Me reenvía un amigo un correo con el siguiente texto que, según afirma, corresponde a un artículo de Alfonso Ussía. Lo busco en la red y, en efecto, se trata de un artículo aparecido en La (sin)Razón.
El disparate
Más de cuatrocientos millones de seres humanos hablan el español en el mundo. Un californiano y un argentino se entienden en el mismo idioma. Eso es la cultura. Un español sea vasco, catalán, castellano, gallego o andaluz, encuentra su idioma común en los labios de los indígenas de la isla de Pascua, ese pedazo de Chile desprendido que navega en la inmensa soledad del Pacífico. Colombia discute –con la razón–, con Venezuela –la sinrazón–, en español. Los presos de Cuba lloran en español por lo que España no hace por ellos. No hay lugar en el mundo, por escondido que se halle, en el que no pueda oírse una palabra en español.
Y en España, con esta clase política rotundamente gilipollas que tenemos, nos gastamos el dinero en traductores para que, en el Senado, un andaluz le hable en catalán a otro andaluz, y un vasco en vascuence a un castellano, y un gallego en gallego a un montañés, cuando todos hablan y entienden a la perfección el español. No somos un desastre. Somos un disparate. Lo preocupante es que los políticos no anunciaron a los ciudadanos, los emisores de los votos, sus ridículas intenciones. Y la ruptura entre la sociedad y una amplia mayoría de sus representantes es absoluta. No por mentirosos, no por corruptos, no por meramente inútiles, sino por imbéciles. Las cámaras autonómicas están para hablar en la lengua local y la común. En el Congreso y el Senado no puede usarse otro idioma que el español.
Imbéciles los que pidieron el uso de las lenguas autonómicas en el Senado, y más imbéciles aún los que tragaron con la petición. No cabe en cabeza humana tamaña majadería. Todos se entienden y se traducen. En España, cuna del español, no se habla español. Pongámonos en la piel de los nacionalistas e independentistas más radicales. ¿Qué idioma usan para viajar fuera de España? ¿Qué idioma usan para hacer sus negocios fuera de España? ¿Qué idioma usan para viajar y hacer sus negocios por España? El catalán es un idioma vivo, formidable y local. Es práctico tan sólo en Cataluña. El vascuence es la unión de distintos dialectos enfrentados por las montañas, y cuyo dominio está fuera del alcance de muchos dirigentes nacionalistas. Es relativamente práctico sólo en Guipúzcoa, Vizcaya, Álava y la zona vascohablante de Navarra. No se puede añadir el País vasco-francés porque no existe. Los franceses nunca han reconocido un departamento vasco. Y el gallego, como el valenciano, como el murciano, como el bable, como el guanche, y como el mallorquín, entra en el saco de las lenguas locales.
Todos ellos, los que hablan el idioma de sus raíces maternas y mantienen la tradición y la riqueza cultural de sus palabras, hablan también el español. Son españoles y es lógico que se entiendan. Y sólo en España, los políticos menosprecian el idioma común, no común solamente con los españoles, sino con cuatrocientos millones de personas esparcidas por el mundo, América principalmente. Y ese disparate, es consecuencia directa de la necedad imperante en la clase política española, que siente complejo hasta de su idioma, el español.
Como si Franco lo hubiera inventado, que algunos lo creen así, porque además de la estupidez colectiva, el mayor defecto de España es la ignorancia, la incultura y la brutalidad mental.
Lo que ha protagonizado Montilla en el Senado no merece otro calificativo que el de gilipollez compartida.
¡¡Nación de locos!!
Dice el primer remitente del correo que no cree que nadie, sea de la idea política que sea, no esté de acuerdo con el texto de Ussía.
Supongo que cuando dice idea se referirá a ideología, que es algo más amplio que una simple idea, aunque tampoco sería de extrañar que quien defiende estas cosas no tenga más de una idea con la que moverse en estas cuestiones. Ahora mismo hay mucha gente en este país que con una idea tienen más que de sobra: con Franco vivíamos mucho mejor. Y lo peor del caso es que entre este grupo se encuentran algunos con mucha presencia mediática como es el caso del susodicho Sr. Ussía e incluso algunos que son profesionales de la política y viven muy bien de ello.
Dice el referido texto que más de cuatrocientos millones de personas hablan español en el mundo (y eso es cierto), para decir a continuación: eso es la cultura. Esto último no hay por dónde cogerlo. Cultura son muchas cosas, pero para el Sr. Ussía cultura es sólo esto. De momento, tenemos una idea y un concepto de cultura, que consiste en hablar castellano. Indudablemente el universo cultural de este señor es más que limitado. Después viene a decir el referido texto que todo el mundo usa el castellano para entenderse y que los gallegos, pongamos por caso, se entienden con los vascos, por ejemplo, usando esta lengua. Pero es igualmente cierto que hoy día la gente culta habla inglés en todos los lugares del mundo cuando necesitan entenderse entre personas de distintas lenguas y eso no quiere decir que sólo hablemos inglés. Yo en mi casa no hablo inglés con mi familia, cuyos miembros también hablan inglés, aunque, parafraseando a Ussía, no hay lugar en el mundo, por escondido que esté, en que no se pueda oír una palabra en inglés, desde luego, mucho más que en español y, sin embargo, no por ello lo usamos siempre ni renunciamos a tener nuestras lenguas propias que por algo se llaman maternas. A parte de tener una mente estrecha y poco ilustrada hay que ser bastante egoísta para no reconocerle a los demás lo que con tanta emoción nos reconocemos a nosotros mismos: que adoramos hablar en nuestra lengua materna. ¿No ha pensado el Sr. Ussía que le pueda pasar lo mismo a los que han tenido la fortuna de nacer en unas tierras tan hermosas (y tan españolas) como Galicia o la Comunidad Valenciana? No, según este famoso escritor, los gallegos y los valencianos se tienen que emocionar exclusivamente hablando el castellano. He puesto estos dos ejemplos de forma deliberada porque se refieren a dos Comunidades Autónomas que están gobernadas, en este momento, por el partido de la derecha, porque, entiendo, como muchos entienden, que en este asunto de las lenguas hay más de política que de antropología cultural.
Vayamos pues a la política. En la Constitución Española, que con toda seguridad el Sr. Ussía no votó, (lo mismo que tampoco yo lo hice aunque por causas diferentes e incluso diría opuestas a las suyas), se dicen tres cosas:
1 El castellano es la lengua española oficial del Estado. Todos los españoles tienen el deber de conocerla y el derecho a usarla.
2 Las demás lenguas españolas serán también oficiales en las respectivas Comunidades Autónomas de acuerdo con sus estatutos.
3 La riqueza de las distintas modalidades lingüísticas de España es un patrimonio cultural que será objeto de especial respeto y protección.
A diferencia del Sr. Ussía uno, aunque no votó la Constitución, la respeta y la acata en lo que le toca. Podrá decirme, cómo lo hace en el texto, que fuera de la Comunidad Autónoma, las lenguas en cuestión no son oficiales. Es verdad. Pero resulta que también dice la Constitución en su artículo 69:
1. El Senado es la cámara de representación territorial.
Luego si las lenguas aquí cuestionadas son oficiales en sus territorios y el Senado es la cámara de representación territorial hace mucho tiempo que distintos grupos nacionalistas vienen reclamando el derecho a usar su lengua territorial en la Cámara Alta, lo que finalmente ha sido corroborado en una ley debidamente aprobada.
*
A partir de aquí se podrá estar de acuerdo o no y se podrá criticar que se haya adoptado esa decisión, (totalmente democrática por otra parte), pero lo que me parece una falta de respeto intolerable es que un “señor” con la presencia pública del Sr. Ussía hable de una clase política “rotundamente gilipollas”, término que por sí mismo da idea de la racionalidad que se gasta este bien pagado escritor y periodista, por no hablar de buen gusto, que es un término que a mí no me dice mucho pero que refiero ahora porque a mucha gente le disgustarán las palabras de nuestra querida lengua en las que este profesional de la pluma se ha fijado, habiendo tantas otras más esclarecedoras y menos malsonantes que esas. Pero no seré yo quien le corrija el estilo a tan galardonada pluma. Esa clase política, nos guste o no, (eso ya es cosa de cada uno), nos representa a todos, de manera que, aunque sólo fuera por eso, se debería tratar con un mínimo de respeto, al menos el que usan las personas civilizadas para discutir sus diferencias. Respeto que por supuesto no merma nuestro derecho, tanto del Sr. Ussía como de todos nosotros, de criticar todo cuanto pensemos que es criticable en su comportamiento.
Entre las muchas incoherencias que trae a colación el Sr. Ussía en su libelo está la de definir al Sr. Montilla como andaluz. ¿Acaso no sabe el escritor que en la Constitución española no existe, en España, más nacionalidad adquirida que la de español y que la pertenencia a las Comunidades Autónomas se produce en base a dónde uno tenga su residencia? Sí lo sabe, lo que sucede, como ya hemos comentado, es que le da lo mismo por cuanto que hablamos de la Constitución de España y no de las Leyes Fundamentales del Movimiento que, por lo que parece, son las únicas que el Sr. Ussía respeta en su vida diaria. Según la Constitución Española, quien esto escribe, a pesar de haber nacido en la capital de España es extremeño porque vive en la Comunidad Autónoma de Extremadura y lo viene haciendo desde hace casi treinta años. Por la misma razón, el Sr. Montilla es tan catalán como el president Artur Mas y ha tenido el buen gusto de aprender la lengua de la comunidad en la que vive, lo que dice mucho del nivel cultural del ex-president de la Generalitat.
Por último quiero señalar la gran importancia que le han dado los detractares de esta norma al coste económico de su puesta en práctica. Sólo quiero decir sobre ello que envidio su candidez. No saben el dinero que nos cuesta el mantenimiento del Estado si fijan su mirada en esta minucia. Claro que, había un tiempo en que el Estado sólo se gastaba el dinero en cosas como la construcción del “Valle de los Caídos” y prácticamente carecía de políticas sociales, (salvo los economatos para militares y funcionarios libres de impuestos). Algunos echan tanto de menos “aquellos maravillosos años”…
3 comentarios:
Es que este tipo es un payaso.
Querido Manolo, también hablé sobre lo de las lenguas en el senado ( http://www.hoy.es/v/20110123/opinion/lenguas-gato-20110123.html) aunque no profundizé tanto sobre lo que era o no cultura y además no era mi intención (ya sabes que evito hablar de política por aquello de no aburrir a los lectores, eso se lo dejo a otros mejor preparados que yo, o quizás con menos ideas para tratar temas de opinión jeje. yo me limité a criticar que con la que está cayendo se dedique el senado a gastar una pasta gansa en algo que realmente no me parece tan importante teniendo los españoles un idioma común para comunicarnos, y sobre todo hacía hincapié en que quizás si el senado no era consciente de la realidad de los españoles sería mejor eliminar su función.
A mi me gusta mucho Alfonso Ussía y tengo muchos de sus libros (admiro además sobre todo a su abuelo, Pedro Muñoz seca, autor de la venganza de don mendo) no quiera decir con esto que al disfrutar de las aventuras de marqués de sotoancho (desternillantes y a tu disposición en cuanto me las requieras si no las conoces), o de los divertidos e irónicos tratados de las buenas maneras, deba de compartir idiología con el genial escritor que tan excelente dominio del lenguaje muestra en sus obras. Sinceramente, dudo que comparta afinidad política con Antonio Muñóz Molina, al que a pesar de haber leído menos de lo que debiera, me deja con la boca abierta cada vez que abro uno de sus libros, o su mujer, Elvira Lindo, o Pérez Reverte, o el propio Javier Marías. Te digo todo esto, porque solemos negarnos a leer a un autor cuando sus ideas políticas no son compartidas, y creo que ello es un error. A mi Alfonso Ussía, como escritor me parece genial, posee un sentido del humor envidiable, irónico, fresco, mordaz...pero muchos nunca lo disfrutarán (junto a la maestría indudable de su estilo) por aquello de que es un facha. Yo nunca daré la razón a los que piensan que con Franco se vivía mejor (vaya atrocidad) pero jamás me negaré a leer, escuchar o visionar la obra de alguien por sus ideas políticas. Una cosa es la obra, y otra el autor. Estoy convencido de que no me llevaría nada de bien con Hergé...ahora eso sí, de Tintín, estoy enamorado!!!
Un abrazo amigo Manolo, ya sabes que aunque te comente poco (tengo grandes problemas de infraestuctura en mi nueva casa...y de que manera)que sigo tus blogs y no dejo de aprender cosas, y sobre todos de regalarme la sesera con la cultura musical que ofreces en todas las músicas!!! un fuerte abrazo
Querido Manolo, también hablé sobre lo de las lenguas en el senado ( http://www.hoy.es/v/20110123/opinion/lenguas-gato-20110123.html) aunque no profundizé tanto sobre lo que era o no cultura y además no era mi intención (ya sabes que evito hablar de política por aquello de no aburrir a los lectores, eso se lo dejo a otros mejor preparados que yo, o quizás con menos ideas para tratar temas de opinión jeje. yo me limité a criticar que con la que está cayendo se dedique el senado a gastar una pasta gansa en algo que realmente no me parece tan importante teniendo los españoles un idioma común para comunicarnos, y sobre todo hacía hincapié en que quizás si el senado no era consciente de la realidad de los españoles sería mejor eliminar su función.
A mi me gusta mucho Alfonso Ussía y tengo muchos de sus libros (admiro además sobre todo a su abuelo, Pedro Muñoz seca, autor de la venganza de don mendo) no quiera decir con esto que al disfrutar de las aventuras de marqués de sotoancho (desternillantes y a tu disposición en cuanto me las requieras si no las conoces), o de los divertidos e irónicos tratados de las buenas maneras, deba de compartir idiología con el genial escritor que tan excelente dominio del lenguaje muestra en sus obras. Sinceramente, dudo que comparta afinidad política con Antonio Muñóz Molina, al que a pesar de haber leído menos de lo que debiera, me deja con la boca abierta cada vez que abro uno de sus libros, o su mujer, Elvira Lindo, o Pérez Reverte, o el propio Javier Marías. Te digo todo esto, porque solemos negarnos a leer a un autor cuando sus ideas políticas no son compartidas, y creo que ello es un error. A mi Alfonso Ussía, como escritor me parece genial, posee un sentido del humor envidiable, irónico, fresco, mordaz...pero muchos nunca lo disfrutarán (junto a la maestría indudable de su estilo) por aquello de que es un facha. Yo nunca daré la razón a los que piensan que con Franco se vivía mejor (vaya atrocidad) pero jamás me negaré a leer, escuchar o visionar la obra de alguien por sus ideas políticas. Una cosa es la obra, y otra el autor. Estoy convencido de que no me llevaría nada de bien con Hergé...ahora eso sí, de Tintín, estoy enamorado!!!
Un abrazo amigo Manolo, ya sabes que aunque te comente poco (tengo grandes problemas de infraestuctura en mi nueva casa...y de que manera)que sigo tus blogs y no dejo de aprender cosas, y sobre todos de regalarme la sesera con la cultura musical que ofreces en todas las músicas!!! un fuerte abrazo
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