El PSOE, y con él todos los que no siendo del PSOE no somos del PP, asistimos atónitos a la sentencia que absuelve al presidente de la Comunidad Valenciana de un delito de cohecho por aceptar unos regalitos, total unos pocos trajes por importe de varios millones de pesetas. La sentencia sorprende por su contenido, pero no sorprende si tenemos en consideración una cosa: se trata de un político, no de un funcionario. Es conocida la animadversión de este blog hacia los políticos, que tiene su origen en unas ciertas simpatías libertarias. Pero resulta que lo que está pasando ahora es muy grande.
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Tras el periodo constituyente, este país vivió una auténtica presión de los dirigentes políticos por hacerse con todo el poder y dominar todos los ámbitos de la sociedad. Precisamente por venir de una situación en la que el dictador controlaba todo, (o al menos lo pretendía), tanto en la información como en la política, y por haber prohibido el funcionamiento de los partidos, mucha gente pensó, (porque así se lo hicieron saber), que la solución vendría de la legalización de estos y de la entrega de todo el poder a los mismos.
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Tras el periodo constituyente, este país vivió una auténtica presión de los dirigentes políticos por hacerse con todo el poder y dominar todos los ámbitos de la sociedad. Precisamente por venir de una situación en la que el dictador controlaba todo, (o al menos lo pretendía), tanto en la información como en la política, y por haber prohibido el funcionamiento de los partidos, mucha gente pensó, (porque así se lo hicieron saber), que la solución vendría de la legalización de estos y de la entrega de todo el poder a los mismos.
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Tal vez en el principio fue el verbo. Quiero decir que lo primero que controlaron fueron los medios de comunicación y de la cultura. En otras democracias occidentales, la cultura y la comunicación suelen estar en manos de grupos económicos. En este país están en manos de grupos económicos controlados por los partidos. Y no me estoy refiriendo a éste o a aquel medio o partido, sino a todos. El PSOE ha tenido a su disposición siempre al grupo PRISA, exactamente igual que el PP ha tenido a la casi totalidad del resto de grupos de comunicación, como Vocento, El Mundo y los demás. En definitiva, se trata de controlar la comunicación para controlar el poder, como es sabido.
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Así, podemos ver como esta amalgama de políticos y periodistas son capaces de tumbar a un funcionario que como el Juez Garzón ha sido capaz de defender la justicia en todos los terrenos cuando se han visto atacados por él en algún asuntillo. Si uno lo piensa bien, la acumulación de poder que se dio a los partidos políticos en España en la época de Manuel Fraga, Alfonso Guerra o Adolfo Suárez no difiere gran cosa de lo que pasa en Italia con los distintos tipos de mafias. Ambos, por otra parte, lucen trajes de seda italianos de muy buena calidad, con la diferencia de que los mafiosos se los compran ellos.
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¿Se ha preguntado alguien por qué son los políticos los que reciben los regalos y los funcionarios los que acaban condenados en los procesos de cohecho? Existen guardias civiles que están en prisión porque un puticlub les dejaba entrar gratis para que no se metieran con ellos, lo han dicho hoy en tele5. Es normal que si los políticos tienen el poder pongan a los funcionarios para que den la cara y paguen por ellos. Lo que no es normal es que encima haya mucha gente que piensa que los políticos son unos santos mientras que los funcionarios, además de unos vagos, son unas mentes criminales que no quieren más que hacer daño a todo el mundo, empezando por los pobrecitos políticos, con lo inocentes que son ellos.
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Ya estamos viviendo las consecuencias de este tipo de opinión que se ha extendido de forma interesada. En este blog no tenemos una predilección especial por el juez Garzón, un personaje garbancero que asiste a cacerías, que juega al futbol con los periodistas y que en definitiva es demasiado ambicioso, lo que sucede es que en su persona se ejemplifica mucho de lo que está pasando y de lo que se nos vendrá encima si dejamos que los políticos nos controlen todo.
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