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viernes, 4 de mayo de 2012

Mareando la perdiz sin atacar el problema.


¿Será posible? Hoy me he levantado, me he duchado, me he lavado los dientes, me he afeitado  y cuando me iba a tomar un café he abierto El País digital y me he encontrado con un artículo de opinión nada menos que de Juan Carlos Rodríguez Ibarra. Hasta ahí todo normal. A menudo, el que fuera presidente de mi Comunidad Autónoma, colabora con ese periódico y muchas veces estoy en contra de lo que dice. Algunas veces incluso me exasperan sus opiniones partidistas.
Lo que me ha helado la sangre esta mañana ha sido constatar que en esta ocasión estoy de acuerdo con lo que dice al 100% (hundertprozentig, que dice la Merkel).
Dejé el café y me tomé una tila.
El artículo que puede leerse aquí, viene a decir que el gobierno nos ha metido dos mentiras que ha conseguido que lleguen a la opinión pública y sean compartidas por todos: 

  1. - Que hay que recortar el gasto público.
  2. - Que el peso de lo público en nuestra economía es superior al de otros países avanzados, especialmente por el gran aumento en el número de empleos que “ha sufrido” la administración por causa de las Comunidades Autónomas.

En cuanto al recorte pretendido de 28.000 millones de euros, propone el extremeño reducir la economía sumergida que suponen 70.000 millones anuales según los técnicos de Hacienda y comenta que no es algo congénito con la naturaleza de los españoles, como no lo era el elevado número de accidentes de tráfico al que se le puso coto persiguiendo las conductas indebidas.
En cuanto al peso de lo público en nuestra economía es un hecho incuestionable que es inferior al del resto de países del entorno, incluso es parecido al de la muy liberal economía de los EE.UU. La actual campaña contra el gasto público reside en el hecho de que ha aumentado mucho en las últimas décadas. Claro, en 1980, cuando arranca nuestra democracia, en España apenas se pagaban impuestos y apenas se recibían servicios de la administración. Para ponernos al nivel de Europa ha habido que incrementar el peso público hasta los niveles actuales.
Corregir excesos, donde los haya, está bien. Hacer demagogia no. No creo que sea un exceso el nivel de educación que reciben los niños españoles, ni el ratio de maestros por aula.


Gráfico tomado del blog del economista y sociólogo Danilo Albarracín:

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