Esto que le está pasando a Garzón es muy preocupante. Como hemos dicho, hemos entrado en el mundo del revés.
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Ya sabréis la historia erróneamente atribuida a Bertolt Brecht, que en realidad es de Martin Niemoeller, un pastor protestante, y que pertenece a un sermón de la semana santa de 1946 en Kaiserslautern, Alemania : "Primero vinieron a buscar a los comunistas, y yo no hablé porque no era comunista. Después vinieron por los socialistas y los sindicalistas, y yo no hablé porque no era lo uno ni lo otro. Después vinieron por los judíos, y yo no hablé porque no era judío. Después vinieron por mí, y para ese momento ya no quedaba nadie que pudiera hablar por mí"
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El periódico Hoy trae una confusa noticia sobre un confuso asunto pero que no quiero dejar pasar de largo porque me parece significativo de cómo actúan algunos miembros de la justicia. Se trata de un asunto que yo viví en propia carne aunque en otras circunstancias. Por eso me llamó la atención. Lo que me pasó a mí también tiene miga, pero eso lo dejaremos para otra ocasión.
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Resulta que en Cáceres se ha hecho una obra por encargo del Ayuntamiento consistente en la rehabilitación de unos hangares que había en la Aldea Moret, una aldea minera de cuando se explotaba una mina de fosfatos que allí había. Parece que han hecho una buena restauración y además le han dado un uso que, a primera vista, (yo no lo conozco), parece interesante. Pero resulta que durante la obra se produjeron diferencias entre la empresa constructora por un lado y los técnicos que dirigían la obra y el arquitecto autor del proyecto por otro. Resulta que se había previsto un falso techo de los que se llaman acústicos, que están especialmente fabricados para absorber las reverberaciones que se producen en ciertos locales. ¿No habéis entrado nunca en una nave diáfana con las paredes y los techos lisos y desnudos de cortinajes o maderas y habéis comprobado el ruido tan molesto que produce el local al escucharse el menor sonido? Pues bien, esto se puede resolver disponiendo los materiales adecuados. Como, al parecer, hizo el proyectista de esta obra y como así se le exigió al contratista. El error, según dicen, fue que el proyecto (o la dirección de obra) mencionaban una marca concreta, cosa que no se debe hacer, si bien es un defecto frecuente en los proyectos, sobretodo cuando se trata de elementos tan específicos que si no se coloca el que propones no se encontrará otro de similares características.
Pues bien, el contratista no adquirió el panel en cuestión que, por lo visto, fabrica una empresa de la ciudad, sino que ofreció otro mucho más barato y que, según su criterio, era tan bueno o mejor que el propuesto por la dirección de la obra. Como ésta no se lo aceptó, el contratista se fue a denunciar el caso y la fiscal correspondiente ha abierto una denuncia contra el concejal, el autor del proyecto y el técnico municipal que intervino, así como contra el fabricante del panel propuesto.
Ahora viene lo grande. El contratista que, según se ve va por libre y compra e instala lo que a él más le interesa, denuncia que el concejal, el arquitecto y el funcionario se iban a embolsar la diferencia entre lo que él ha pagado por el panel que le ha parecido mejor y lo que los otros le reclamaban.
Bueno lo grande no es eso, lo grande es que la fiscal de Cáceres pide que se juzgue a los otros cuatro porque según informa el diario HOY: “el exedil realizó una prevaricación administrativa; y que todos cometieron un presunto delito relativo a las negociaciones y actividades prohibidas a funcionarios públicos y abuso en el ejercicio de su función; el exconcejal y el técnico municipal como autores directos, y el arquitecto que hizo el proyecto y el empresario, como cooperadores necesarios”. En lugar de averiguar si eso es así o si es el contratista quien se quiere embolsar esa diferencia, (lo que parece más lógico), se tira a la yugular de todos los que pasaban por ahí.
¿En qué se basa? ¿En lo que dice una de las partes?, la más interesada de todas, por cierto. ¿Con qué medios de prueba puede decir el contratista que tiene que ejecutar la obra que el material que el propone es igual o incluso mejor que el que aparece en el proyecto?
¿Qué base técnica ha utilizado la fiscal para determinar que eso es así y que no es el contratista quien falsea la realidad?
¿Es superior el criterio del contratista al de los técnicos?
¿Ha realizado ensayos de laboratorio, ha consultado con peritos, cómo ha llegado a esa conclusión?
La corporación municipal que hizo la obra era del PSOE y la actual, lo mismo que la Junta de Extremadura y el Gobierno de la Nación son ahora del P.P. La fiscal ha entrado a saco en un controvertido tema de obras, en el que el contratista quiere ahorrarse un dinero incumpliendo el proyecto al que se presentó y que con toda seguridad conocía suficientemente y se había comprometido a ejecutar.
A todo esto, interviene la nueva alcaldesa y dice muy digna que pide la máxima prudencia y presunción de inocencia. ¿Será que se ha dado cuenta de que la fiscalía desbarra o es que se quiera hacer la digna mientras se frota las manos?
Si este es el tratamiento que hace la justicia a un tema así, porque se trata de un antiguo concejal del otro partido, ¿que no hará si un día me coge a mí en una de estas, yo que no soy de partido alguno?
El sutil periódico no pasa de puntillas sobre tema tan delicado, al contrario: monta una encuesta preguntando a los lectores:
¿Justifica que la Fiscalía acuse a un técnico municipal, a un exconcejal, a un arquitecto y a un empresario de intentar 'beneficiarse' por la diferencia de precio de unos paneles?
Como si esto fuera el tema del día, y a lo que el 70% de los encuestados (cuando lo consulté) dice que sí, que está muy bien lo que ha hecho la fiscal.
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En definitiva lo único que llevo claro de momento es que el contratista tiene buenas amistades tanto entre los fiscales como entre los periodistas. Del periódico prefiero no hablar.
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Ya me cuidaré yo de hacer una obra con él. Claro que nadie me lo va a pedir.
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