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martes, 23 de noviembre de 2010

La verde Eire.

Uno siempre ha pensado que la única forma de crear riqueza es produciendo algo. Construyendo, fabricando, sembrando y recogiendo. Es el milagro de poner una semilla en el campo y que salga una tomatera que dé un montón de tomates. Los servicios, pensaba yo en mi ignorancia, no pueden crear riqueza, o mejor dicho, no puede ser generadores de desarrollo. ¿Quién va a ir a alojarse a un Hotel si no ha hecho dinero antes construyendo, fabricando o sembrando algo? La economía moderna se vuelve muy compleja y perdemos de vista la perspectiva. Durante estas últimas décadas he visto como la realidad económica me llevaba la contraria. Aparentemente. A poco que conozca uno Alemania, se da cuenta de que la diferencia entre ese país y el nuestro es importante. En Alemania tienen una forma de ver la economía muy tosca: piensan, como yo, que sólo se genera riqueza con el trabajo productivo.

Esa forma de pensar quedó anticuada cuando los especuladores más groseros pasaron a llamarse brokers e incluso economistas, cuando a los manejos chapuceros se les empezó a conocer como “ingeniería financiera”. El término ingeniería era una forma indirecta de convencernos de que aquello era una actividad “productiva”. Pero no era productivo, era sacar dinero de debajo de las piedras y, cuando eso sucede, se crea inflación, de modo que la lucha contra la inflación se convirtió en la nueva Biblia de los economistas de la especulación. La receta siempre era la misma, para no crear inflación debían bajarnos los sueldos, (de hecho, la receta es siempre bajarnos los sueldos), reducir el déficit público y seguir engordando a los especuladores que cada vez eran más ricos: ellos creaban la inflación y nosotros la combatíamos con todas nuestras fuerzas. Tanto dinero ganaban que al final el Producto Interior Bruto del país aumentaba y así terminábamos creciendo todos, aunque solo fuera un poquito. Pero una economía boyante no se puede desarrollar mucho con un mercado limitado, es decir, debíamos gastar dinero todos. Como quiera que la mayoría seguíamos siendo pobres no era posible que nos sumergiéramos en un mar de consumo, como se requería. Se creó entonces el crédito fácil, para lo cual se creó una cultura de lo fácil. No puede haber un cambio en la sociedad, ya sea en lo económico como en cualquier otro campo, que no vaya acompañado, o mejor dicho, precedido de un cambio cultural. Los norteamericanos, que son los que han dirigido este movimiento económico, pues eran los que dirigía el mundo, son maestros en el arte de vender cultura popular. Tienen una ingente maquinaria de producir cultura que se pone en marcha siempre en la dirección que su élite necesita. (1).

El caso de Irlanda es paradigmático. Un país con una larga tradición de pobreza, (2), se convirtió en poco más de una década, en el país más rico de la Unión Europea, sólo sobrepasado en renta per cápita por Luxemburgo (3). Aquí se dieron todas las contradicciones del sistema. Perdón, esto es un término marxista, quiero decir que allí la fastidiaron bien. En los últimos años ha habido varios milagros económicos en Europa, a saber: Islandia, Finlandia, Irlanda y todos los países mediterráneos, con España a la cabeza de lo milagrero, (como siempre). El Estado, las empresas y los particulares están endeudados hasta las cejas pero, ahora, los mercados ya no nos quieren prestar dinero porque saben que a partir de ahora no nos queda más que pasar calamidades para pagar todo lo que debemos, (que les debemos a ellos, a los mismos que no nos quieren prestar dinero). Nos han engañado (4) y ahora nos dejan tirados en una cuneta.

Finalmente el sistema financiero americano, que fue importado poco a poco por Europa, (especialmente por la parte más débil del continente), ha sumido en la crisis a ambos. Sólo se ha salvado Alemania y poco más.

Abróchense los cinturones de seguridad, que vamos a despegar.

(1) En los años treinta el cine americano era no intervencionista, (cuando la guerra contra el fascismo se limitaba a España), pero en los años cuarenta se movilizó para cambiar el rumbo del país y convertirse en muy intervencionista. Eso dio lugar a grandes películas del género bélico con directores como John Ford y tantos otros. En los años ochenta, que es cuando se inicia el triunfo final de los especuladores sobre la humanidad se creó una cultura de lo fácil. Aparentemente era algo que venía de abajo, como cuando los punkis proclamaban que no querían hacer música de virtuosos, o cuando la modernidad fue rebatida en aras de una postmodernidad ligera que permitía a cada cual ocupar su espacio cultural sin ningún tipo de complejo.

(2) que viene de épocas ancestrales, debida a la explotación a que fue sometida la pequeña isla por parte de los británicos.

(3) Luxemburgo es un país tan pequeño que en él, los pobres residen fuera, en Francia o Alemania que son más baratos, y van allí sólo a trabajar, lo que falsea las estadísticas.

(4) Esto es el rapto de Europa.



P.D. Ya sé que la pantalla está en negro, pero así queda mejor, escucha la música. Además, a mí me salen unos anuncios de Cofidis y de cosas gratis que quedan muy propios aquí.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

verdades como puños, amigo Manolo.
A ver cómo acaba el cuento (y nunca mejor dicho) donde andamos metidos, pero el final parece que apunta a llantos.
Ojalá me equivoque.
Rafa

manuel larios dijo...

Sí, pinta bastante feo.
Habrá que ir a coger setas al campo, por si en el futuro hay que alimentarse de lo que nos dé la madre naturaleza.
Y de paso habrá que recorrer las dehesas de Salvaleón.
Saludos.