Dice el ministro Wert que
nuestros jóvenes no necesitan tanta ética ni tanta ciudadanía. Tampoco música,
que son cosas que no sirven absolutamente para nada. La educación en España
estaba llena de pamplinas y estos ultracentristas saben muy bien lo que hace
falta. Lo que hace falta es volver a la educación que había antes de que se
muriera el Caudillo, con sus enciclopedias Bruño y todo.
Cómo el
gobierno no puede hacer nada de nada que tenga un coste económico de siquiera
un euro, se dedica a dar gusto a los suyos acabando con años de reformas y de
paso volviendo a complicar el sistema educativo con una totalmente nueva. La
ciudadanía, la educación, la ética, la música, poner el desarrollo científico al
alcance de todos. Son cosas inútiles. ¿Qué tal si volvieran a poner la F.E.N.,
la Formación del Espíritu “Neocón”?
¡Qué cosa más inútil es la ética!
Ya lo decía Ludwig Wittgenstein, tal vez el filósofo más influyente del siglo
XX: “La
ética, en la medida en que surge del deseo de decir algo sobre el sentido
último de la vida, sobre lo absolutamente bueno, lo absolutamente valioso, no
puede ser una ciencia. Lo que dice la ética no añade nada, en ningún sentido, a
nuestro conocimiento”. Aunque añadía a continuación: “Pero
es un testimonio de una tendencia del espíritu humano que yo personalmente no
puedo sino respetar profundamente y que por nada del mundo ridiculizaría”.
Parece que al ministro no le
importa ridiculizarla. Porque lo que él piensa es que lo que necesitamos son ciudadanos conscientes de que
lo único importante en esta vida es el dinero. Preparar a la gente para el mundo
del trabajo con la única ambición de ganar dinero. Es la economía estúpido (the economy, stupid).
Cito al novelista Philip Roth, en
El animal moribundo: La más ligera lucidez acerca del sufrimiento
que nuestra época, (sedada por el pomposo estímulo de la ilusión más
impresionante), convierte en vulgar y corriente.
No hay lucidez ninguna sobre el
sufrimiento, que eso no vende. Tomarse unas copas con los amigos, tal vez
liarse unos canutos o hacerse una ralla y salir a quemar gasolina riéndote del
mundo, tronchándote de todo en un buen vehículo.
¿Habéis visto esta semana el video ese de
unos niñatos que van en un coche muriéndose de risa de las inundaciones que en
ese momento se están produciendo? Conduciendo por la autopista A7, calentitos
en su coche, con la música y ganas de juerga, se ríen a carcajadas nerviosas,
como posesos, de los coches que arrastra la corriente, (no se sabe si con gente
dentro o no), y de los conductores que están fuera de la autopista y se han bajado
del coche levantando los brazos para pedir socorro con el agua llegándoles al
cuello y que les dicen: “avisad a la policía…”; mientras ellos pasan a toda
velocidad como si estuvieran viendo una película de esas de tomas callejeras en
las que la gente se resbala y se cae al suelo.
Para troncharse.
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