Sé que soy un pesimista incansable. Lo sé. Yo mismo me río,
tratando de quitarle hierro al asunto, de los pronósticos tan lúgubres que
propago sin rubor.
Hoy escribe mi amigo Antonio Muñoz Molina en la página
diaria de su blog:
Va a pasar algo.
El Financial Times y el New York Times traen
noticias alarmantes sobre España: sobre el agujero negro de las
antiguas cajas de ahorros, sobre la deuda astronómica de bancos y
grandes empresas. Florentino Pérez aparece en portada, pero no en la del
cuadernillo de deportes, sino en el de economía. En las cajas de ahorros
se cocinó el maridaje turbio entre los negocios y la política: los
negocios parásitos y clientelares, la política irresponsable de
populismo identitario y gasto sin medida. El resultado es que no sabemos
qué va a suceder mañana mismo, y que el porvenir es una incógnita que
da miedo. Ya no nos acordamos de cuando no se vivía con esta congoja, de
cuando se negaba el peligro; cuando nos decían, por ejemplo, que en
nuestro país no podría suceder un desastre financiero como el de Estados
Unidos porque el Banco de España había mantenido un control estricto y
sabio sobre las tentaciones especulativas. Ahora no hay dinero para
nada: ya no nos acordamos de cuando había millones para un gasto tan
necesario como mover unos metros la estatua de Colón en Madrid, o
cambiar el enlosado público de media España.
Algo va a pasar y no sabemos lo que es. Hay una
desmesura, un desarreglo de todo. Quizás el breve verano de prosperidad y
estabilidad socialdemócrata que han disfrutado dos o tres generaciones
en una parte bastante reducida del mundo va a dar paso a algo mucho más
despiadado. Me gustaría saber qué idea tienen del porvenir esos que
hacen tantas burlas sobre los socialdemócratas: cómo imaginan que van a
disfrutar de la vida en cualquiera de esos sistemas en los que no hay
defensa para lso trabajadores ni límite para la omnipotencia y la
crueldad de los que lo tienen todo y quieren más todavía.
Comemos hoy con un amigo, agente inmobiliario, y nos
habla de los precios desmesurados de los apartamentos que compran en
Nueva York los nuevos amos de la Tierra, los plutócratas chinos y rusos.
En la calle 57 y la Sexta Avenida se está construyendo la que será la
torre de apartamentos más alta del mundo. Los precios ya se calcula que
llegarán a los ciento cincuenta millones de dólares. Cerca del
restaurante donde almorzamos hay una torre construida hace poco que da a
Central Park. En ella, nos cuenta nuestro amigo, un multimillonario
ruso ha comprado un apartamento para una hija suya que se ha venido a
estudiar a Nueva York. Ha pagado por él ochenta y ocho millones de
dólares. Le pregunto cómo hizo su fortuna: era un jerarca soviético que
se apoderó de una fábrica de fertilizantes. Hoy es el mayor proveedor de
fertilizantes del planeta.
"En este momento, España se desliza por una pendiente muy resbaladiza", dijo Nicolás Spiro, director general de Estrategia de Spiro Sovereign, una firma consultora en Londres que se especializa en el riesgo de crédito soberano. "La economía está ahora oficialmente en recesión, los planes del gobierno para establecer un 'banco malo' están sumidos en la incertidumbre, el desempleo se ha disparado y, quizás lo más preocupante es que es difícil ver qué se puede hacer en el corto plazo - a nivel nacional y en el extranjero - para detener la podredumbre ".
Feliz fin de semana.
¿Qué es lo que dice el New York Times de la situación de España?
"En este momento, España se desliza por una pendiente muy resbaladiza", dijo Nicolás Spiro, director general de Estrategia de Spiro Sovereign, una firma consultora en Londres que se especializa en el riesgo de crédito soberano. "La economía está ahora oficialmente en recesión, los planes del gobierno para establecer un 'banco malo' están sumidos en la incertidumbre, el desempleo se ha disparado y, quizás lo más preocupante es que es difícil ver qué se puede hacer en el corto plazo - a nivel nacional y en el extranjero - para detener la podredumbre ".
Feliz fin de semana.
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