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martes, 27 de septiembre de 2011

Cielos londinenses.

Sé lo que son los cielos madrileños, (cielos velazqueños se llaman), nací y me crié bajo esa capa azul brillante. Cuando de pequeño iba al colegio, el aire de mi barrio, en la zona norte de Madrid, era trasparente y el cielo de un azul luminoso, todavía no había tantos coches como madrileños. En tiempos recientes he visto los cielos enfermos de Madrid, esos que el anticiclón vuelve grises por la contaminación, con una proporción tan alta de partículas asesinas que las autoridades municipales tienen que engañar para no reconocer que el peligro para la salud pública es inminente.
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En Londres apenas circulan vehículos que no sean los taxis negros, los autobuses rojos o las furgonetas de reparto. En Inglaterra el tiempo no parece estar tan sumamente loco como lo está por aquí. Es otoño y el cielo se cubre de nubes. A veces sale el sol y sus rayos iluminan cálidamente la ciudad y a veces se cubre de nubes blancas algodonosas. Otras veces oscurece un poco más y, de repente, se pone a llover dulcemente, sin estridencias, podíamos decir que orvallando o poco más. En esos casos te calas una gorra y es suficiente para no mojarte.
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Cuando llegué a casa y descargué las fotos del viaje lo que más me sorprendieron fueron los cielos londinenses. Qué maravillosas imágenes esos cielos tan variados y, cuando libres de nubes, tan azules.

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