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miércoles, 16 de diciembre de 2009

Más progreso. Atracón.


Está claro que los editores de El País leen “todas las cosas”. Ayer comentábamos los excesos e inconvenientes de las obras públicas indiscriminadas y sin justificación y hoy sale el periódico de Madrid con un artículo sobre el mismo tema. Hacen bien en leernos.
Como venimos de ser un pueblo atrasado y falto de infraestructuras, el atracón de nuevo rico que nos estamos dando no es apreciado por el público que, por el contrario, no hace más que reivindicar grandes obras públicas, (los AVEs), sin darnos cuenta de que no tenemos las básicas que son las que nos permiten ir de Badajoz a Cáceres en tren, (por ejemplo) y, mientras tanto las grandes constructoras, que son las empresas con más capacidad de influir en los políticos, en los periodistas (y por ello en la opinión pública), siguen con sus planes para conseguir que España sea el país que más AVEs tenga del mundo, (en el 2012), pero lo que no dicen es que somos el país de Europa que dispone de menos trenes.

Hacer grandes infraestructuras es un negocio muy rentable, según las obras son de menor intensidad, la rentabilidad baja. Por eso el tren de cercanías, los trenes regionales, hacer pequeñas circunvalaciones para que las carreteras no atraviesen los pueblos no son obras rentables al nivel en que lo son el AVE y las autovías. Sin embargo, para el público es más necesario una buena red ferroviaria que un AVE que nos lleve a Francia, porque para eso ya están los aviones. Por eso, la derecha portuguesa ha dicho que, para ellos, el AVE Madrid-Lisboa no es prioritario en la situación de crisis económica en que vivimos, lo que ha dejado al Gobierno español con las vergüenzas al aire y ha irritado a la opinión pública de Extremadura.
Por ejemplo en Suiza, un país de paso necesario para cruzar Europa en todas direcciones, su Gobierno obliga a que las mercancías internacionales viajen en tren, (o a montar los camiones en trenes en tanto atraviesan el país helvético), para que de ese manera no les contaminen su país y manchen el aire que respiran en sus preciosas montañas. Por otra parte, todo el país está comunicado por pequeños ferrocarriles que alivian el tráfico de las carreteras con un medio de transporte público y menos contaminante que los coches eléctricos. Aquí no. Desde antes de hacer el AVE de Madrid a Valladolid, (que pasa por Segovia), quitaron las taquillas que vendían los billetes en las estaciones que hay entre Madrid y Segovia, poniendo un cartel para que la gente pague el importe al revisor. Pues bien, cuando hemos montado en esa línea, el revisor no ha aparecido. Qué bien. Pero, cuál es la consecuencia de esto: que la línea es deficitaria. Pronto veremos desaparecer esa línea y dejar solo el AVE. Para el tráfico local, que usen el coche, el transporte privado, los motores contaminantes y fabricantes de CO2.
Este tipo de desarrollo desaforado de infraestructuras ya sabemos a dónde nos lleva económicamente. Seguir incidiendo en lo mismo es echar más leña al fuego. Además, es cierto que estas grandes infraestructuras se conectan con grandes proyectos especulativos urbanos.
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P.D. ¿Por qué ahora se une El País a esta campaña de racionalidad? ¿Será porque el gobierno tiene planes de frenar la inversión en infraestructuras visto el endeudamiento creciente de las arcas públicas? Que inviertan en las pequeñas obras que son tan necesarias y que las empresas constructoras se apreten un poco el cinturón de sus beneficios, como hacemos todos.
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