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martes, 23 de junio de 2009

Un hombre íntegro


Vicente Ferrer es posible que no fuera un hombre sumamente lúcido. Tal vez su mérito fuera doble: el ser un hombre de acción y ser lo que Machado llamaba un hombre "en el buen sentido de la palabra, bueno". Luchó en la Guerra Civil en el bando republicano pero no en un partido republicano o socialista sino en el P.O.U.M. No fue militante anarcosindicalista como se ha dicho en algún medio, pero luchó codo con codo con la CNT para ganar la guerra y al tiempo hacer la revolución del Comunismo Libertario en Cataluña. Cuenta que en la batalla del Ebro sintió la llamada de Dios, lo que no deja de ser desconcertante en un militante como él. El caso es que después de la guerra se hizo jesuita y que descontento con su labor se fue a la India en 1953, tal vez porque intuyó que por entonces la pobreza en España había entrado en una fase que permitiría su superación en unas décadas. Ante la realidad que encontró en la India comprendió que las posiciones de la jerarquía católica no le permitirían trabajar para superar aquella pobreza, así que se salió de la Orden y formó una familia con una periodista inglesa, con la que fundó la organización Rural Development Trust (RDT, Fondo de Desarrollo Rural).
Todo un modelo de heterodoxia, pero un hombre íntegro.
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