Con ser grave lo que está
pasando en este país lo peor no es eso. (¡Vaya, llegó el pesimista de guardia!)
No. Lo peor es que esta terrible situación, que más perece una película de
serie B que una situación económica, nos oculta la verdadera realidad. ¿Y qué
es tal cosa? Noticia de segunda fila en el diario El Mundo: detectan
radioactividad de Fukusima en atunes rojos ante las costas de Estados Unidos.
Lo que sigue es un baile de cifras, un barullo sobre los límites aconsejables y
demás, pero una cosa está clara, si en un punto del planeta se produce un
desastre como el de Fukusima, sus consecuencias viajan por el globo de una
punta a la otra y nadie está libre de ser contaminado con el atún de una
ensaladilla rusa. Dice Ramón en El País: si no sabes qué respiras ni qué comes,
¿qué sabes?
Pues eso: nada.
Y como decía Monty Python en
el memorable Always look on the bright side of live: ¿qué tienes que perder?
Viniste de la nada, volverás a la nada, ¿qué puedes perder? NADA.
Pero sí podemos perder.
Podemos perder un planeta que recibimos de las generaciones anteriores y que
vamos a dejar hecho una piltrafa. Pero claro, esto son cosas de ecologistas y
perroflautas. Las personas serias compran el Financial Times. ¿Qué dirá el
Financial Times el día en que el cambio climático arrase la vida planetaria.
¿Pedirá la intervención del FMI?
De momento el cambio climático
avanza: estas son los únicos boletus estivalis que hemos encontrado en
Extremadura este año: prácticamente nada.
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