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jueves, 30 de octubre de 2008

With God in our side


Dice el bueno de McCain que lo que quiere Obama es quitarle el dinero a los ricos para dárselo a los pobres. ¡Qué barbaridad!
Todo el mundo sabe que el dinero es consustancial a los ricos. Que los ricos tengan dinero es algo natural y que está en el orden natural de este mundo. La prueba más evidente es que aunque Dios no fue rico, (quiero decir cuando vino al mundo y tomó forma humana nació en un pesebre), su Iglesia lo ha sido siempre: la organización de ricos más poderosa del mundo desde el año 313 en que Constantino, por el edicto de Milán, casaba los intereses del Estado Imperial con los de la Iglesia. Esto es así porque Dios lo quiere. En su inmensa misericordia Dios ha querido que haya un grupo de pobres y que haya un grupo de elegidos que detenten la mayor parte de la fortuna existente en el mundo. Por eso hay países en los que mucha gente se muere de hambre y enfermedades y otros países en los que la gente nos gastamos lo que ellos necesitarían para vivir en ir al cine. Eso es así y es natural, está en la esencia misma de las cosas. Las cosas siempre fueron así y es bueno que lo sigan siendo porque lo contrario sería ir contra Dios. Sería como el aborto, la clonación humana, la homosexualidad o los anticonceptivos: algo” contra natura”. Los ricos siempre han sido mejores personas y han entendido esto correctamente. Algunos pobres no. Porque son unos resentidos y no quieren aceptar su naturaleza de pobres, que viene dada por Dios y es incuestionable. En lugar de dar gracias a Dios, como hacen los ricos, proponen políticas socialdemócratas.
Si los banqueros se quedan sin dinero porque se lo han pulido en oscuros negocios que nadie ha llegado a entender, (bueno, para ser exactos, los que lo han entendido se han pulido nuestro dinero en esos negocios), las clases medias y trabajadoras deben de acudir de inmediato y poner todos los recursos del Estado a su disposición para que no tengan problemas, no sea que un rico sufra. Otra cosa es que el estado ayude a los desempleados o que regale dinero para ayudar a los países pobres. Eso es despilfarro.
Estas cosas en América no deben de pasar. Ya sabemos que hay países que gestionan muy mal sus recursos, pero América es otra cosa. América tiene a Dios de su parte.

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