16 DE SEPTIEMBRE
Después
de desayunar y prepararlo todo nos montamos en el coche para tomar el camino de
Arles pero el coche no quiso ir. Al girar la llave para encender el motor hizo
un extraño. La segunda vez que giré la llave ya no hizo nada. La suerte fue que
Bruno, uno de los miembros de la familia que regenta el camping de Monplaisir,
(uno de los mejores que he conocido en toda Europa), se ocupó durante todo el
resto de la mañana de solucionar el problema eléctrico que padecía mi fiel
Toyota, que, en contra de lo que nos había parecido en un primer momento,
consistía simplemente en que la batería se había acabado.
A la
hora de comer (sobre la 1 del mediodía) llegamos a la oficina de turismo de
Arles. La Plaza de la República es un conjunto impresionante de edificios que
comprende el Ayuntamiento neoclásico, la Iglesia de Santa Ana, la portada
románica de Saint-Trophime, el claustro de Saint-Trophime y el resto del
rectángulo ocupado por un conjunto de edificios burgueses con una arquitectura
magnífica. El conjunto de San Trófimo está catalogado como Patrimonio de la
Humanidad por la Unesco y tiene un pórtico occidental que es una maravilla del
arte románico. Las naves de la iglesia, (ocupadas en aquel momento en dar cobijo
a una extraña ceremonia) y el claustro son magníficos. Todo el barrio antiguo
es un conjunto de caserones barrocos y arquitecturas pintorescas. Después de
descansar un poco en el Jardin d’Eté, nos topamos con el teatro antiguo: una
forma curiosa de denominar a todo un teatro romano; y casi pegado a él la rotonda
apretada de construcciones que forman la plaza en la que está el anfiteatro,
también romano, de Les Arenes.
La
fundación Van Gogh, un moderno edificio de vivos colores, estaba cerrada ese
día, pero se podía ver cerca de allí en la Plaza del Foro el café amarillo que
pintó el holandés en la ciudad y que es tan conocido. Por cierto, en esa plaza
se puede ver en una esquina un edificio que conserva la columna y el tímpano de
un templo romano integrado en su construcción y que formó parte del foro romano
que le da nombre. Hay un museo el Musée Réattu, que dice alojar “la donation
Picasso”, pero no entramos a verlo, la avería de la mañana nos había limitado
el día. Sí entramos en las Termas de Constantino, construcción romana que se ha
conservado muy bien, con muros de piedra y verdugadas de ladrillo, con arcos y
bóvedas de ladrillo que muestran la maestría romana en el arte de construir. Me
llamó mucho la atención los cortes en los que se podían ver los materiales con
que hacían los suelos. Soleras complejas de diferentes materiales según las
circunstancias tal como lo describen los libros de Vitrubio sobre arquitectura
y construcción romanas.
Me
gustaron mucho las calles y plazas del viejo Arles. Habrá que volver por allí
si se puede.
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