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miércoles, 24 de octubre de 2012

Apostillas al artículo de Habermas.


El artículo de Habermas no parece decir nada nuevo que no supiéramos ya los sufridos europeos del sur. Por otro lado, es una hoja de ruta para un cambio que debería iniciarse de inmediato y que debería ser llevado a cabo por los representantes políticos, sin embargo hay varias cosas que, creo, merecen ser destacadas. 
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En primer lugar, que quien hace estas afirmaciones es un equipo de intelectuales, (en el sentido antiguo de la palabra), alemanes y del mayor nivel, encabezados por el propio Habermas.
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En segundo lugar, que deja muy claro dos cosas sobre la integración política europea: que no debe ser un nuevo estado federal, (como EE.UU.), ya que las culturas nacionales existentes en Europa son muy importantes y no lo consentirían; y además, que la integración política es una urgencia que ya debería haber sido acometida y no un final de recorrido para un futuro lejano. Sobre este tema escribían ayer en el país dos expertos europeos, (un sueco y una inglesa), Olaf Cramme y Sara B. Hobolt, que titulaban su artículo: “¿Qué es exactamente la unión política?” y en el que coincidían con este extremo.
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En tercer lugar, el artículo de Habermas propone que sea Alemania la que tome la iniciativa en este asunto y que lo haga deshaciendo la estrategia que ha seguido la canciller Merkel hasta ahora, cosa que requiere de una cierta dosis de generosidad.
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Para evitar que este cambio de rumbo sea un enconamiento entre políticas enfrentadas propone Habermas, (en un sentido dialógico, como él suele decir), que se realice mediante un consenso de los principales partidos alemanes: SPD, CDU y Grünnen, es decir socialistas, conservadores y verdes.  
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El fin último de la propuesta es acabar con el predominio de la economía de la especulación, dando paso a una recuperación de la economía de la producción de bienes y servicios, mediante el control por el estado del sistema financiero, recuperando el ámbito normativo que nunca debió de abandonarse en manos privadas, como se ha hecho desde los años ochenta del siglo pasado.
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No menos importante que lo anterior es tratar de conseguir una Unión Europea más democrática, en la que los sistemas de representación estén bien resueltos para evitar situaciones como la actual: quien manda en Europa son los mercados financieros y países como Italia tienen un gobierno presidido por un tecnócrata de las finanzas. 
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Por último, con esta integración política y la democratización del sistema se podría exigir, ahora sí de verdad, el cumplimiento de los compromisos fiscales de los países miembros para cumplir los objetivos del euro. 
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Este sistema potenciaría el euro y permitiría extenderlo al resto de Europa. A nivel internacional sería el principio de un cambio en la gobernanza mundial que permitiría caminar hacia un mundo más justo. 
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¿Tendrá la Kanzlerin Merkel la suficiente generosidad para acometer las reformas que el informe propone? Nos va mucho en ello.

1 comentario:

Dubitador dijo...

Me da la impresion de que Alemania no puede abandonar su actual politica mientras no se produzca un enorme vuelco electoral y que el partido o coalicion de partidos que desplacen a los conservadores posea/n un plan tan revolucionario y contundente como el New Deal de Franklin D. Roosevelt, pues si bien la situacion de emergencia está acercandose a la de aquel entonces, falta el "acojonamiento" de las derechas derivado del inmenso "chasco" del engendro fascista y la amenazante consolidacion de la revolucion sovietica.

Si en breve hubiera elecciones en Alemania, es posible que la CDU de Merkel perdiera, pero no perderia por mucho, con lo cual el margen de maniobra del nuevo gobierno seria insuficiente para tan gran empresa, habida cuenta de que en el resto de Europa los gobiernos conservadores que continuan predicando y aplicando el neoliberalismo adoptarian una postura de bloqueo por puro reflejo ideologico.