Pereza neuronal

A menudo nos preguntamos si hay vida inteligente en el universo, pero lo realmente preocupante es saber si hay vida inteligente en este planeta. Nos referimos a vida inteligente en un sentido estricto. En sentido amplio no hay ninguna duda: el ser humano se levanta por las mañanas por propia voluntad, realiza un trabajo, se casa, paga sus impuestos hasta que un día se muere. Hasta ahí no hay duda. Lo que nos preguntamos es si la mayoría de los humanos se comportan de forma racional y toman sus decisiones llevados por un análisis lúcido de las cosas. Hay dos componentes que tergiversan el proceso racional de toma de decisiones y de análisis: los prejuicios o los juicios que vienen determinados por una doctrina que se asume como cierta sin pasar por el tamiz de la crítica y el principio de pereza que hace que los humanos tendamos a trabajar lo menos posible, incluyendo el trabajo de las neuronas que por otra parte consumen bastante energía. ¿Para qué pensar si alguien nos ha hecho ya el trabajo?
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Respecto a lo primero es asombroso como la gente adapta sus análisis a un esquema simplista que ha asumido en un momento dado: la ideología. Según la Real Academia de la Lengua una ideología es: “Conjunto de ideas fundamentales que caracteriza el pensamiento de una persona, colectividad o época, de un movimiento cultural, religioso o político, etc.” Por otra parte dice Marx que: “las ideas de la clase dominante, son, en todas las épocas, las ideas dominantes”. No obstante, el concepto de “clase dominante” es ambiguo. Si bien se habla de clase dominante a nivel de un conjunto político, como es el Estado, también una clase es dominante según el entorno, ya sea científico, económico, religioso, etc. Según el análisis marxista de la sociedad pensamos lo que nos interesa. El marxismo, como ya hemos defendido aquí, se equivocó mucho en las previsiones pero acertó de lleno en los análisis.
La pereza que llamaremos “neuronal” está muy extendida no solo por razón de ahorro de energía en el cuerpo humano, lo cual tendría cierta justificación, sino por una razón que viene impuesta desde la ideología dominante, según la cual las energías se han de gastar en los músculos y no en las neuronas. El gasto de recursos en procesos racionales está mal visto, igual que están mal vistos las lenguas muertas, la filosofía o el solfeo. Esto, que es un síntoma de carencia democrática, es propio de los regímenes autoritarios. Lo que viene a demostrar que la actual ideología dominante, la ideología consumista, es una ideología autoritaria, aunque la mona se vista de sedas y oropeles.
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Cuál es la consecuencia de esta falta de vida inteligente. En principio, ninguna, salvo el enorme aburrimiento que supone estar rodeado de personas que no ejercitan sus funciones superiores. Es un problema menor que puede ser resuelto acudiendo al auxilio de la música, la literatura o el cine realizados por mentes inteligentes.
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Los problemas aparecen cuando se utilizan los prejuicios y el poco trabajo neuronal para tomar decisiones. En la civilizada Suiza un grupo de perezosos neuronales atacaron a una mujer de origen brasileño, llegando a provocar el aborto del hijo que estaba gestando.