Algo malo tiene que tener el
verano para que se vea lo que se ve y se oiga lo que se oye. ¿Será que la gente
normal se va de vacaciones y los que quedamos estamos algo “tocados”?
Un grupo católico quiere
plantar 1.300 cruces en la Sierra de Guadarrama. Dice El País que el colectivo
se declara "resuelto a acometer esta pequeña heroicidad, con abnegación y
valor". ¿Por qué no plantan 1.300 pinos silvestres o abetos? No. Tienen
que poner 1.300 cruces de 4 metros de altura. ¡Señor qué cruz!
Esto en realidad no es nada
nuevo. A la Iglesia Católica siempre le ha gustado hacer ruido y hacerse notar.
Ahí está la costumbre de colocar enormes campanas de bronce en las iglesias que
hacen sonar con un gran estruendo. Nos parecerá normal porque siempre las hemos
tenido, pero no deja de ser algo escandaloso. De la misma manera, las iglesias
se han construido en los pueblos y ciudades elevadas en lo más alto del casco
urbano y con un tamaño inusitado ante el resto de construcciones. Es su estilo,
un poquito altanero. Dominándolo todo.
Las decisiones extrañas (por
decirlo suavemente) no sólo se producen en el bando de los más beatos. Dos
jóvenes españoles, un madrileño que vive en Asturias y otro de Cartagena, se
han unido a lo que llaman las Brigadas Internacionales de Donetsk. Dicen que
han ido a luchar contra el fascismo, como hicieron las Brigadas Internacionales
en la Guerra Civil. Bueno, en nuestra guerra la cosa era muy clara. Que en
Ucrania haya brotes de fascismo no me extraña, pero llamar a Vladimir Putin
antifascista, me parece manchar el calificativo. Que el régimen soviético
pudiera definirse como antifascista, es un poco arriesgado, porque si bien
lucharon contra los fascistas occidentales crearon un sistema totalitario como
el de los nazis. Pero un tipo que perteneció durante años al KGB, que estuvo
destinado en Dresde para expiar a los alemanes del Este, que luego se cambió de
chaqueta cuando cayó el régimen al que había pertenecido de forma tan ostentosa
y que se ha convertido en un decidido defensor del capitalismo en su vertiente
más mafiosa, que sea considerado antifascista me parece condecorarle con unas
medallas que no se ha ganado.
Entiendo a esa gente que dicen
que, en la lucha política, prefieren la acción a la reflexión, pero ponerte a
pegar tiros sin saber a quién te arrimas me parece que es peor el remedio que
la enfermedad que se pretende curar. Claro que algunos, como Willy Toledo,
llevan su reflexión tan lejos que se decepcionan de Podemos antes de empezar a
andar con ellos.
El resto de cosas estúpidas
que están sucediendo entran ya dentro de lo que podemos llamar normal. A saber:
Una niña de nueve años mata atiros a su instructor de armas en Arizona. Pero eso es normal en Arizona.
En la tomatina de Buñol se
lanzan 140 toneladas de tomate que hubieran servido para, cuando menos, hacer
salsa de tomate, aunque le han ganado más de 1 euro por kilo (170.000 €). Lo
que demuestra que, en este país, hacer el tonto es más importante que comer (la
gente paga más por ello). Pero eso es normal en Buñol.
Dice Público que: “El PP de Cataluña
ha presentado este lunes una denuncia
ante la Fiscalía de Barcelona por "acoso e intimidación" contra siete trabucaires que
dispararon varias salvas ante la vivienda del concejal conservador deCardedeu Jaume Gelada simulando,
a su juicio, un fusilamiento”. De tirar salvas con trabucos enfrente de tu
balcón a decir que te han simulado un fusilamiento va un trecho que la prensa
de derechas no ha tenido ningún sonrojo en pasar. Pero eso es normal en la
prensa de derechas.
Según El País, Madrid ‘legaliza’la M-501 con un informe ambiental posterior, en lugar del informe previo que
prescribe la ley, en el que se debe demostrar que la obra en cuestión no
afectará gravemente al medio ambiente. La autovía pasa por el Parque Regional
del Guadarrama, pero el informe redactado a posteriori afirma que la zona ya
está fragmentada: claro, la fragmentó la autovía. Pero eso es normal en la Comunidad de Madrid.
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