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miércoles, 19 de mayo de 2010

Confidencias.

El otro día un amigo se preguntaba cómo podía yo hacer tantas cosas a la vez y de dónde sacaba el tiempo. Se refería a que pudiera estudiar un idioma, hacer alguna que otra carrera en la universidad, mantener tres blogs activos, (escribiendo varias veces por semana en cada uno de ellos), leer una lista importante de libros de texto, estudios, ensayos, monografías e incluso algo de narrativa y algunas gotas de poesía de vez en cuando, sin siquiera llegar a abandonar el ejercicio físico por completo ni la costumbre de cocinar con cierta paciencia. Además, claro está, de las obligaciones profesionales y domésticas.

Para contestar a esas preguntas he de decir, en primer lugar, que yo no tengo la sensación de hacer muchas cosas, sino que por el contrario tengo la sensación opuesta. No leo tantos libros porque tenga mucha cultura sino porque tengo muy poca y querría saber más. Tengo a un montón de amigos y familiares implorándome que estudie ortografía. No creáis que no les hago caso, intento buscar un rato para ello. Me gustaría tener más tiempo para dedicarme más a la música, al estudio, a su manipulación, tocar un poco, etc. Tengo pendiente estudiar programación en C para música: el programa Csound de música electrónica, montones de grabaciones pendientes de escuchar. Tengo la intención de estudiar sobre fotografía, sobre fotografía digital y sobre manipulación de fotos con photoshop, software para fotos HDR (High Dynamic Range) y todo eso. Me interesa la antropología, la estética, la semiótica y algunas otras cosas, en consecuencia me matricularé de una carrera este año. Me gustaría dominar un par de idiomas diferentes al mío y conocer mejor dos o tres más. Me gustaría ser un experto en botánica y sobre todo en setas.

A pesar de las muchas frustraciones que arrastro he de reconocer que me entretengo. Quiero decir que día a día, con mucho esfuerzo, consigo alejar el peor de los fantasmas que pueden atemorizar al hombre moderno: el aburrimiento. Como he dicho no tengo un secreto, porque si lo tuviera no vería frustradas tantas esperanzas, pero sí puedo decir que tengo algunos trucos que me permiten mejorar mi rendimiento. Voy a contar algunos trucos.

Me desplazo andando. Voy andando a todos los sitios dentro de mi ciudad. Esto me evita perder mucho tiempo buscando aparcamientos, también me evita muchos gastos y supone un pequeño granito de arena en la mejora del medio ambiente.
En un cumpleaños regalé a mi mujer un Ipod que no llegó a usar nunca por no aprenderse toda esa parafernalia absurda a la que te obligan para cargar música con sus bibliotecas y demás necedades de Itunes. Un día se lo cogí y nunca lo ha echado de menos, así que me quedé con él. Mientras me desplazo por la ciudad puedo hacer dos cosas: practicar la escucha de idiomas y la escucha de música.

Madrugo. Me levanto a las seis y media. A primera hora de la mañana es cuando mejor se razona. Con la cabeza despejada puedes en unos pocos minutos escribir las cuatro menudencias que pongo en los blogs y a otra cosa. Si dedicara ese tiempo lúcido al trabajo lo desperdiciaría porque la suerte ha querido que mi empleo no requiera tanto de mí.
Es verdad que luego me entrego al vicio patrio de la siesta, pero eso me permite estar activo el resto del día.

No veo la tele. Este es un truco fundamental para tener tiempo. Si necesitas abandonarte al “entretenimiento” por alguna necesidad sicológica estás perdido. El País Semanal traía un artículo sobre esto pero no lo he leído: no tengo ese problema. Matizo esa afirmación rotunda. Veo el telediario de TELE5 mientras me tomo el primer café de la mañana y El Intermedio mientras ceno: las tonterías del Wyoming me ayudan a digerir los alimentos. Puntualmente pongo las noticias de CNN+ cuando algún tema de actualidad me interesa. De cuando en cuando pongo películas grabadas por las noches, un par de películas por semana. Me informo a cualquier hora del día viendo los titulares en internet de varios periódicos o leyendo blogs de confianza.

No sigo ningún deporte. No tengo absolutamente nada en contra de los deportes pero comprobé que es algo que hace perder mucho tiempo a la gente.

 Tengo pocos amigos. No puedo estar charlando todo el día con gente que me cuenta cosas que me interesan bien poco. Con los amigos de verdad no me importa ocupar mi tiempo charlando. Eso no es perder el tiempo.

Vivo con cierta austeridad. Por eso me puedo permitir el lujo de no estar trabajando doce horas al día. No obstante, el gobierno ha considerado que esta austeridad era poca y nos somete ahora a una nueva prueba. Que Dios nos asista.

2 comentarios:

Unknown dijo...

efectivamente, que dios nos asista, me gusta la reflexion

Anónimo dijo...

Usted es un inconsciente y hace mucho daño a la sociedad con sus " confidencias".
¿No se da cuenta de que si todos hicieramos algo parecido, el sistema económico quebraría del todo?
No estamos para bromas, por favor, consuma un poco más,vea intereconomía, siga a Rafael Nadal, sienta la angustia de poseer una segunda residencia. No le pido que vea Eurovisión pero sea un poco más solidario.Como cunda el ejemplo ésto se nos va de las manos. El que avisa no es traidor.