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miércoles, 24 de agosto de 2011

Cuaderno de ruta VII

MIÉRCOLES 17 DE AGOSTO

Bayonne es la ciudad capitalina de esa zona vasco-francesa, (aunque para la República Francesa es una ciudad más de la provincia de los Pirineos Atlánticos, en la región de Aquitania). Para entrar en Europa, o pasas por Cataluña por Portbou o entras por el País Vasco rodeando San Sebastián y Bayonne. Así que muchas veces hemos pasado cerca de esa ciudad vasca y hemos visto el alzado de su catedral pero no entramos nunca.
Por eso aquel día lo dedicamos a visitar Bayonne, con la sorpresa de encontrarnos una ciudad con un enorme casco antiguo, una ciudad de arquitectura vasca muy pintoresca y además, una ciudad “muy habitada”. A diferencia de otras ciudades francesas, como ya hemos mencionado en este viaje, Bayonne no es una calle comercial llena de turistas y nada más, como le sucede de alguna manera a la próxima San Juan de Luz, que habíamos visitado el día anterior.  Atravesada por dos ríos, el Nive y el Adur, que confluyen en la propia ciudad, las fachadas litorales le dan un encanto especial a su entramado urbano. Tiene un castillo antiguo que empezó a construirse en el siglo XII y unas torres de muralla que se entremezclan con el caserío de la ciudad. Como muchas grandes ciudades del país vecino tiene una catedral gótica de bellas proporciones, que ha sido declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO con un claustro medieval, en la actualidad propiedad del Ministerio de Cultura. Una ciudad, en definitiva, muy agradable de visitar y supongo que también donde vivir.


JUEVES 18 DE AGOSTO
Regresando ya a nuestra tierra extremeña, tuvimos que vivir de nuevo la aventura de cruzar las carreteras del País Vasco. Al entrar en Guipúzcoa desde la autopista que viene de Francia, hay una autovía gratuita que cruza Euskadi en dirección Sur a través de Lasarte, Andoain, Tolosa, Beasaín y Alsasua (Alsasu en euskara) y que luego va a Vitoria. Lo digo porque tomar esta autopista sin que te metas por error en el peaje tiene su intríngulis. No es fácil. Las indicaciones están puestas de tal manera que acabas pagando el peaje, quieras o no. No vas a encontrar una señal que diga “a Vitoria por AP1, PEAJE” y otra que diga “a Vitoria por Alsasua, autovía”. Unas veces te pondrá a Lasarte, (ahí hay carreras de caballos ¿no?), otras veces podrá Andoain, (ahí hay mucho abertzale ¿no?), otras te pondrá Tolosa, (¿será lo de la batalla de las Navas de Tolosa?). Con la señalización actual lo que se pretende es que los pobres vascos que viven allí vayan por la autovía pero los turistas y transeúntes paguemos el peaje a la empresa concesionaria que ha conseguido colarle a la administración de la Comunidad Vasca la señalización allí existente, bien sea porque son tontos, bien sea porque también en Euskadi hay corrupción y el concesionario ha conseguido imponer sus señales al precio que sea.
Nos costó, pero al final lo conseguimos.
Desde Burgos, el viaje es tranquilo y la autovía tiene poco tráfico
VIERNES 19 DE AGOSTO


Para dar fin a nuestro viaje decidimos pasar por una de esas ciudades que siempre quisimos visitar pero que nunca visitamos,  de manera que nos dirigimos a Zamora.
Ya la tarde anterior, al llegar de tierras vascas, dimos un corto paseo por la zona antigua y vimos que había mucho que ver en Zamora. Conseguimos un plano de la ciudad en la oficina de turismo y regresamos al campamento ilusionados.
Al día siguiente nos levantamos temprano, pues comprobamos con pesar que también hacía calor por allí, y nos dirigimos al barrio antiguo valiéndonos de las referencias que habíamos tomado el día anterior. En Zamora hay innumerables iglesias, muchas de ellas románicas o de origen románico, y algunas en el extrarradio fuera de las murallas, como la ermita de Santiago donde el poema del Cid dice que fue armado caballero el singular guerrero y dicen que es la iglesia románica más pequeña de Zamora, aunque sus capiteles se han conservado con sus tallas limpias y bien realizadas que muestran esos monstruos y santos tan del gusto medieval. 


La catedral románica, tiene un frontal con un claustro que son renacentistas, en un estilo que es geométrico y riguroso, pero más italiano que escurialense. Sin embargo, lo que más impresiona es la magnífica construcción románica que por su antigüedad llama más la atención. Sus inmensas bóvedas de cañón sobre pilastras, el inmenso espacio del crucero y sobre éste, lo más destacado de aquella obra: el original cimborrio románico con sus 16 ventanas, mezcla de estilos bizantino, románico, incluso musulmán. También tiene un coro todo él tallado en madera de una gran belleza, elementos gótico-isabelinos, ha tenido cuatro retablos mayores, siendo el actual obra neoclásica de Ventura Rodríguez realizado con  mármoles e inspirado, según dicen, en el que Sabatini realizó en la Catedral de Segovia; también destaca la puerta del obispo, románica en su totalidad y el Palacio Obispal, de estilo renacentista.
Además Zamora tiene grandiosos palacios renacentistas reconvertidos a otros usos, como el de Parador Nacional, o Palacio de la Diputación. Pero destaca también por ser parte de la Ruta Europea del Modernismo, ruta en la que se encuentran entre las ciudades del norte de España: Astorga, Comillas y Ferrol; entre las del sur: Melilla, Cartagena, Novelda, Alcoy y Sueca; y el núcleo principal constituido en Cataluña, donde destaca Barcelona, pero también más de veinte ciudades como Tarragona, Reus, Gerona, Olot, etc.
En Zamora se pueden ver muchos conventos, pero también unos molinos en el Duero que son del siglo XII: las aceñas de Olivares.



En definitiva, Zamora tiene mucho que ver y es muy hermosa.

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