Estoy hasta las narices de la
canción del verano: el caso del terrorista enfermo terminal. He estado 15 días
en una tierra donde en todos los pueblos te recordaban con carteles, fotocopias
y pegatinas, el “caso Josu”, como allí le llaman; que es el “caso Bolinaga”
pero al revés. Allí parecía que no había otro tema y aquí parece que tampoco.
¡Qué ganas de elucubrar sobre cosas que están resueltas y no sobre lo que hay
que resolver! Ahora me he enterado que Antonio Muñoz Molina lo decía el pasado
21 de agosto: “Si la ley dice
que un condenado que padece una enfermedad terminal tiene que ser excarcelado,
¿a qué viene este circo siniestro? Las normas están, entre otras cosas, para
ahorrar diatribas superfluas.”
El nacionalismo vasco y el
español son tan parecidos que no encuentro diferencia ninguna. Me hace mucha
gracia cuando los vasco quieren defender una identidad diferente y lo hacen
asumiendo los roles más carpetovetónicos.
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