Se podría pensar en Madrigalde las Altas Torres, (el pueblo abulense limítrofe con las provincias de
Salamanca y Valladolid), como en una metáfora de este país, con sus pros y sus
contras, sus luces y sus sombras. Hagamos un tránsito de la sombra a la luz.
El pueblo tiene una estructura productiva claramente rural, con base en la agricultura y ganadería, (30,3% de trabajadores en el sector según el estudio de Caja España/Caja Duero de 2012), poco empleo industrial, un tercio del empleo en servicios y, en la época del estudio, un gran peso de la construcción. Cuando la media de paro del país era del 13 %, Madrigal ya padecía un desempleo del 20,9 % en 2011. De todo ello suponemos una mala distribución de la tierra que estaría en el origen del nivel de paro.
Este pueblo con problemas de
empleo, como tantos otros del país, fue la cuna de Isabel la Católica que nació
aquí en 1451 en un palacio gótico-mudejar que pasaría a ser después convento,
actualmente Monasterio de Nuestra Señora de Gracia. Sin embargo, el magnífico
patrimonio histórico y cultural de Madrigal presenta carencias asombrosas.
El Convento Agustino de Extramuros es una magnífica construcción de estilo herreriano, que parece ser
obra de Nicolás de Vergara el Mozo, que trabajó en la catedral de Toledo. Allí
murió el más famoso poeta agustino: Fray Luis de León. El Convento tenía una
iglesia renacentista de sólidos muros de ladrillo y un magnífico claustro
renacentista, ejemplo de diseño riguroso y bello, que fue conocido como “El
Escorial de Castilla”. Pues bien, esta magnífica construcción, ya sin uso, fue
enajenada cuando la llamada “Desamortización de Mendizabal”, en la que
muchos monumentos y edificios religiosos fueron adquiridos por burgueses
adinerados y pasaron así a manos privadas. Como el edificio era enajenado para
el mejor aprovechamiento del adquiriente, uno de los herederos decidió en los
años cincuenta y sesenta del pasado siglo desmontar sus fábricas de ladrillo
para vender los ladrillos macizos “de tejar” a sus paisanos para su uso en la
construcción de viviendas y otros edificios de la localidad. A resultas de tal
empresa se desmontaron las bóvedas que cubrían la iglesia del convento y se
sustituyó la antigua cubierta por una infame cubrición de chapas sobre unas
ligeras cerchas, todo ello en acero galvanizado. Del resto del convento no
quedó casi nada en pie. Sólo parte del muro que mira al pueblo ha quedado como
testigo de su anterior esplendor. Un muro donde se aprecian las magníficas
construcciones que allí existieron y las suntuosas fábricas de ladrillo macizo
que lo cerraban.
Pero no terminan aquí los
problemas que padece el patrimonio histórico de la localidad. La iglesia de
Santa María del Castillo, es una construcción románico mudejar del siglo XIII
con ampliaciones posteriores que, a pesar de haber sido declarada Bien de
Interés Cultural, precisaría de bastantes trabajos de restauración. Empezando
sin duda por la consolidación de sus estructuras y cimientos, pues aunque algún
técnico de la administración haya achacado las múltiples fisuras en sus muros a
las diferencias de temperatura que se producen entre el interior calefactado y
el exterior expuesto a los fríos del invierno abulense podría más bien pensarse que los problemas que presenta se
deben a que la iglesia está construida sobre un promontorio, cuyo origen
desconocemos, pero en el que no se aprecia la existencia de rocas, ya que
estamos en una tierra donde no aparece la piedra, (lo que se pone de manifiesto
en el uso reiterado del ladrillo en la construcción).
Cuando se construyó el Parador
Nacional de Madrigal, se decidió crear un edificio nuevo en lugar de restaurar
alguno de los existentes, lo que hubiera permitido destinar el dinero dispuesto
a tal efecto, (al mismo tiempo que se mejoraba la oferta turística), a la
recuperación del patrimonio local. Sin embargo, en el pueblo, algunas personas
con mejor criterio propusieron la restauración de algún edificio de interés
histórico-artístico, para lo cual algunos de los madrigaleños más preocupados
por la conservación de su patrimonio histórico llegaron a entrevistarse en
Madrid con el Ministro de Información y Turismo D. Manuel Fraga Iribarne.
Uno imagina un cambio en el
rumbo seguido por Madrigal en aquellos años con la aparición de un grupo de
personas que anteponía su amor por su pueblo a sus propios intereses
particulares. Personas que entendían que había que tomar conciencia de la
difícil situación del pueblo y había que actuar en consecuencia.
Hoy día, Madrigal cuenta con una Asociación de
amigos de Madrigal, definida como madrigaleños en defensa de su
patrimonio cultural y natural, y a través de esta iniciativa y otras el pueblo
de Madrigal se ha implicado directamente en la defensa de su patrimonio. Luchan
por conseguir fondos para restaurar la iglesia de Santa María del Castillo,
para reconstruir y restaurar el Convento extramuros y apoyan todas las acciones
encaminadas a la defensa de la villa de Madrigal.
La iglesia de San Nicolás es
un claro ejemplo del trabajo que se ha realizado en el pueblo a instancias de los
vecinos que han promovido, financiado y exigido fondos a la administración
hasta conseguir que la iglesia brille hoy día en todo su esplendor, con su
artesonado de madera magnífico, bien restaurado, igual que el altar del siglo
XVIII o el ábside románico y con sus muchas obras de arte, igualmente restauradas,
expuestas a la contemplación de sus vecinos y visitantes.
El Monasterio de Nuestra Señora de Gracia, Palacio Real de Juan II y Casa
Natal de Isabel la Católica es un magnífico edificio que parece tener su origen
en el siglo XIII y que está restaurado en buena medida. Se puede visitar el
Convento de Clausura para admirar el magnífico claustro, las dependencias
conventuales y numerosas obras de arte.
La apelación en su nombre a las altas torres se debe a los numerosos
lienzos de muralla y a las muchas puertas conservados en la localidad.
Pero además de los monumentos
conservados, en Madrigal se puede contemplar muestras de construcciones de estilo neomudejar, edificaciones pintorescas de estilo rural y alguna sorpresa, como la casa modernista de la plaza de
San Nicolás, 3 entre otras.
Alojarse en algún centro de
turismo rural, disfrutar de las buenas carnes de ternera avileña, asados de cordero
lechal o cochinillo, bien regados con los caldos de la zona, como los blancos
de rueda verdejos y los tintos de la Ribera del Duero, al tiempo que se
disfruta de la conversación y amabilidad de sus vecinos: ¿se puede pedir más?
Pues eso.
Hospital de la Purísima Concepción
Monasterio de Nuestra Señora de Gracia
Iglesia de San Nicolás de Bari
Interior de San Nicolás
vivienda en Plaza de San Nicolás, 3
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