Ser mayor y estar bien, (en todos los aspectos), es algo magnífico. Me estoy acordando de Clint Eastwood, con una vejez llena del mejor cine, que cada vez que hace una película sorprende al mundo, de José Luis Sampedro que creo que ha cumplido 90 años y sigue siendo el joven rebelde que siempre ha sido, de Mick Jaguer, Neil Young, Sting, o con menos años, de Madonna, que le da cien vueltas a todos sus clones. Pero que la adolescente de 62 años, conocida como Jane Birkin siga dando el mismo espectáculo me parece un hecho lamentable. Es la Carla Bruni de los setenta y su reaparición reciente, en una actitud que parece la de aquella niña que descubre que tiene la regla y se enfrenta al mundo con decisión, me parece lamentable, en especial con ese movimiento de cámara que viene a suplir el movimiento imposible de esta anciana, que parece que se va a deshacer en una voltereta.
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Que Dios nos regale una buena vejez pero, por favor, que nos libere ya de la adolescencia eterna.
Que Dios nos regale una buena vejez pero, por favor, que nos libere ya de la adolescencia eterna.
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