La primera
ruta, al día siguiente, nos situó ante la cruda realidad. Un paseo de poco más
de 10 km. con 250 m. de desnivel se convirtió en un calvario
debido a las altas temperaturas que, unidas a la humedad reinante, nos hacían
sudar cuando el sendero se empinaba lo más mínimo. Así que terminamos cansados
y algunos desilusionados con la experiencia de estos bosques. Los recorridos
por los afluentes del río principal resultaron muy distintos de lo que lo
habían sido en nuestra anterior visita a la zona.
Al día
siguiente los jóvenes se quedaron en el pueblo, donde no los trataron muy bien,
mientras que nosotros fuimos al parking del pantano e hicimos el recorrido
completo al lago artificial del embalse de Irabia, con algo más de frescor que
el día anterior.
Al tercer
día hicimos la ruta que va desde las casas de Irati hasta el embalse para que
los chicos tuvieran la oportunidad de conocerlo. Recorrimos de nuevo parte del
pantano hasta que encontramos una zona en la que el río, antes de quedar
apresado, tenía unas pozas tentadoras. Nos bañamos con dificultad por las
piedras resbaladizas que formaban el fondo del río y el agua, que baja de las
montañas que hacen frontera con Francia y que ha sido antes nieve, estaba más
bien caliente que fría.
Finalmente
el viernes, cada uno se fue para su casa y nosotros nos cambiamos a un camping
en el valle de Baztán, más allá de Elizondo, en un pueblecito muy bonito que se
llama Erratzu.
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