársela a los buenos católicos que tenían la mala suerte de ser estériles y corregir así la voluntad divina para mayor gloria del régimen franquista.
Unas horas después de nacer mi hermana, se presentó una de aquellas monjitas para decirle a mi madre que su hija había muerto. Nunca la volvió a ver. La niña había nacido sana y no aparentaba sufrir ningún problema de salud. Mi padre, que sabía lo que había pasado, tuvo que callarse y salir de la clínica con la cabeza gacha, llevando del brazo a mi madre con la ayuda de su hermana quien, antes de morir recientemente, me contó la triste escena y la certeza que tenían todos de que la niña había sido robada.
Así que, si sobrevive, existe por ahí una mujer a punto de cumplir sesenta años que es mi hermana. Seguramente una mujer de buena familia, católica y conservadora, que se escandaliza en su casa del barrio de Salamanca de ver a los jóvenes desesperados manifestarse contra el gobierno del P.P., que no sabe que su padre era un rojo republicano y su madre una mujer humilde que se vino a Madrid procedente de una aldea gallega y que se ganaba la vida cocinando para familias ricas de aquel régimen.

Lo siento por ella: nunca llegó a probar los calamares en su tinta de su madre, quien ya nonagenaria ha olvidado cómo se hacían.   

miércoles, 7 de agosto de 2013

Grandes lumbreras.



De aplicarse sus medidas Christine Lagarde perdería 32.400 € al año, pues como informaba Público cuando la nombraron, ganaba entonces 324.000 € anuales netos. Se subió un 11% el sueldo que venía cobrando Strauss-Kahn por el mismo concepto. Pero no hay que preocuparse: ella no se lo piensa bajar.

No obstante, esta gran ejecutiva no se ha pronunciado aún sobre los paraísos fiscales, el lío que tienen los bancos entre depósitos e inversiones, los sueldos astronómicos de los ejecutivos, los monopolios de empresas que fijan precios sin someterlos al mercado y otras cuestiones económicas de menor interés. Lagarde parece haber recibido clases de economía y desfachatez  del que fuera director del Banco de España Miguel Ángel Fernández Ordónez. “Siempre ha habido pobres y ricos”, ha debido de pensar esta gran mandataria económica, “y ya sabes quienes tienen que pagar el pato…”.

martes, 6 de agosto de 2013

Desgracias ferroviarias.



A veces, tenemos lo que nos buscamos, lo que queremos. Hace poco más de cinco años, antes de que se empezara a hablar de crisis y nos dieran el primer testarazo importante, cualquier hijo de vecino te espetaba a la primera de cambio: “somos el país del mundo con más vías de AVE”. Después nos pasó China, pero eso no tiene mucha importancia: son más de 1.300 millones de personas y no se puede comparar con los 50 millones (mal contados) que hay de españoles. Pero lo que entonces no te decía nadie, (ni te lo dicen ahora), es que tenemos los ferrocarriles más cutres, atrasados, menos prácticos y, lo que es más preocupante, más contaminantes de Europa.

Quien quiera probar a viajar de una provincia a otra en tren, salvo que estén unidas por una línea importante a nivel nacional, lo tiene muy crudo. Nada que ver con la red ferroviaria de cualquier país de Europa, seguramente incluidos los países del este.

Aquí se puede ver, como ejemplo, la red ferroviaria de Rumanía. 



En la imagen aparecen las estaciones y líneas principales de la red de “Chemin de fer” francesa.




No obstante, el mapa anterior sólo muestra los principales recorridos. Nos consta que hay más tramos de ferrocarril. Tal vez esta imagen, (sin toponímicos), se corresponde más con la realidad.



Ahora podemos compararla con la red ferroviaria española. Ésta sí, completa.



Sin embargo, veamos este otro mapa en el que podemos constatar la parte de la red que está electrificada y la que no. Las líneas en verde no lo están. La vía gallega tiene distintos tramos. La vía internacional Madrid-Lisboa está casi toda ella sin electrificar, aunque se está haciendo un AVE que no sabemos cuando se terminará, después de la crisis económica sobrevenida.




Hasta aquí una primera conclusión: este es un país de papanatas ignorantes, pobre, subdesarrollado y, encima, en el que los políticos se ríen del personal mientras se llenan la talega de monedas. ¿Por qué se hizo tanto kilómetro de vía de AVE cuando en el país no hay una verdadera red ferroviaria que merezca tal nombre? Pues por eso, porque ha sido fuente de sobornos, de financiación de (todos) los partidos, de pagos ilegales en dinero negro, de sobrecitos y sobresueldos, de inmerecidas fortunas millonarias, etc, etc, etc Días atrás informaba El País de una pregunta que se había producido en el parlamento europeo referente a  por qué un kilómetro de autovía cuesta el doble en España que en Alemania.


Aquí llegamos a la parte más triste de toda esta sinrazón patria. En España el tráfico de mercancías en tren supone el 4.1% del total, con una evidente competencia del tráfico por carretera. Mientras, el transporte de mercancías por ferrocarril asciende al 15,9% en Francia, el 22,2% en Alemania, el 35,3% en Suecia, el 37,4% en Austria, el 61,3% en Letonia… Según informaba en su blog de El País Clemente Álvarez. Ahora que se discute sobre la idoneidad de los coches eléctricos y de los híbridos, resulta que, un tema que está tan bien resuelto desde el siglo XIX como es el de los trenes eléctricos aquí no lo está aun totalmente: casi la mitad de la muy escasa red ferroviaria de este país no está electrificada. Los problemas técnicos que plantean los coches eléctricos están solucionados en el tren desde hace cerca de dos siglos a través de las catenarias. Según el blog citado de Clemente Álvarez, las máquinas eléctricas consumen un 25% menos de energía, los trenes eléctricos son mucho más económicos y, sobre todo, mucho más limpios para el medio ambiente: “El mismo tren diésel con una carga de 200 toneladas de productos petroquímicos por un perfil suave generará 25,2 gramos de CO2 por tonelada de mercancía y kilómetro, mientras que uno eléctrico produciría de forma indirecta 11,2 gramos de CO2.”

Claro que, en este país, ¿a quién le importa el medio ambiente?

Pues eso: a nadie.


Por esta peculiaridad del ferrocarril español, el tren siniestrado el pasado día 24 de julio llevaba cuatro máquinas: dos diésel y dos eléctricas. Mezclaba tramos de alta velocidad con otros convencionales, la señalización era unas veces perfecta y otras no, en fin: la chapuza nacional, con el resultado por todos conocido. 
Claro que han dicho que la culpa es del maquinista. Pero se han puesto a revisar toda la señalización de la red nacional.Por algo será.



P.D. La paupérrima red ferroviaria peninsular ha sufrido los recientes recortes y por muchas de las vías que se ven en el mapa en realidad no pasa tren alguno. 

jueves, 1 de agosto de 2013

Buenas noticias,,, para algunos.

Expansión.com : El Santander gana un 29% más y Botín asegura que ha llegado la etapa del crecimiento.  

No me extrañaría nada, en ese caso, que este mes me subieran el sueldo un 30%. ¿No? 

Público.es: El BBVA supera al Santander en beneficios gracias a las plusvalías.  

¿Alguien ha recibido un crédito de estos magos de la banca? 
¿Algún emprendedor ha empezado a desarrollar un proyecto con los créditos de estos bancos? 
Ellos se forran. 
Nosotros pagamos la factura. 
Aquí todos caminamos hacia la miseria, (menos Botín y sus amigos, Rayoy y los suyos).