“Fiebre y lanza” es la primera entrega de la trilogía “Tu rostro mañana” de Javier Marías. Se trata de un libro sobre la palabra, sobre hablar y callar, sobre decir y mentir y las consecuencias de todo ello. El principio de la novela es paradójico: “No debería uno contar nunca nada, ni dar datos ni aportar historias ni hacer que la gente recuerde a seres que jamás han existido ni pisado la tierra o cruzado el mundo, o que sí pasaron pero estaban ya medio a salvo en el tuerto e inseguro olvido”. Precisamente aquí, donde lo que trata es de hablar y de las consecuencias que el hablar tiene para unos y otros.
Jacobo es un profesor relacionado con Oxford que es contratado por los servicios secretos británicos en una organización sin nombre para que escuche las declaraciones de determinadas personas influyentes, (o que pueden llegar a serlo), al objeto de conocer cuál será “su rostro mañana”. Antes rememora el episodio que le costó la cárcel y la persecución a su padre, (el filósofo y escritor Julián Marías), cuando fue delatado con mentiras por su mejor amigo. Julián Marías terminó la carrera en junio de 1936 y al mes siguiente se alistó con el bando republicano para defender al gobierno constitucional. Su hijo se pregunta por qué su padre no fue capaz de ver en su delator como sería “su rostro mañana” y anticiparse a la delación. Obsesionado por esto, la novela gira en torno a un profesor que se dedica a escuchar declaraciones de testigos y cuya misión es conocer “su rostro mañana”. El profesor, el propio Javier Marías, dialoga con su maestro, Sir Peter Wheeler, al parecer un viejo amigo y compañero de su padre.
La novela responde a un tipo de literatura reflexiva, es decir, contraria a la mera narración de una trama que se sucede de una forma o de otra. Toda la acción que se desarrolla en sus más de 500 páginas se resume en una fiesta en la que aparecen una serie de personajes y en las reflexiones que al día siguiente realiza el protagonista con su maestro tratando el tema de la ley del silencio impuesta en Inglaterra durante la II Guerra Mundial para evitar que se filtraran noticias a los espías que los nazis pudieran tener en la isla. Entre tanto aparecen otras narraciones, otras historias, secundarias o no.
Hablar, callar, decir la verdad, mentir, hablar sin apenas razonar, imponer un discurso, o imponer que la gente hable, censurar lo que se dice, transmitir conocimiento o evitarlo, conocer otras lenguas y usarlas con sus peculiaridades. Toda la novela es un ensayo sobre la palabra con momentos verdaderamente interesantes.
Jacobo es un profesor relacionado con Oxford que es contratado por los servicios secretos británicos en una organización sin nombre para que escuche las declaraciones de determinadas personas influyentes, (o que pueden llegar a serlo), al objeto de conocer cuál será “su rostro mañana”. Antes rememora el episodio que le costó la cárcel y la persecución a su padre, (el filósofo y escritor Julián Marías), cuando fue delatado con mentiras por su mejor amigo. Julián Marías terminó la carrera en junio de 1936 y al mes siguiente se alistó con el bando republicano para defender al gobierno constitucional. Su hijo se pregunta por qué su padre no fue capaz de ver en su delator como sería “su rostro mañana” y anticiparse a la delación. Obsesionado por esto, la novela gira en torno a un profesor que se dedica a escuchar declaraciones de testigos y cuya misión es conocer “su rostro mañana”. El profesor, el propio Javier Marías, dialoga con su maestro, Sir Peter Wheeler, al parecer un viejo amigo y compañero de su padre.
La novela responde a un tipo de literatura reflexiva, es decir, contraria a la mera narración de una trama que se sucede de una forma o de otra. Toda la acción que se desarrolla en sus más de 500 páginas se resume en una fiesta en la que aparecen una serie de personajes y en las reflexiones que al día siguiente realiza el protagonista con su maestro tratando el tema de la ley del silencio impuesta en Inglaterra durante la II Guerra Mundial para evitar que se filtraran noticias a los espías que los nazis pudieran tener en la isla. Entre tanto aparecen otras narraciones, otras historias, secundarias o no.
Hablar, callar, decir la verdad, mentir, hablar sin apenas razonar, imponer un discurso, o imponer que la gente hable, censurar lo que se dice, transmitir conocimiento o evitarlo, conocer otras lenguas y usarlas con sus peculiaridades. Toda la novela es un ensayo sobre la palabra con momentos verdaderamente interesantes.
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