Los franceses tienen una idea de
Francia que no es de derechas ni de izquierdas, es francesa y republicana, y no me refiero a que no tienen rey, me refiero a que creen en los valores de la Revolución Francesa. Tal vez eso sea lo
que más envidia me da de ellos. Parece como si España no supiera qué es lo que
quiere ser. Para la mitad de la derecha el franquismo era una opción “muy
bonita” y todo lo que sea recuperarla está bien para ellos. Ese problema no nos
lo quitamos de encima. Pero volviendo a los franceses, decía antes de las
elecciones Bernard-Henry Levy en El País del sábado que la derrota de la
extrema derecha era responsabilidad de la derecha liberal. Levy, (que no es
hombre de izquierdas), afirma que de la misma manera que la izquierda
democrática nunca debió de aliarse con el comunismo, la derecha cavará su tumba
si lo hace con la extrema derecha, con el fascismo de los Le Pen: “Tradicionalmente,
es la izquierda la que clama que “el fascismo no pasará”. Sin embargo, en la
práctica, es de la derecha, con su capacidad de resistencia, su determinación
para desbaratar la trampa y su preocupación por el honor, al mismo tiempo que
su inteligencia de las relaciones de fuerzas, de la que depende que pase o no
pase. Cada vez que la derecha ha cedido, el fascismo ha pasado.” Por otra
parte, el comentarista de la televisión francesa decía, reiterando la idea de
Levy, que gran parte de la derecha no se ha sentido atraída por los guiños que
Sarkozy hacía a los xenófobos al objeto de ganárselos para sus filas, y remitía
expresamente a la derecha católica, a los demócratas cristianos.
A parte de esto, si es una buena
noticia para Francia que ganen los socialdemócratas lo es aún mejor para
España. Es la primera buena noticia que tenemos en mucho tiempo. Y no lo digo
sólo para los socialistas españoles, lo digo para todo el país.
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