Dice la prensa que los socialistas han bajado en España y en toda Europa. Peor para ellos. También dicen que han subido los ecologistas. La pena es que en España no haya una alternativa ecologista mínimamente viable. Sin embargo lo que a mí me interesa es otra cosa.
En Gran Bretaña se ha destapado un pequeño escándalo cuando se ha sabido que algunos ministros ponían algunos gastos de casa como gastos de funcionamiento para que fueran abonados por el Estado. Pero resulta que este tipo de acciones son perfectamente legales en su país y que está así regulado, simplemente es una acción poco popular que puede producir un cierto descrédito de los políticos. Pues bien, en las elecciones de ayer, el partido gobernante, los laboristas de Gordon Brown, han sufrido un varapalo tal que los ha colocado como el tercer partido en Inglaterra y Escocia.
Aquí en el sur, el presidente español utiliza los aviones del ejército para ir a los mítines de su partido. Es decir utiliza los costosos elementos del estado para beneficio de su partido que se evita esos caros desplazamientos. En Italia el presidente hace lo mismo pero para llevarse las “putanas” a la cama de su casa en Cerdeña. Uno y otro han tenido una discreta pérdida de escaños pero no ha pasado nada.
En España se ha descubierto una trama por la que dirigentes del Partido Popular desviaban fondos de empresas adjudicatarias al partido y, al mismo tiempo, se beneficiaban ellos mismos, haciéndose pagar costosos trajes y cosas de ese tipo. El estado español ha reaccionado rápidamente y ha procesado al juez Garzón, que fue quien destapó los escándalos, a instancias de un grupo franquista que se esconde tras un sindicato de funcionarios, o algo así, que se llama “manos limpias”. Tanto en Valencia como en Madrid la gente ha salido a votar para defender a sus candidatos de los ataques de la prensa canallesca y de ese juez. ¡Manda narices!
Si en España tomamos la senda italiana, donde un delincuente que iba a terminar en la cárcel lo ha evitado al ganar las elecciones y hacerse jefe del gobierno, lo tenemos claro. Que Dios nos coja confesados.
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En Gran Bretaña se ha destapado un pequeño escándalo cuando se ha sabido que algunos ministros ponían algunos gastos de casa como gastos de funcionamiento para que fueran abonados por el Estado. Pero resulta que este tipo de acciones son perfectamente legales en su país y que está así regulado, simplemente es una acción poco popular que puede producir un cierto descrédito de los políticos. Pues bien, en las elecciones de ayer, el partido gobernante, los laboristas de Gordon Brown, han sufrido un varapalo tal que los ha colocado como el tercer partido en Inglaterra y Escocia.
Aquí en el sur, el presidente español utiliza los aviones del ejército para ir a los mítines de su partido. Es decir utiliza los costosos elementos del estado para beneficio de su partido que se evita esos caros desplazamientos. En Italia el presidente hace lo mismo pero para llevarse las “putanas” a la cama de su casa en Cerdeña. Uno y otro han tenido una discreta pérdida de escaños pero no ha pasado nada.
En España se ha descubierto una trama por la que dirigentes del Partido Popular desviaban fondos de empresas adjudicatarias al partido y, al mismo tiempo, se beneficiaban ellos mismos, haciéndose pagar costosos trajes y cosas de ese tipo. El estado español ha reaccionado rápidamente y ha procesado al juez Garzón, que fue quien destapó los escándalos, a instancias de un grupo franquista que se esconde tras un sindicato de funcionarios, o algo así, que se llama “manos limpias”. Tanto en Valencia como en Madrid la gente ha salido a votar para defender a sus candidatos de los ataques de la prensa canallesca y de ese juez. ¡Manda narices!
Si en España tomamos la senda italiana, donde un delincuente que iba a terminar en la cárcel lo ha evitado al ganar las elecciones y hacerse jefe del gobierno, lo tenemos claro. Que Dios nos coja confesados.
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