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jueves, 23 de abril de 2009

Margarita Nelken


La concejalía de incultura, (perdón, de cultura se llama), del Ayuntamiento de Badajoz viene siendo noticia desde hace tiempo por el tema de los nombres que viene poniendo a las calles de la ciudad. Párrocos, contratistas de obras, comerciantes y todo aquel que haya tenido algo que ver con el partido de la derecha, la Iglesia Católica o incluso el franquismo en sus vertientes no sujetas a condena por la Ley de la Memoria Histórica y sobre todo amigos y amiguetes de los munícipes dirigentes tienen garantizada una calle en la ciudad, en detrimento de personajes históricos que nacieron aquí y tuvieron una relevancia notable en algún aspecto de sus trabajos y sus vidas.
En aplicación de la susodicha Ley no les ha quedado más remedio que quitarles el nombre a los autores del golpe de estado del 36 y a los campeones de la represión que fusilaban republicanos por aquí hace un par de generaciones. Estos egregios regentes, bien porque quisieran consolar a sus bases franquistas, bien porque quisieran vengarse de la caterva roja, han decidido, en compensación, quitarle la calle a Margarita Nelken, diputada en las tres cortes de la II República por Badajoz. Primero socialista radical y después comunista, dirigente de las juventudes socialistas unificadas, participó en la represión republicana en Madrid tras el alzamiento, y después de la guerra fue expulsada del PCE, como tantos otros. La evaluación de su figura histórica varía según quien la haga. Lo que no cabe duda es que fue una dirigente destacada de un gobierno legítimo. Desde el principio de la democracia tenía una calle en Badajoz que molestaba mucho a la derecha, (y si no, véase la crónica del muy documentado historiador Pío Moa en el prestigioso Libertad Digital), y ahora se la han quitado para dársela a D. Antonio Ayuso Casco, que fue director de un colegio en esta ciudad desde 1947. (No se busque su nombre en la Wikipedia. En google solo aparece en la noticia de la nueva calle. Sí merece la pena, por el contrario, visitar la Wikipedia para saber de la Nelken). Además, de lo que se trata es de proponer que fueron iguales las víctimas de la represión fascista y sus verdugos.
Aquellos egregios maestros que tuvieron la difícil misión de sustituir a los desorejados maestros de la república (que estaban presos o fusilados por rojos), y que tuvieron que enfrentarse a un trabajo para el que no estaban preparados, (en una época en que para ser maestro servía haber sido Alférez provisional en la guerra, pero no valía nada tener aprobada las oposiciones convocadas por el gobierno de la República anterior al golpe de estado), aquellos maestros por fin tienen una calle en Badajoz.
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