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martes, 9 de octubre de 2012

La batalla de Botella.


En mayo de este año, el diario alemán Der Spigel publicaba un informe sobre Ana Botella como alcaldesa de Madrid, según nos informa La Grafista, quien nos destaca los siguientes párrafos: el ayuntamiento es un palacio cuya remodelación ha costado 500 millones de euros, su despacho es mayor que el del Presidente de los Estados Unidos, tiene un mayordomo cuya única función es servirle el café. A lo que podemos añadir que a la alcaldesa le escriben los discursos para que no meta más la pata
Nuestra informante destaca también que dispone de 260 asesores personales y altos cargos que cobran de media 60.000 euros. El Ayuntamiento posee, además, 267 coches oficiales de uso personal, más que todas la capitales de la eurozona juntas. Pero esto no aparece en la información de Der Spigel, siendo de fuentes que desconocemos.
Sin embargo este periódico, que es un periódico alemán conservador, no se centra en criticar a la alcaldesa sino que se preocupa exclusivamente en cómo los españoles estamos haciendo esfuerzos para acortar el déficit, pagar las deudas que tenemos contraídas y sanear los bancos, ya que de todo ello son ellos (entre otros) nuestros acreedores y lo que quieren es cobrar y cobrar cuanto antes. Se lo decía muy claramente un economista alemán a Jordi Évole en el Salvados del pasado domingo.
Para conocer la opinión de nuestros acreedores hemos hecho una rápida traducción, (como siempre), del artículo en cuestión. Es casualidad que el encabezamiento suene tan chusco, porque en alemán era: Señora Botellas Kampf.

La Batalla de Botella
por Helene Zuber

DER SPIEGEL (Spiegel on line) 04/05/2012
La alcaldesa de Madrid, entre la deuda y la Tradición
España está tratando desesperadamente de reducir sus deudas. Mientras que el primer ministro conservador Mariano Rajoy lo está haciendo a nivel nacional, Ana Botella está recortando el gasto en Madrid, la ciudad más endeudada de España. En este proceso, la alcaldesa está llevando su propio camino.
Cuando Ana Botella levanta la vista de los archivos de su oficina en el quinto piso del ayuntamiento de Madrid, lo que ve es la corona de una diosa de la fertilidad. La estatua de mármol de Cibeles de pie en un carro tirado por leones es el centro de una transitada plaza de  la capital española. En los días de gloria, los jugadores y aficionados del Real Madrid, actual campeón de la liga de fútbol, ​​celebran sus victorias en la plaza que está enfrente de la Fuente de Cibeles.
El jueves pasado no fue uno de esos días. En lugar de jubilosos fanáticos del fútbol, había decenas de miles de manifestantes ondeando banderas rojas en frente de la fuente justo debajo del balcón de la oficina de Botella. Los manifestantes protestaban por el hecho de que más de 5 millones de sus conciudadanos estén en paro y contra las medidas de austeridad impuestas por el gobierno central conservador, que hunden en la pobreza a muchas familias.
Esa mañana, en el interior del ayuntamiento, Botella y el consistorio habían decidido liberar aproximadamente  1 millón de € (1,3 millones $) en fondos para reducir las rentas a los residentes más pobres de la ciudad que viven en viviendas de protección oficial.
De hecho, estos son tiempos duros en la plaza de Cibeles. La alcaldesa de Madrid todavía tiene que aportar más de mil millones de € para hacer frente a 16.712 facturas pendientes desde 2011, así como tratar de mantener bajo control las finanzas de la ciudad más endeudada de España. Y ella tiene que hacerlo lo más rápido posible.
Cargas del pasado
Ana Botella, de 58 años, la esposa del ex primer ministro conservador José María Aznar, desempeña la alcaldía de Madrid desde finales de diciembre. Antes de eso, había desempeñado durante ocho años su puesto de concejal de la ciudad, en un principio para los asuntos familiares y sociales y, más recientemente, para el transporte y el medio ambiente. En lugar de ser elegida para el cargo, Botella lo heredó de su predecesor después de que éste fuera nombrado para formar parte del gobierno de Mariano Rajoy, el compañero de partido que se convirtió en primer ministro de España en noviembre.
Botella ha heredado no sólo la oficina con las mejores vistas, una habitación más grande que la Casa Blanca en Washington, en un palacio de 1917, que se convirtió en el ayuntamiento a un costo de 500 millones €, sino también los servicios de un mayordomo cuyo único deber es servir café para ella y sus invitados. Además ha heredado cerca de 6,4 mil millones € en deudas.
A finales de marzo, Botella tenía que presentar al Ministerio de Hacienda un plan de austeridad que demuestre que los gastos futuros de la ciudad ya no serán mayores que sus ingresos. Tenía que redactar este plan, porque el gobierno del primer ministro conservador Mariano Rajoy promulgó una ley la semana pasada que impondrá sanciones a las administraciones públicas que sigan incurriendo en nuevas deudas.
En este sentido, la posición de la alcaldesa no es diferente de la del primer ministro. En el presupuesto de 2012, que se aprobó en el Consejo de Ministros del pasado viernes, se han previsto más de 27 mil millones € en recortes y recaudar más de  12 mil millones € en impuestos adicionales.
El antecesor socialista de Rajoy en el cargo de primer ministro, José Luis Rodríguez Zapatero, también dejó una herencia envenenada: un déficit del 8,5 por ciento del PIB, que es mucho mayor que lo que se había acordado con Bruselas. La actual administración espera reducir el déficit al 3 por ciento del PIB a finales de 2013 - una promesa que España debe mantener a toda costa, si quiere recuperar la confianza de sus socios europeos y los mercados financieros.
A diferencia del primer ministro, Botella no puede culpar a un rival político de la izquierda por los recientes derroches de la ciudad. En su caso, su antecesor fue un conservador, que multiplicó la deuda de Madrid por cinco. Tenía un anillo de autopistas construidas alrededor de la ciudad y persiguió la candidatura de Madrid como ciudad anfitriona de los Juegos Olímpicos dos veces. En el proceso, gastó muchos millones en la construcción de estadios que están infrautilizados. La nueva alcaldesa quiere seguir optando a la candidatura de la ciudad para los Juegos Olímpicos de Verano del 2020, con el argumento de que la mayor parte de la infraestructura está ya construida, - y eso también es importante para una sociedad que tiene sus sueños. Pero, en cuanto a todo lo demás, ella defiende una dura carrera de austeridad.
Un nuevo estilo político
Botella, abogada y católica devota, no es la peor opción para gestionar la ciudad en su situación actual. "Me casé a los 23 años y conté con el apoyo de mi familia durante los primeros años," Botella dice con orgullo. Trabajó como funcionario en la administración, habiendo tenido su último destino en el Ministerio de Hacienda. Ella sólo dejó de trabajar cuando su marido, (a quien ella había llevado al partido conservador de Alianza Popular a finales de 1970), se convirtió en primer ministro en 1996 y la familia de cinco miembros se trasladó a La Moncloa, residencia oficial del primer ministro. Ella guarda una foto de la noche en que fue elegido en la estantería de al lado de su escritorio.
Como esposa del primer ministro, fue ridiculizada por usar chaquetas de cuero compradas en las rebajas en los viajes oficiales. También sorprendió una vez apareciendo con pantalones vaqueros y una chaqueta normal en lugar de un vestido de noche en una recepción para la pareja real.
Hoy en día, todavía representa un nuevo estilo. A su predecesor en el Ayuntamiento de Madrid le gustaba el lujo y se creía un ilustrado de buena conversación. Botella, por el contrario, lleva vestidos de cremallera e irreales joyas. Lo que es más, ella se adhiere rígidamente a sus discursos preparados - en parte por el temor de repetir el tipo de meteduras de pata que hizo en declaraciones sobre los homosexuales o personas de la izquierda.
La ciudad de los ajustes.
Pero lo que más se exige de los políticos en estos días es la contabilidad estricta. Hace cuatro años, cuando estalló la burbuja inmobiliaria, se secó una de las principales fuentes de ingresos para las administraciones municipales de España. Las ciudades ya no podían cobrar honorarios por la expedición de licencias de construcción en la misma cantidad que venían haciendo, y también se quedaron sin los ingresos fiscales que gravaban a los contratistas de la construcción.
Es más, muchas empresas del sector de la construcción se vieron obligadas a declararse en quiebra. Mientras que las empresas tienen que pagar por adelantado el impuesto sobre el valor añadido a las autoridades fiscales, los clientes - y en especial los del sector público - no podían hacer sus pagos a las empresas durante la crisis.
Ahora el gobierno de Rajoy ha prometido ayuda. Ciudades muy endeudadas ahora pueden pedir préstamos durante 10 años, a una tasa de interés de sólo el 5 por ciento, a través de un fondo de 35 mil millones € administrado por el Instituto Nacional de Crédito. La ciudad de Madrid buscará avales para comenzar en mayo, por lo que finalmente podrá pagar cerca de 1.700 proveedores. Sin embargo, la alcaldesa es consciente de que tiene que recortar sus gastos en el futuro y buscar fuentes adicionales de ingresos.
Para ello, Botella planea comenzar a vender los activos de la ciudad, incluyendo edificios e intereses comerciales, a las empresas locales, tales como el servicio de agua. Ella también ha hecho 130 millones € en recortes, reduciendo el tamaño del parque móvil de la ciudad,  despidiendo consejeros, poniendo en espera la reforma del distrito de los museos de Madrid y recortando los subsidios a los programas de ayuda a la drogadicción y los sueldos de los empleados municipales por primera vez.
La reducción del gasto del Estado
Además de los municipios, Rajoy también debe reestructurar las 17 "comunidades autónomas" del país, que son regiones comparables a los estados federales de Alemania. En primer lugar, la responsabilidad de que el gasto público se haya salido de control recae en estas regiones. El nuevo gobierno y los gobernadores de estas regiones, en su mayoría conservadores, se han puesto de acuerdo para imponer techos de deuda. Pero ya que probablemente será imposible permanecer por debajo de estos niveles sin recortes adicionales en el gasto en educación, salud y prestaciones sociales, muchas empresas estatales serán privatizadas o disueltas.
Hace dos fines de semana, los votantes dieron al primer ministro Rajoy su primera advertencia. La izquierda ganó las elecciones en la región del sur, Andalucía, donde el desempleo se sitúa en el 31 por ciento, un 8 por ciento por encima de la media nacional. Habían prometido garantizar las bendiciones del Estado de bienestar en lugar de centrarse exclusivamente en medidas de austeridad.
La táctica de Rajoy de mantener su plan presupuestario en secreto en el período previo a las elecciones regionales falló. En su intento por evitar problemas con los votantes, había corrido el riesgo de provocar una gran cantidad de resentimiento en la  Comisión Europea en Bruselas. Su homólogo italiano, Mario Monti, incluso expresó su "preocupación" por la fiabilidad de España, y la prima de riesgo de los bonos del gobierno español se disparó.
Poco después de llegar al poder, Rajoy utilizó su mayoría absoluta en el Parlamento para poner en práctica un endurecimiento de las reformas del mercado de trabajo iniciadas por su predecesor, Zapatero. Ahora se permite a las empresas con problemas recortar los salarios y despedir a los empleados sin tener que pagar sustanciosos paquetes de indemnización. Los conservadores creen que la nueva ley dará lugar a la firma de los contratos de trabajo a más largo plazo. A pesar de la huelga general, Rajoy tiene la intención de mantenerse firme.
El Gobierno quiere que las cajas de ahorro, cuyos balances están gravados con hipotecas en riesgo de impago, así como por bienes inmuebles devaluados, se unan rápidamente en grandes instituciones. Para los próximos meses, Rajoy también ha anunciado adicionales reformas y "no menos importantes" en los servicios públicos de la administración y en el sector energético. El presupuesto aprobado por su gabinete obligará a todos los ministerios a reducir el gasto en al menos un 17 por ciento, así como la congelación de los salarios de todos los empleados públicos.
Es hora de cambios drásticos.
Sin embargo, todo esto está lejos de ser suficiente. El Eurogrupo, formado por los ministros de Finanzas de los 17 Estados miembros de la zona euro los, exige que España reduzca su déficit al 5,3 por ciento del PIB al final del año, y planea monitorizar el progreso del país. Esto ha llevado a Rajoy a ir en contra de sus promesas de campaña, elevando algunos impuestos después de todo. El aumento en la base del impuesto sobre la renta, limitada a dos años, por ahora, ha entrado en vigor desde enero, y la carga tributaria para las grandes empresas también se incrementará.
Los dirigentes sindicales y los partidos de oposición de izquierda han estado argumentando que esta carrera de austeridad brutal es sólo ampliar el ejército de los desempleados, va a reducir el consumo y profundizar en la recesión. No obstante, Rajoy sigue confiando. "El peor error es no hacer nada", dijo
Si Rajoy hace estos cambios, las elecciones no se le interpondrán en su camino durante al menos 12 meses. La alcaldesa Botella tiene aún más tiempo. Los madrileños no votarán un nuevo alcalde hasta 2015. Y la mujer que heredó su oficina podría finalmente ser elegida.
Traducido del alemán por Christopher Sultan
Traducido del inglés por Manuel Larios (con una pequeña ayuda del traductor de google)

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