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miércoles, 18 de enero de 2012

España del revés.


Un amigo mío socialista me dijo una vez que una de las personas que más odiaba en el mundo  era el juez Garzón. Digo esto porque los socialistas no tienen motivos para estarle agradecido: investigó la corrupción socialista y se negó a seguir en el gobierno de González.
Garzón será un juez estrella, pero también es un juez infatigable. Sus colegas que tanta envidia le tienen podían haber hecho más contra el narcotráfico de lo que hicieron, contra el terrorismo, contra la corrupción, contra las mafias… Y no lo hicieron.
Pero cuando Garzón investigó la trama de corrupción del partido de la derecha la cosa se puso fea. Ahí se acabó el estado de derecho, ¡hasta ahí  podíamos llegar! El partido de Fraga saltó a la caza del juez como un solo hombre. Los jueces, los medios de comunicación, los hombres y mujeres de la cultura de derechas, (si es que cultura y derechas pueden ir juntos), fueron a por él en cuestión de horas, en cuanto tocó la trama Gürtel. Ya sabes niño, con el P.P. no se juega.
Esa es la democracia española, no muy distinta de otras democracias vecinas, pero muy lejana del concepto original de democracia:




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