Hace mucho tiempo que se habla
del peligro que para la salud conllevan algunas sustancias que forman parte o
se derivan de los materiales plásticos, (para ser más exactos de las resinas
sintéticas). Hoy día se está denunciando desde muchos organismos internacionales
la incidencia que tiene el Bisfenol A (BPA) en el aumento de los casos de cáncer de
mama. Algunos países como Francia están limitando el uso de esta sustancia.
A veces es difícil distinguir
entre una actitud paranoide y una actitud responsable, sobre todo si se trata
de asuntos polémicos en los que hay grupos poderosos de intereses que quieren
manipular la verdad en su propio beneficio. Cada uno debe examinar la realidad
y sacar las consecuencias que considere más razonables. Si a alguien que lea lo
que voy a exponer a continuación le parece que mi opinión entra en el grupo de las
teorías paranoicas, le pediría que se fijara en los datos objetivos y sacara
sus propias conclusiones atendiendo a las informaciones que voy a aportar y a
las que aportan los que están en contra de mi opinión y que a la luz de todo
ello actúe en consecuencia.
Existen muchas sustancias que
plantean problemas graves para la salud. Transcurre el tiempo, se aumenta el
conocimiento que la ciencia tiene sobre estos productos y, al cabo de los años,
algunos de estos productos se prohíben y se dejan de fabricar. En ese periodo
se han producido muchas muertes. Un caso muy conocido es el del fibrocemento. ¿Por
qué en España se tardó más de veinte años en reconocer lo que ya habían
reconocido los países nórdicos de Europa? Porque en España había una empresa
muy poderosa, (URALITA S.A.), mucha costumbre de construir de forma sencilla y económica
y muy poca conciencia ecológica y de seguridad en el consumo.
Hoy nos enfrentamos a la denuncia
de gran parte de la comunidad científica sobre el daño que ocasiona el Bisfenol
A en el cuerpo humano y los efectos tan perjudiciales que tienen en la salud. El
tema empezó a cobrar importancia cuando se comprobó que las tetillas de los
biberones se hacían con materiales que incluían este producto y que presentaban
dos factores de riesgo muy evidentes: que las tetillas se calentaban, (lo que
siempre facilita que se puedan desprender productos tóxicos que acabarían
siendo ingeridos, pasando al organismo), y que los usuarios eran bebés de corta
edad. Hoy día se ha prohibido este uso, pero se sigue usando en muchas otras
cosas. El problema que presenta el Bisfenol A para la salud se debe a que es un
disruptor endocrino, es decir, un producto que reacciona químicamente y produce
una alteración del equilibrio hormonal de los seres vivos. Estos productos
afectan los sistemas hormonales y producen desarreglos en el organismo. Actúan
sobre los sistemas reproductivos, producen deformaciones en el feto, afectan a la
fertilidad, a los caracteres sexuales secundarios de los animales, afeminando a
los machos y masculinizando a las hembras, y a los sistemas inmunológicos de
los seres vivos, estando en la base de muchas de las enfermedades inmunológicas
que se están haciendo cada vez más frecuentes como alergias, asma, las
enfermedades autoinmunes. Recientemente se está hablando de la incidencia de
estos disruptores endocrinos en ciertos tipos de procesos cancerígenos, como el cáncer de mama,
próstata y otros.
Si Francia ha aprobado
recientemente una prohibición de esta sustancia que se hará efectiva para el
año que viene, ¿a qué espera nuestro gobierno para hacer lo mismo?
El Bisfenol A (BPA) se puede encontrar en
algunos plásticos. Según el tipo de contaminante, los plásticos se han
clasificado a efectos de su reciclaje en siete tipos, de los cuales los tipos
1, 2, 4 y 5 están en principio exentos de peligros graves para la salud,
mientras que hay que evitar los que vengan marcados con los tipos 3, 6 y 7.
También existe Bisfenol A en los
tickets del supermercado, porque se utiliza en las impresoras. Las empleadas de
supermercado están especialmente expuestas a este contaminante. Se encuentra en
plásticos utilizados para alimentos y bebidas, como biberones, botellas para
deportistas, botes, fiambreras o vajillas, garrafas grandes de agua, entre
otros productos.
Me parece muy bien que se
organicen marchas, carreras y demás eventos para apoyar la lucha contra el
cáncer de mama y a las mujeres que sufren esa enfermedad,
pero si quieres participar de esa lucha también se puede hacer
difundiendo estos avisos y pidiendo la prohibición de estos productos contaminantes para el medio ambiente y dañinos para las personas.
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