Dice Michel de Montaigne en sus ensayos (Edición y traducción de J. Bayod Brau, Prólogo de Antoine Compagnon, Acantilado. Barcelona, 2007), que la muerte es lo mismo que ya tuvimos antes de nacer. Antes de nacer no teníamos vida, de la misma forma que no la tendremos cuando estemos muertos, por lo tanto, para qué preocuparse por ello. Antes de morir no tenemos aún la muerte y después, después tendremos menos que nada. Lo que le preocupa al filósofo francés no es vivir muchos años porque, "por muchos años que viva tendré después una eternidad de muerte", sino llenar los años de vida de intensa actividad, que cada momento vivido esté lleno de vida.
Pues eso.
Pues eso.
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