هذا الكاتب هو غبي
Dice un amigo de Arturo Pérez-Reverte al que escucha con mucha atención: “Es una guerra. Y la estamos perdiendo por nuestra estupidez. Sonriendo al enemigo”. Y el escritor dedica a este tema su artículo del dominical XLsemanal. Como su insistencia es enorme, me tomaré el interés de hacerle caso, pues este gran académico de la lengua (o lenguaraz académico) dice: “Porque es la Yihad, idiotas”. “Es una guerra, y no hay otra que afrontarla. Asumirla sin complejos. Porque el frente de combate no está sólo allí, al otro lado del televisor, sino también aquí. En el corazón mismo de Roma”. Ah, se trata de eso. No hace falta ir a Irak o a Siria a hacerles frente, ni siquiera a la Franja de Gaza, debemos de hacerles frente aquí.
Pues venga, adelante. ¡Qué no
se diga! Vamos a hacerle frente.
Aquí, en mi ciudad, no es que haya muchos enemigos, pero algunos hay. Tienen una mezquita que es una local
comercial en un barrio de las afueras. ¿Qué hacemos? ¿Les prendemos fuego
cuando estén todos allí, en la oración. O mejor, nos presentamos en el local y
empezamos a cortarles el cuello, que queda más de Santa Cruzada? No lo sé. He
entendido muy bien el mensaje de Pérez-Reverte, ese texto en el que nos llama
idiotas reiteradamente y estoy dispuesto a que no vuelva a hacerlo. ¿Pero es
que no sé cómo ponerle remedio?
Sería mucho pedir que en el
próximo artículo en lugar de pasarse la mitad del mismo insultándonos nos
diera alguna instrucción sobre lo que debemos hacer. Tal vez ir a buscarles a los
campos y tenderles una emboscada cuando están recolectándo nuestras cosechas.
¡Ah, tengo una idea genial!
Aquí cerca, hay una parte del término municipal que se llama Sagrajas, donde se
celebró una de las batallas más grandes de la reconquista. El problema es que
la perdimos nosotros y la ganaron los sarracenos, que llamaban a esa zona Zallaqá.
En el 1086 Alfonso VI les estaba metiendo presión a los reinos taifas del sur.
El rey de Sevilla, Al-Mutamid, pidió a los taifas de Badajoz y de Granada que
se unieran a los almorávides para hacer frente al enemigo común, y lo hicieron en
aquella batalla. Sería magnífico que cuando los descendientes de aquellos sarracenos estén
cultivando los tomates de la Vega del Guadiana, les atacáramos por sorpresa y
les pasáramos a cuchillo.
Espero que esta propuesta
llegue a las manos de este gran escritor y me conteste, diciéndome si le parece bien que empecemos a reaccionar
de la manera que propongo.
Quedo en todo caso a la espera de su amable
respuesta, agradeciéndole su interés por anticipado, Atentamente,
Manuel Larios Varela.
P.D. ¿De dónde traeremos los
jornaleros para completar la campaña del tomate?
Bueno, espero que el escritor
me vaya aclarando todas estas dudas.
2 comentarios:
Qué quiere decir el texto en árabe.
Cópialo y pégalo en el traductor de Google.
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