La república Checa abandonó el bloque soviético de la mano del prestigioso dramaturgo Václav Havel, un político conservador pero que, por ejemplo, era amigo personal de Frank Zappa quien lo visitó en varias ocasiones. Desgraciadamente, hoy el país está en manos de un personaje, Václav Klaus, que ha alcanzado fama con su libro “Un planeta azul (no verde)” que es una biblia del negacionismo del cambio climático. El libro fue presentado en España por su amigo Jose María Aznar, que desde las Faes proclamó cosas como ésta en alabanza al libro:
“En estos tiempos de enfriamiento global de la economía internacional y de amenaza de una nueva glaciación en la economía nacional, en uno de esos ciclos écono-climáticos que se suceden cada vez que un Gobierno socialista llega al poder en España, los abanderados del apocalipsis climático exigen dedicar cientos de miles de millones de euros… pero no a paliar el hambre o la pobreza; no a vacunar a la población del tercer mundo de enfermedades que allí resultan mortales; no a garantizar el acceso al agua potable o al alcantarillado en buena parte del mundo subdesarrollado. No. Exigen que esos recursos se destinen a causas tan científicamente cuestionables en su viabilidad como ser capaces de mantener la temperatura del Planeta Tierra dentro de un centenar
de años y resolver un problema que quizá, o quizá no, tengan nuestros tataranietos.”
Lo peor es que, encima, Václav Klaus es presidente (por turno) de la Unión Europea y se dedica a atacar los organismos comunitarios. ¡Menuda presidencia!
“En estos tiempos de enfriamiento global de la economía internacional y de amenaza de una nueva glaciación en la economía nacional, en uno de esos ciclos écono-climáticos que se suceden cada vez que un Gobierno socialista llega al poder en España, los abanderados del apocalipsis climático exigen dedicar cientos de miles de millones de euros… pero no a paliar el hambre o la pobreza; no a vacunar a la población del tercer mundo de enfermedades que allí resultan mortales; no a garantizar el acceso al agua potable o al alcantarillado en buena parte del mundo subdesarrollado. No. Exigen que esos recursos se destinen a causas tan científicamente cuestionables en su viabilidad como ser capaces de mantener la temperatura del Planeta Tierra dentro de un centenar
de años y resolver un problema que quizá, o quizá no, tengan nuestros tataranietos.”
Lo peor es que, encima, Václav Klaus es presidente (por turno) de la Unión Europea y se dedica a atacar los organismos comunitarios. ¡Menuda presidencia!
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