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lunes, 17 de diciembre de 2012

Metafísicas neocon.


Todos tendemos a considerar la vida con una cierta deformación profesional. El juez, el abogado o el funcionario judicial piensan que gracias a la justicia la sociedad funciona aceptablemente bien y que la cosa más importante que existe es la Ley y el ordenamiento jurídico en su conjunto. Para un arquitecto lo más importante es crear los entornos humanizados en los que se puedan realizar todas las actividades de la gente, entornos agradables, seguros, bellos y bien ordenados. El médico piensa que lo más importante en la vida es la salud, que la enfermedad es la cruz de la vida y que el más importante es el trabajo que él realiza. El agricultor piensa que sin su trabajo nadie comería, el mecánico que sin él todos ellos estarían en su casa sin poder moverse, el maestro que sin educación las personas no alcanzan a realizar sus potencialidades, y así podríamos seguir ad infinitum.
Pero este vicio de la propia sobreestima, que parece llegar a todos los profesionales, alcanza su clímax en los profesionales cuya objetivo es el dinero. Me refiero a los empleaos de banca de cierto nivel y a los empresarios. Pero no a los empresarios industriales, (antes se generalizaba con el nombre de industriales a todos los empresarios); sino a los actuales empresarios especulativos, que son los que mueven hoy el mundo.
Yo les he visto en un bar tomando el aperitivo el domingo y hablando entre ellos:
- No sé qué regalarles este año a los niños.
- ¿Qué edad tienen los tuyos?
- Cinco y nueve años.
- La edad de los míos, más o menos. Pues yo ya sé el regalo que le voy a hacer a mis hijos para “Reyes”.
- ¿Qué has pensado?
- Les voy a regalar una colección de monedas conmemorativas del tricentenario del tratado de Utrecht en oro de ley de 24 quilates.
- ¿Tú crees que eso les va a gustar?
- ¡Hombre! Estamos hablando de 24 quilates…

Pues bien, este colectivo es el que, según parece, ha tomado el poder en España. La rápida transformación que han sufrido los medios de comunicación públicos del Estado Español, RTVE, otrora adalides de la información veraz, independiente y crítica, no merece comentario alguno por ser de todos conocida. Pero hay un detalle que no deja de llamar mi atención. Me refiero a la segunda cadena de Televisión Española. Ésta, que había tenido siempre un carácter cultural, centrada en el mundo de las artes, los libros, el teatro, el cine, la música, desde su fundación allá en la época franquista, ya dejó abandonada en su penúltima etapa la difusión musical por alguna razón extraña. Los socialistas, que dirigieron el gobierno de la nación en esa anterior legislatura, han sido siempre unos negados para la música. Recuerdo habérselo oído decir a Felipe González en una entrevista de hace muchos años. Hablaba de libros, de historia, de poesía, de ensayo, pero afirmaba rotundamente que la música no tenía el menor interés para él. Lo recuerdo muy bien. Solamente, Alfonso Guerra, que siempre ha ido por libre, colaboró en aquella tarea de finales de los años ochenta de promover la música de Mahler.

Ahora, la actual directiva del “ente” ha decidido que la segunda cadena se dedique en exclusiva a la economía porque, estos adelantados del neoconservadurismo, hace ya mucho tiempo que consideraron que el dinero no era un medio, (poderoso donde los haya desde luego), sino un fin. El único fin, o más metafísicamente: el fin último. O sea, Dios.

P.D. El otro día he visto en mi peluquería a un cliente regalarle a mi peluquero un DVD con la integral de “La bola de cristal”. Cosas de cuando había televisión. Ahora lo que hay es algo diferente: ya no es TV es TDT.

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