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lunes, 21 de mayo de 2012

Historias.


Contar historias. Según Antonio Muñoz Molina, por alguna razón que están estudiando los neurólogos, los seres humanos necesitamos contar historias. Historias que sirvan para explicarnos la vida, que es algo inexplicable, que sirvan para enseñar a vivir, que es algo que nunca se aprende y que sirvan para dejar constancia de lo que es inconstante, incongruente e inconsistente. La narración de historias es un universal: está en todas las culturas. Por muy atrasada y pobre que sea una cultura, ha creado una gran cantidad de historias, historias complejas y muy elaboradas. Estas historias pueden ser cuentos de transmisión oral, pueden ser narraciones cortas, poemas, novelas o verterse en comics, obras de teatro o películas de cine, pero al final son siempre las mismas historias: de abandono y de encuentro, de amor y de desamor, de solidaridad y de soberbia, de justicieros y de injusticias, de vida y de muerte. Cuando el lunes llegamos a la oficina, lo primero que hacemos es un corto relato del fin de semana: estuve en la playa, vino mi familia, fuimos a una boda, me quedé en casa con un tremendo catarro. Cuando narramos algo le damos coherencia a una cosa que no la tiene, porque la vida no tiene coherencia. Ese fin de semana que resumimos diciendo que fuimos a la playa, fue en realidad una enorme acumulación de instantes en los que tuvimos multitud de experiencias a veces contradictorias, a veces difíciles de comprender, otras absurdas y nosotros somos los que ahora las ordenamos en un relato que dice que fuimos a la playa. Pero como decía León Felipe: “el miedo del hombre… ha inventado todos los cuentos”. El miedo a la incoherencia de todos esos momentos inconexos en los que la vida nos lleva por derroteros inesperados. Porque no sólo fuimos a la playa, también estuvimos a punto de sufrir un accidente que hubiera cambiado nuestra vida de forma radical, porque discutimos antes de salir de casa por cualquier cosa nimia y estuvimos enfadados casi todo el fin de semana. En una tienda encontré un libro que llevaba mucho tiempo buscando que no me compré y me dormí porque en la televisión ponían un programa muy aburrido y no nos habíamos llevado nada para leer.  En lugar de contar todo eso contamos que estuvimos en la playa, que el tiempo fue soleado y que el agua estaba aún fría. Los relatos son siempre parciales, no contamos todo, con lo cual hacemos una transmisión de datos tergiversada, a veces de manera inconsciente, otras de forma consciente para defender una idea que queremos transmitir y que sólo parcialmente se corresponde con lo que realmente sucedió. Fuimos a la playa y lo pasamos muy bien, fuimos felices durante todo el fin de semana porque el sol lucía espléndidamente y el agua estaba fresquita.

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