El próximo día 24 del presente agosto, se cumplen 110 años del nacimiento de Jorge Luis Borges, para “todas las cosas”, tal vez el más grande escritor en español del siglo XX. Para celebrar tan gozosa onomástica, en este blog vamos a proponer un juego borgiano. Vamos a jugar con dos cosas que al maestro tal vez le hubieran gustado: el tiempo y la realidad.
En cuanto al tiempo, porque este juego lo debemos posponer al citado día 24, si no queremos cometer un pecado contra la temporalidad.
En cuanto a la realidad porque jugaremos con el concepto de realidad y ficción, que era un asunto que gustaba mucho al maestro argentino. El juego en cuestión se debe de jugar desde la página de “todas las cosas” y su ejecución es sumamente sencilla siguiendo las instrucciones que vienen a continuación.
En cuanto al tiempo, porque este juego lo debemos posponer al citado día 24, si no queremos cometer un pecado contra la temporalidad.
En cuanto a la realidad porque jugaremos con el concepto de realidad y ficción, que era un asunto que gustaba mucho al maestro argentino. El juego en cuestión se debe de jugar desde la página de “todas las cosas” y su ejecución es sumamente sencilla siguiendo las instrucciones que vienen a continuación.
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INSTRUCCIONES PARA JUGAR CON LA REALIDAD-FICCIÓN EN HOMENAJE A JORGE LUIS BORGES.
INSTRUCCIONES PARA JUGAR CON LA REALIDAD-FICCIÓN EN HOMENAJE A JORGE LUIS BORGES.
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1º. Encienda el ordenador personal
2º. Conéctese a Internet.
3º. Entre en la página del blog “todas las cosas”
4º. En la parte superior izquierda de la página del blog aparece una ventana para entrada de texto y al lado los mensajes buscar blog, marcar blog y siguiente blog.
5º El significado de estos mensajes es ambiguo porque no significan lo que dicen sino cosas distintas. Esta ambigüedad hubiera gustado mucho al escritor. Buscar blog, parece referirse a que uno busca un blog determinado introduciendo una frase en la ventana de texto. Pues no es así. Lo que en realidad hace la ventana de texto es buscar entradas del blog actual, (es decir de “todas las cosas”), en las que aparezca el texto que escribimos en la misma.
Escribamos en la ventana las palabras “Jacinto Peñaranda”.
6º. Se abrirán varias entradas que los lectores de este blog dejaron pasar en su día porque pensaron que no merecía la pena dedicar su tiempo a conocer un autor tan secundario como el que se comentaba en ellas. Craso error, porque, jugando con la realidad y la ficción como hacía el homenajeado maestro Borges, nos inventamos en aquellos mensajes, un escritor que en realidad no llegó a existir. Jacinto Peñaranda no ha existido. El juego consistía en darle visos de verosimilitud manipulando las informaciones que dábamos.
Si vemos los mensajes desde abajo hacia arriba que es el orden en el que se fueron publicando, veremos que en el primero, titulado “autores olvidados”, aparece una fotografía que, si leemos el texto, deducimos que es del propio Jacinto Peñaranda, con lo cual su persona se nos presenta tan real como si hubiéramos coincidido con él en el Café Gijón y nos lo hubiera presentado León Felipe, por ejemplo, (Cosa poco probable porque entonces no habíamos nacido ninguno de nosotros). Sin embargo no hay un pie de foto y nadie nos ha dicho que esa foto sea del ínclito Peñaranda. En realidad he de decir que se trata de una foto de Neruda joven. Como quiera que estamos acostumbrados a las fotos de Neruda mayorcito con su gorra de marino y demás, tendemos a pensar que se trata del otro, del “autor olvidado”. Pero somos los receptores del texto y los observadores de la foto los que sacamos esa conclusión. No se le puede acusar al autor del blog de haber engañado a nadie.
Sí se le puede acusar de lo que sigue, porque en ese mensaje no sólo se habla de un Jacinto Peñaranda que no existió, sino que además se llega a citar textos supuéstamente suyos.
En el siguiente mensaje, de fecha 13 de mayo pasado y bajo el título “Sobre Jacinto Peñaranda”, el autor del blog ya empieza a manipular la realidad de forma descarada y mentirosa. Primero se inventa, con toda desfachatez, la pregunta de un supuesto lector del blog al que hace llamar Buenaventura, cuando todo el mundo sabe que este blog no lo lee nadie y por tanto nadie hace cuestiones jamás en el mismo.
Dice que el autor aparece en la Enciclopedia Chilena de las Letras, lo cual es una falacia porque tal enciclopedia nunca existió. Pero el delito del mentiroso autor se ve afeado por el hecho mendaz de mencionar una editorial chilena, Ediciones LOM, (que esa sí existe y tiene hasta una página web), llegando al descaro de proponer a los lectores que se den de alta en la misma para pedir, a vuelta de correo, los libros del inexistente Jacinto Peñaranda. Para redondear la mentira se trae a colación a la cadena SER, a Isabel Allende, una autora que realmente existe y escribe muy bien, lo mismo que existe la investigadora Ana María Cuneo, el libro que se menciona y sus investigaciones centradas sobre todo en la poetisa chilena Gabriela Mistral. Como vemos, el infame estafador mezcla realidad con ficción hasta que el lector no puede saber dónde acaba una y empieza la otra.
En el mensaje del 21 de mayo se menciona a una tal Marisol Garrido que se dice ha enviado numerosas citas sobre fuentes periodísticas que mencionan al inventado escritor. A fecha de hoy no hay nadie que sea capaz de afirmar con certeza si esta Marisol Garrido es otro invento del estafador autor del blog o si en realidad existe, pues si hacemos una búsqueda en google nos aparecen varias menciones a su trabajo académico. Estas son las cosas que traen las mentiras y los engaños, que llega un momento en que ya no sabemos lo que es cierto y lo que no. Dejemos de lado a la pobre Marisol y centrémonos en los siniestros manejos seguidos para mantener la farsa. Se menciona el descubrimiento de que Peñaranda estudió en los Jesuitas de Valparaiso. Claro que en Valparaiso hay un colegio de Jesuitas y por supuesto que se llama Colegio San Ignacio de Loyola, faltaría más, el link es correcto y nos lleva a ese centro escolar, pero, no hace falta que preguntemos allí si tienen constancia de un alumno más o menos ilustre de nombre Jacinto y apellido Peñaranda. Claro que en la bella ciudad chilena existe una facultad de derecho, se puede seguir el link y visitar su página, pero eso no quiere decir nada. Son trucos que ya vamos conociendo para hacer parecer verdad la mentira infame. Las argucias del perverso mentiroso llegan a su culmen cuando se menciona un artículo de un autor inexistente sobre las influencias literarias que tuvo el imaginario Peñaranda. Dice que fue publicado en diciembre de 1997 y lo dice, exclusivamente, porque a partir del mes siguiente se pueden consultar en internet los índices de la Revista de Occidente. Así son las argucias que han llevado al equívoco al incauto lector del blog.
Pero lo que ya sobrepasa todo asomo de juicio por parte del autor del blog es el mensaje de 27 de mayo que da por terminado el tema basándose en una argucia del todo demencial, o mejor debería decir demente. Hace relacionar al supuesto escritor chileno con un siniestro personaje del naciente fascismo español de los años treinta y da por concluidas las anteriores recomendaciones con argumento tan falaz, esta vez no por mentiroso, sino por las implicaciones que tiene mezclar la política con la literatura, diciendo:
“Ante estos tristes descubrimientos no me queda otra cosa que retractarme de mis recomendaciones y censurar los escritos de Jacinto Peñaranda por ser obra de un fascista confeso y nunca arrepentido, al menos en lo que hemos llegado a conocer de su existencia.”
Siguiendo esa línea argumental deberíamos retractarnos de recomendar la lectura de Borges, que fue un hombre que elogió a la Junta Militar Argentina. Cosa que no haremos pues si no tampoco podríamos recomendar a D’Annunzio, Camilo J. Cela o Calderón de la Barca.
1º. Encienda el ordenador personal
2º. Conéctese a Internet.
3º. Entre en la página del blog “todas las cosas”
4º. En la parte superior izquierda de la página del blog aparece una ventana para entrada de texto y al lado los mensajes buscar blog, marcar blog y siguiente blog.
5º El significado de estos mensajes es ambiguo porque no significan lo que dicen sino cosas distintas. Esta ambigüedad hubiera gustado mucho al escritor. Buscar blog, parece referirse a que uno busca un blog determinado introduciendo una frase en la ventana de texto. Pues no es así. Lo que en realidad hace la ventana de texto es buscar entradas del blog actual, (es decir de “todas las cosas”), en las que aparezca el texto que escribimos en la misma.
Escribamos en la ventana las palabras “Jacinto Peñaranda”.
6º. Se abrirán varias entradas que los lectores de este blog dejaron pasar en su día porque pensaron que no merecía la pena dedicar su tiempo a conocer un autor tan secundario como el que se comentaba en ellas. Craso error, porque, jugando con la realidad y la ficción como hacía el homenajeado maestro Borges, nos inventamos en aquellos mensajes, un escritor que en realidad no llegó a existir. Jacinto Peñaranda no ha existido. El juego consistía en darle visos de verosimilitud manipulando las informaciones que dábamos.
Si vemos los mensajes desde abajo hacia arriba que es el orden en el que se fueron publicando, veremos que en el primero, titulado “autores olvidados”, aparece una fotografía que, si leemos el texto, deducimos que es del propio Jacinto Peñaranda, con lo cual su persona se nos presenta tan real como si hubiéramos coincidido con él en el Café Gijón y nos lo hubiera presentado León Felipe, por ejemplo, (Cosa poco probable porque entonces no habíamos nacido ninguno de nosotros). Sin embargo no hay un pie de foto y nadie nos ha dicho que esa foto sea del ínclito Peñaranda. En realidad he de decir que se trata de una foto de Neruda joven. Como quiera que estamos acostumbrados a las fotos de Neruda mayorcito con su gorra de marino y demás, tendemos a pensar que se trata del otro, del “autor olvidado”. Pero somos los receptores del texto y los observadores de la foto los que sacamos esa conclusión. No se le puede acusar al autor del blog de haber engañado a nadie.
Sí se le puede acusar de lo que sigue, porque en ese mensaje no sólo se habla de un Jacinto Peñaranda que no existió, sino que además se llega a citar textos supuéstamente suyos.
En el siguiente mensaje, de fecha 13 de mayo pasado y bajo el título “Sobre Jacinto Peñaranda”, el autor del blog ya empieza a manipular la realidad de forma descarada y mentirosa. Primero se inventa, con toda desfachatez, la pregunta de un supuesto lector del blog al que hace llamar Buenaventura, cuando todo el mundo sabe que este blog no lo lee nadie y por tanto nadie hace cuestiones jamás en el mismo.
Dice que el autor aparece en la Enciclopedia Chilena de las Letras, lo cual es una falacia porque tal enciclopedia nunca existió. Pero el delito del mentiroso autor se ve afeado por el hecho mendaz de mencionar una editorial chilena, Ediciones LOM, (que esa sí existe y tiene hasta una página web), llegando al descaro de proponer a los lectores que se den de alta en la misma para pedir, a vuelta de correo, los libros del inexistente Jacinto Peñaranda. Para redondear la mentira se trae a colación a la cadena SER, a Isabel Allende, una autora que realmente existe y escribe muy bien, lo mismo que existe la investigadora Ana María Cuneo, el libro que se menciona y sus investigaciones centradas sobre todo en la poetisa chilena Gabriela Mistral. Como vemos, el infame estafador mezcla realidad con ficción hasta que el lector no puede saber dónde acaba una y empieza la otra.
En el mensaje del 21 de mayo se menciona a una tal Marisol Garrido que se dice ha enviado numerosas citas sobre fuentes periodísticas que mencionan al inventado escritor. A fecha de hoy no hay nadie que sea capaz de afirmar con certeza si esta Marisol Garrido es otro invento del estafador autor del blog o si en realidad existe, pues si hacemos una búsqueda en google nos aparecen varias menciones a su trabajo académico. Estas son las cosas que traen las mentiras y los engaños, que llega un momento en que ya no sabemos lo que es cierto y lo que no. Dejemos de lado a la pobre Marisol y centrémonos en los siniestros manejos seguidos para mantener la farsa. Se menciona el descubrimiento de que Peñaranda estudió en los Jesuitas de Valparaiso. Claro que en Valparaiso hay un colegio de Jesuitas y por supuesto que se llama Colegio San Ignacio de Loyola, faltaría más, el link es correcto y nos lleva a ese centro escolar, pero, no hace falta que preguntemos allí si tienen constancia de un alumno más o menos ilustre de nombre Jacinto y apellido Peñaranda. Claro que en la bella ciudad chilena existe una facultad de derecho, se puede seguir el link y visitar su página, pero eso no quiere decir nada. Son trucos que ya vamos conociendo para hacer parecer verdad la mentira infame. Las argucias del perverso mentiroso llegan a su culmen cuando se menciona un artículo de un autor inexistente sobre las influencias literarias que tuvo el imaginario Peñaranda. Dice que fue publicado en diciembre de 1997 y lo dice, exclusivamente, porque a partir del mes siguiente se pueden consultar en internet los índices de la Revista de Occidente. Así son las argucias que han llevado al equívoco al incauto lector del blog.
Pero lo que ya sobrepasa todo asomo de juicio por parte del autor del blog es el mensaje de 27 de mayo que da por terminado el tema basándose en una argucia del todo demencial, o mejor debería decir demente. Hace relacionar al supuesto escritor chileno con un siniestro personaje del naciente fascismo español de los años treinta y da por concluidas las anteriores recomendaciones con argumento tan falaz, esta vez no por mentiroso, sino por las implicaciones que tiene mezclar la política con la literatura, diciendo:
“Ante estos tristes descubrimientos no me queda otra cosa que retractarme de mis recomendaciones y censurar los escritos de Jacinto Peñaranda por ser obra de un fascista confeso y nunca arrepentido, al menos en lo que hemos llegado a conocer de su existencia.”
Siguiendo esa línea argumental deberíamos retractarnos de recomendar la lectura de Borges, que fue un hombre que elogió a la Junta Militar Argentina. Cosa que no haremos pues si no tampoco podríamos recomendar a D’Annunzio, Camilo J. Cela o Calderón de la Barca.
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