Los políticos son un mal
necesario. Mientras las sociedades humanas sigan organizándose de la misma
manera en que lo vienen haciendo desde que se creó la civilización tendremos
que seguir aguantándoles y sufriendo sus decisiones. Es duro, ya lo sé, pero lo
más duro es tener que aguantarles cuando la situación se vuelve difícil como es
el caso. Y cuando digo políticos no sólo me refiero a cargos públicos que
han sido elegidos democráticamente, podemos ampliar nuestra mirada a cualquier persona poderosa que
tenga en sus manos las decisiones que afectan a nuestro futuro colectivo, como
es el caso del Presidente del Consejo General del Poder Judicial o el del Banco
de Santander. Por eso, cuando la cosa se pone fea, necesitamos políticos con
talla. Necesitamos gigantes. No me refiero a gigantes físicos, que eso ya lo
pretendieron los creadores del Nationalsozialistische
Deutsche Arbeiterpartei, (o sea los nazis), con el resultado por todos conocido, me refiero a
gigantes morales.
Pues bien, es grande nuestra desgracia porque es el caso que en la actualidad
estamos gobernados por ratones. Ratones listos que se escurren por las rendijas
y se comen nuestro grano, pero también ratones asustados que saltan temerosos
al menor ruido y que se mueren de miedo al ver al gato. Veamos algunos
ejemplos.
Ayer recordaba una diputada canaria en un
programa de televisión que el actual ministro de Hacienda y
Administraciones Públicas, don Cristóbal Montoro, le recriminó que se hubiera abstenido hace un par de
años, cuando se votaba una de aquellas leyes socialistas para salvar España. La diputada le dijo que España necesitaba medidas
urgentes y que por tanto ellos no podían negárselas, a lo que el diputado del
P.P. le respondió, como el ratoncito listo que es: “que se hunda España que ya
vendremos nosotros a levantarla”. Ese mismo ratoncito listo que se come nuestro
grano salta asustado cada vez que aparece en las imágenes la gata teutona a la
que tanto respeto tiene. Este ratoncito es el mismo que nos dice para
tranquilizarnos: los hombres de negro no van a venir a España, pero el corre
por los rincones para que no le demos con la escoba.
Ese otro que preside el Consejo
General del Poder Judicial porque lo puso ahí el partido de la derecha, que se
ha comido nuestro grano y algo más en Marbella y otros centros del lujo
hortera, se asusta ahora cuando le dicen que si sus gastos de representación
están bien justificados que se pase por el Congreso y les explique a los
señores diputados las cuentas de sus facturas, que a veces te cobran el postre
que no te han traído o te meten ocho botellas de “Vega Sicilia” cuando sólo te
has tomado siete, una por cada guardaespaldas.
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