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martes, 8 de abril de 2014

La memoria histórica en el NYT.

El pasado domingo, el New York Times ofreció un artículo de Jim Yardley sobre la permanencia del franquismo en la España actual y la lucha de la oposición al régimen para conseguir llevar a los antiguos torturadores a prisión. Dado el interés y la actualidad del artículo, mostramos aquí una traducción a vuela pluma de este.

By JIM YARDLEY.   APRIL 6, 2014
The New York Times. 


MADRID - José María Galante era un estudiante universitario de izquierdas cuando estaba esposado en el techo de una cámara de tortura en un sótano, con su cuerpo colgando al aire. El inspector de policía se reía y se burlaba de él al hacer poses de artes marciales antes de patear y golpearle en la cara y en el pecho repetidamente.
El hombre que según el Sr. Galante le torturaba era un matón infame de la dictadura franquista en la década de 1970, más conocido como Billy el Niño por su costumbre de hacer girar su pistola en el dedo índice. Así que el Sr. Galante se sorprendió el año pasado cuando encontró a ese hombre, que vive en un apartamento espacioso a menos de una milla de su propio barrio, en el centro de Madrid.
"¿Cómo me sentí cuando lo vi por primera vez? Te tenemos, hijo de puta", dijo el Sr. Galante, quien agregó:" Estoy de acuerdo con la idea de la reconciliación. Pero no se puede cerrar página. Hay que leer esa página antes de cerrarla. "
Esta semana, el Sr. Galante piensa volver a ver a Billy el Niño, cuyo verdadero nombre es Antonio González Pacheco. Esta vez, será en una audiencia en el Tribunal Supremo de España, donde el Sr. Galante y otras víctimas están, por primera vez, tratando de procesar al Sr. Pacheco en un caso que reabre el doloroso pasado franquista del país y amenaza el pacto político que ayudó a España en su transición de la dictadura a la democracia.
La transición democrática de España ha sido una causa de orgullo nacional, un período que vio a los rivales políticos llegar a compromisos para permitir que el nuevo país emergiera. La nostalgia del pueblo respecto a ese espíritu político ya perdido fue evidente el mes pasado en la muerte de Adolfo Suárez, el primer ministro que guio al país en esos primeros años.
Pero el gran acuerdo que permitió esta transición fue complicado. Después de la muerte de Franco en 1975, una ley de amnistía absolvió a todos (a los izquierdistas y a la derecha franquista) y animó a una especie de olvido colectivo en nombre de la reconciliación. La creencia era que España podría prosperar sólo mirando hacia el futuro, no al pasado.
Para las víctimas como el Sr. Galante, esto significó que la puerta de la justicia se cerrara de golpe. Durante más de 40 años, los tribunales españoles se han negado a analizar estos casos, citando la ley de amnistía. Así que el Sr. Galante y otros han llevado sus quejas a la Argentina, invocando el principio legal de la jurisdicción universal en las que determinados crímenes, por su magnitud, trascienden las fronteras. Un juez argentino busca ahora la extradición del Sr. Pacheco y otra persona acusada de tortura. La comparecencia del Sr. Pacheco el 10 de abril en Madrid es para decidir si se concede la petición.
Tribunales españoles suelen ser reacios a extraditar a ciudadanos españoles. Pero sea cual sea el resultado, el caso argentino está resucitando viejos demonios en España. Los críticos dicen que España debe hacer frente a su pasado e incluso hacer a un lado la ley de amnistía. Otros advierten que ello podría dar lugar a una serie de acciones judiciales, que alcanzarían incluso a la élite del país.
Hoy en día, la política española, los negocios y la justicia aún se mezclan con personas que tienen vínculos directos o indirectos con el régimen de Franco. La semana pasada, un abogado de las víctimas pidió al juez argentino que presentara cargos contra cinco ex ministros de la época de Franco.
"No creo que eso fuera bueno para el país", dijo Ramón Jáuregui, parlamentario del Partido Socialista en la oposición, que se opuso a Franco durante la década de 1970, pero que se resiste a romper el pacto de amnistía. "No sabemos dónde comienza y donde termina. Si tenemos a alguien que era un torturador en 1970, ¿por qué no vamos a perseguir después a algunos ministros de los gobiernos de Franco que todavía están vivos? ¿Por qué no a los jueces? ¿Dónde ponemos el límite? "
El Gobierno de España se enfrenta incluso a la creciente presión de las Naciones Unidas. Pablo de Greiff, un investigador especial de Naciones Unidas, dijo que España "se quedó atrás" respecto a otros países europeos al enfrentarse a su pasado reciente. Dijo que el gobierno de España había hecho muy poco para ayudar a las víctimas del franquismo, y recomendó la anulación de la ley de amnistía para que los juicios puedan seguir adelante, ya sea en Argentina o en España.
"Algunos problemas no desaparecen," El relator especial para la promoción de la verdad, la justicia, la reparación y las garantías de no repetición de la ONU, dijo en una entrevista. "Las personas no pueden ser ignoradas. La gente, como es lógico, no se olvida".
Franco fue contemporáneo de Hitler y Mussolini, aunque su dictadura duró hasta la década de 1970 y su legado es más complicado, y contestado. No muy lejos del apartamento del Sr. Pacheco,  la Fundación Nacional Francisco Franco sirve de guardián de la herencia franquista. La pequeña oficina es como una máquina del tiempo de la dictadura: Retratos de Franco cuelgan de las paredes, mientras que una pequeña pantalla anuncia recuerdos de Franco: como camisetas y otros.
"Desde los Reyes Católicos, Franco es quien ha estado en el poder por más tiempo, y con el apoyo más popular", dice Jaime Alonso, portavoz de la fundación y el segundo al mando. "Él tuvo un gran apoyo popular hasta su muerte, pese a lo que afirme la propaganda."
El Sr. Alonso, abogado, argumenta que Franco no era un dictador y se burla de pruebas como los trabajos forzosos y las atrocidades de la posguerra. "Lo sucede ahora está producido por la necesidad que la izquierda tiene de deslegitimar la historia",
La mayoría de los historiadores coinciden en que Franco dirigió un régimen que pisoteaba las libertades civiles y a menudo gobernaba mediante el uso del miedo y la impunidad.
Durante varios años, las asociaciones privadas dirigidas por los descendientes de las víctimas franquistas han presionado para la exhumación de fosas comunes de la Guerra Civil española y la dictadura. En los últimos años, se reveló que miles de niños fueron secuestrados a familias republicanas y colocados en instituciones o adoptados por familias leales a Franco.
La controversia también rodea el Valle de los Caídos, el colosal santuario situado en la cima de la montaña donde Franco está enterrado junto a otras 30.000 caídos. Franco llamó al santuario el símbolo de la reconciliación. Pero los investigadores dicen ahora que algunos de los enterrados son soldados republicanos que fueron puestos allí sin que sus familias fueran notificadas.
En 2008, el juez Baltasar Garzón, magistrado conocido por su afán de fomentar la controversia, abrió una investigación para aclarar los crímenes de lesa humanidad acaecidos durante la época franquista. A los dos años, la investigación del juez Garzón fue cerrada después de que un grupo de extrema derecha, representada por D. Alonso de la Fundación Franco, presentara  una demanda acusándolo de excederse en su autoridad judicial.
Finalmente, el Tribunal Supremo de España lo expulsó de la judicatura después de descubrir que había utilizado escuchas ilegales en un caso diferente, una decisión que sus partidarios dicen que fue por motivos políticos. "En mi caso, fue un claro ejemplo de lo que se llama matar al mensajero", dijo el juez Garzón en una entrevista. "Lo que no entiendo es que, sí, la transición fue muy bien, en aquel momento. Pero ellos no entienden que ahora, el gobierno no está permitiendo el acceso a la verdad, a la justicia".
Uno de los abogados del caso Pacheco, Carlos Slepoy, dijo que las autoridades españolas han tratado de desmontar el proceso abierto, incluso cuando en las embajadas argentinas en todo el mundo se estaba tomando ya declaración a muchas personas. Grupos de víctimas españolas han viajado a Argentina para ofrecer su testimonio.
"En un principio, fueron dos familias y algunas organizaciones de derechos humanos los que pusieron en movimiento el asunto," dijo el Sr. Slepoy. "Ahora, hay 350 demandas, innumerables declaraciones y un gran movimiento de apoyo popular".
Ángel Llorente, un alto funcionario del Ministerio de Justicia de España, dijo que el Gobierno estaba cooperando con el juez argentino, y que ha permitido que el proceso de extradición continuara. no pudimos contactar con el Sr. Pacheco y sus abogados para comentar esto, a pesar de los repetidos esfuerzos. No ha hecho declaraciones sobre las acusaciones de tortura en su contra.
El Sr. Galante, el hombre que acusa al Sr. Pacheco de torturas, ya ha declarado en Argentina sobre sus experiencias en la década de 1970, un período en que los abusos de la dictadura supuestamente habían terminado. Fue detenido varias veces por protestar y pertenecer a un sindicato estudiantil antifranquista ilegal. Estando en prsión, dijo el Sr. Galante, fue golpeado en los genitales y sometido a una forma de ahogamiento simulado.
"Billy el Niño tenía tal sensación de impunidad ", dijo, "que nunca pensó que fuera a ser atrapado. No le interesaba la obtención de información, él sólo quería golpear a la gente".
El año pasado, el Sr. Galante y otros comenzaron su búsqueda. Descubrieron que había fundado una empresa de seguridad privada. Más tarde, un contacto facilitó una copia de su número nacional de identidad, que les ayudó a descubrir que había competido en el maratón de Nueva York y en una media maratón de Madrid.
Por último, encontraron su dirección, no muy lejos del Estadio Bernabéu, el del equipo de fútbol Real Madrid. "Hicimos lo que solía hacer con nosotros: Un grupo de nosotros permanecería en el barrio, y si lo veíamos, lo seguiríamos", dijo. "La primera vez que lo vimos, estaba corriendo. Tuvimos que fingir que corríamos nosotros también. "


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