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jueves, 21 de junio de 2012

Por fin.

Máximo Pradera, aquel presentador de CNN+, organizó una recogida de firmas en la que participó este blog.
Hoy nos ha mandado este correo que tiene interés por lo que dice. 

Hola Manuel,
La marcha de Dívar, que se va a lograr gracias a la presión social (y con la apatía de casi todos los grupos políticos, excepto IU) es de una extraordinaria importancia para la España de los próximos años (la de la salida de la crisis) porque representa el triunfo de los principios y de los valores sobre los intereses y las intrigas.
Entre todos hemos creado lo que podríamos llamar "jurisprudencia ética": hemos sentado un precedente, el de Dívar, de una alta magistratura de la nación que se tiene que marchar a su casa porque su conducta es moralmente inaceptable.
La idea de que sólo lo penalmente reprochable puede determinar si un servidor público permanece o no en el cargo está tan arraigada en esta sociedad enferma, del dinero y la poltrona a cualquier precio, que ni el PP ni el PSOE han pedido (a tiempo) la dimisión del Presidente del Tribunal Supremo.
El Ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, dio un paso más allá en esta aberración intelectual al afirmar que "todo lo que no merece reproche penal refuerza al investigado desde un un punto de vista institucional."
Es la versión pedante del viejo dicho de nuestras abuelas de que "todo lo que no mata engorda".
Al ser fiscal de carrera y tener formación jurídica, la afirmación de Gallardón no puede obedecer a la ignorancia y sólo puede ser atribuible a uno de estos dos motivos:
1) Gallardón es un idiota moral, es decir, una persona que distingue entre lo que está penado y lo que no, pero no entre lo que está bien (bonito) y lo que está mal (feo)
2) Gallardón obra de mala fe y hace una defensa prevaricadora y corporativa de su colega jurista, en la que sabe que está siendo injusto deliberadamente.
Hemos tenido que ser los ciudadanos (mediante las redes sociales) y la prensa libre (a través de demoledores informes sobre las turbias prácticas de este sujeto) los que pidiéramos que el Presidente del Tribunal Supremo y del CGPJ se marchara a su casa.
Esta es para mí la gran lección del 15-M: la política se ha convertido ya en algo demasiado importante para dejarla sólo en manos de los políticos.
La distición entre ética y derecho es ESENCIAL para entender cómo queremos que sea la España del futuro.
Todo lo que está en el derecho ya está en la ética (el respeto a la vida, a la propiedad ajena, etc) pero no todo lo que está en la ética está también en el derecho.
No puede estarlo: no cabe físicamente. Sería imposible recoger un texto legal todos y cada uno de los supuestos de conducta institucional que no se adecuan a lo que demandan los ciudadanos.
Lo que separa al derecho de la moral es el recurso a la constricción y nuestros políticos pretenden que todo aquello a lo que no les podamos obligar mediante la Guardia Civil no sea tenido en cuenta en el desempeño de la función pública.
Esto es tanto como decir que nuestros políticos son, actualmente, incapaces de autoregularse, de determinar ellos mismos, según su conciencia y honor, lo que resulta institucionalmente higiénico y aceptable y lo que no.
Pero todos los cargos públicos, cuando juran o prometen su cargo, están haciéndolo "por su conciencia y honor", es decir, están contrayendo con los ciudadanos un compromiso moral de respeto a normas que no pueden ser recogidas en su totalidad por el Código Penal, porque entonces éste ocuparía el espacio de la Biblioteca Espasa.
La conciencia y el honor por los que juran los políticos pertenecen al ámbito de los valores y los principios, no de los delitos y las penas.
La conciencia y el honor por el que juran nuestros servidores públicos pertenecen al campo de la ética y de la estética, no al de los deberes y los derechos jurídicos.
La dimisión de Dívar es de una importancia capital en nuestra historia democrática porque significa que ni aún en el caso de que un cargo político corrupto sea incapaz de dimitir por "vergüenza torera", los ciudadanos tenemos ya la fuerza suficiente (y contamos con el precedente de facto) para reprocharle moralmente su conducta y enviarle a su casa.
Gracias por haber firmado la petición.
Tal como os decía en el preámbulo de la misma, se trataba de que hicieramos, sobre todo, algo por nuestro propio bienestar moral, ya que por el material no podemos hacer gran cosa...DE MOMENTO.
No es lo mismo leer que la soberanía nacional reside en el pueblo a constatar la fuerza que tenemos cada uno de nosotros por el sólo hecho de estampar una firma de adhesión en una reivindicación ciudadana.
Un abrazo
Max Pradera


1 comentario:

Unknown dijo...

Desde que está en twitter, es de los poquitos "famosos" que ha dado un paso adelante para utilizar su posición como plataforma para el "bien común". O por lo menos lo que él cree.

Sobre la carta, firmada está.