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martes, 19 de enero de 2010

De desgracias, abandonos y usurpaciones.


Aún no hemos dicho nada de lo de Haití. Nuestra capacidad de reacción es aún inferior a la de Naciones Unidas.



Lo primero que hay que decir es que hay cosas que son inevitables. Un terremoto de más de 7 en la escala Richter es muy difícil de soportar. Ya sé que en Japón lo hubieran hecho. Habría habido víctimas, pero en un número muy limitado. De Japón a Haití hay generaciones y generaciones de desarrollo que separan ambos mundos. Partiendo de esa base, era de esperar que el terremoto causara una inmensa destrucción y que el número de víctimas fuera insoportable.


Pero es a partir de ahí cuando las cosas empiezan a ponerse realmente feas. Lo primero que se nos ocurre es que el aviso de Obama de que iba a mandar a 6.000 soldados era lo de siempre: por qué no mandaban médicos en lugar de soldados. Eso mismo ha dicho la Unión Europea. Sin embargo hay que reconocer que si alguien no se hace cargo de la situación no hay posibilidades de que trabajen los médicos, los bomberos, las asistencias humanitarias, etc. Esto o lo arreglan los americanos o no tiene arreglo, es la frase que repite todo el mundo, según la prensa. Pero, por qué la Unión Europea no se ha hecho cargo de la situación, o las Naciones Unidas. Porque la situación está tan deteriorada en el país que no hay quien dé la cara y se atreva a presentarse allí para colaborar debido a que la población alterada por el hambre y la desesperación es capaz de cualquier cosa. Un bombero español relata que cuando estaban muy cerca de sacar una joven de entre los escombros tuvieron que darse la vuelta y marcharse porque se había producido un tiroteo y su seguridad no estaba garantizada. Por decirlo de una manera suave, nuestros estándares de seguridad chocan con los de los haitianos, lo que pone de manifiesto en qué mundos tan lejanos vivimos unos de otros. Por eso los europeos no podemos hacer mucho allí. Es decir, o lo arreglan los americanos o no lo arregla nadie.


El colonialismo actual es la más perversa de las situaciones políticas que se han dado en la Historia. En el colonialismo clásico, las potencias se hacían cargo de estos países para aprovecharse de sus recursos y beneficiarse del dominio que ejercían sobre ellos, pero lo hacían con una actitud paternalista, es decir, además de hacerse cargo de ellos, lo hacían de los problemas que pudieran padecer las pobres colonias. Era una situación basada en el sistema feudal europeo. Ahora la situación ha cambiado pero sólo en la segunda parte. Ya no hay paternalismo protector, cada país es libre de manejarse como quiera y como pueda. Ahora bien, en el plano económico la situación sigue siendo la misma. Los recursos naturales de Haití son de empresas norteamericanas o multinacionales cuya única misión es llevarse los mayores beneficios que puedan. Si el Estado de estas nuevas colonias es débil, mejor para nuestras empresas que se verán liberadas de pagar impuestos, gastos sociales y sueldos dignos, que en caso contrario deberíamos sufragar con parte de los beneficios empresariales.
Luego, bajo el aspecto de una libertad absoluta para las naciones, hemos perfeccionado el colonialismo en nuestro beneficio y hemos creado una situación mucho más perversa que la anterior. Esto sigue siendo lo de siempre: que para que unos vivan bien otros deben de vivir muy mal.


Situaciones como la actual no hacen sino sacar a la luz lo que está pasando todos los días: que hay muchos países que son inviables porque en la práctica carecen de Estado, pero que además es bueno que así sea para que la situación actual se perpetúe.


Ya sé que esto es elucubrar inútilmente cuando la cosa pide soluciones, por eso pensamos que lo mejor que le puede pasar a Haití es:

Que los marines desembarquen y se hagan cargo, hasta cierto punto al menos, de la situación, en primer lugar.


En segundo lugar, que las denostadas ONG’s, (ya sabes, por sustituir justicia por caridad), hagan su trabajo en el país y asistan en las necesidades más perentorias a la población.


En tercer lugar, que la población rica de los países usurpadores, (no olvides que los europeos estamos ahí todos, también los del sur de Europa), se rasque los bolsillos y colabore en la ayuda, porque los políticos no lo van a hacer, ya que defienden los intereses de la mayoría que vienen a ser bastante cicateros. ¿Alguien se acuerda de aquello del 0,7% y del poco éxito que se consiguió a la hora de exigir que los gobiernos invirtieran en ayuda al desarrollo?

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